El encanto del chacol¨ª

Convertir el chacol¨ª de bebida folcl¨®rica, popular, de trago tabernario, en un blanco moderno es todo un alarde que ya han conseguido con ¨¦xito y regularidad un buen plantel de bodegas, empezando por el pionero: los hermanos Chueca, de Txomin Etxaniz. Finalmente, se ha controlado la fermentaci¨®n, la acidez est¨¢ medida; el gusto, equilibrado, y los aromas, limpios y expresivos. El chacol¨ª es ya un vino m¨¢s all¨¢ de la nostalgia del caser¨ªo. Para conseguirlo, llevan estos bodegueros estudiando y mimando su plantaci¨®n de uva aut¨®ctona Hondarribi Zuri, con el a?adido en algunos casos de la Belza, que permite superar ciertos desequilibrios. Y es que el hist¨®rico chacol¨ª de Guip¨²zcoa y Vizcaya, o de la nueva denominaci¨®n de origen (DO) en miniatura de menos de 60 hect¨¢reas llamada Arabako Txakolina, era una bebida ¨¢cida, acerba, herb¨¢cea, con la nostalgia de la vid por su pasado rupestre. Convertirla en vino blanco no s¨®lo aceptable, sino de calidad, ha exigido trasformar las pr¨¢cticas vitivin¨ªcolas ancestrales, con una adecuada ubicaci¨®n del vi?edo, cultivado en espaldera, buscando el mayor n¨²mero posible de horas solares. Hay quien piensa que el cambio clim¨¢tico est¨¢ facilitando las cosas. El resto es tecnolog¨ªa puntera, ciencia enol¨®gica como la de Ana Mart¨ªn, Bixente Eizaguirre y tantos otros. El resultado son estos entra?ables y atractivos nuevos chacol¨ªs hechos de luz y uvas aut¨®ctonas que sin perder su ra¨ªz ¨¦tnica han conseguido un perfil moderno.