Las ¨²ltimas l¨¢grimas del rey Boabdil
El suspiro del rey chico sobre la tumba de su esposa Moraima en Mond¨²jar ha dado lugar a diversas leyendas llenas de fantas¨ªa
"Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre". Con estas palabras, en el hoy llamado Suspiro del Moro, el ¨²ltimo lugar camino de las Alpujarras desde el que puede divisarse la colina sobre la que se asienta la Alhambra; Aixa, madre del ¨²ltimo rey nazar¨ª, quiso profundizar en la herida de su hijo, que hab¨ªa decidido aceptar un se?or¨ªo en la sierra en el que poder reconstruir su vida. La ¨²ltima esperanza del rey Chico, al que una profec¨ªa hab¨ªa anunciado que todo a su alrededor ser¨ªa llanto, p¨¦rdida y muerte y que nadie sobrevivir¨ªa a su destino; era su esposa, la hermosa Moraima, que nunca hab¨ªa gozado de la simpat¨ªa de Aixa.
"T¨² tampoco supiste defenderla, ni fuiste bastante para cambiar ni tu destino ni el m¨ªo", contest¨® Boabdil a su madre, que ya comenzaba a intuir su muerte. Pero la profec¨ªa deb¨ªa cumplirse y, despu¨¦s de haber perdido el reino que marcar¨ªa la historia de Andaluc¨ªa, Boabdil se enfrent¨® a su destino.
Durante el camino, Aixa se qued¨® en el viejo castillo de Mond¨²jar junto con dos viejas sirvientas, como de manera excelente relata Magdalena Lasala en su libro Boabdil: Tragedia del ¨²ltimo rey de Granada. Tras esta primera despedida, el rey Chico fij¨® su residencia en Laujar de Andarax con la esperanza de construir una nueva vida feliz para su adorada esposa, abatida por una gran melancol¨ªa.
Al-Zagal, t¨ªo de Boabdil, lleg¨® a Fez, en el norte de ?frica, pero por su car¨¢cter temible se enfrent¨® con el rey. Condenado a vivir un largo confinamiento en un calabozo, Al-Zagal recibi¨® la oscuridad eterna cuando un verdugo quem¨® sus ojos. Tras comprar su libertad con todas sus posesiones, se convirti¨® en un mendigo que contaba viejas historias sobre el reino nazar¨ª, del que afirmaba haber sido rey sin que nadie lo creyera.
La desgracia, que ya se hab¨ªa cebado desde el nacimiento del rey Chico con la ¨²ltima familia de la dinast¨ªa nazar¨ª, no ces¨® en su empe?o de que el destino corroborara la profec¨ªa. En medio de un inmenso lago de tristeza Moraima qued¨® encinta, lo que le devolvi¨® parte de la felicidad arrebatada. Fue entonces cuando ambos decidieron abandonar las Alpujarras camino de Fez, con cuyo rey, Boabdil manten¨ªa una fraternal amistad, a pesar del trato que hab¨ªa recibido su t¨ªo. Antes de partir, en la primavera de 1493, Moraima cay¨® enferma. Cuando la hermosa reina se puso de parto, las complicaciones hicieron que tanto ella como la ni?a que llevaba en el vientre perdieran la vida. El desconsuelo de Boabdil el Chico frente al cuerpo sin vida de su amada dio lugar a un sollozo que algunas noches puede o¨ªrse en el paisaje alpujarre?o, entre una leve llovizna que acompa?¨® a Moraima en sus ¨²ltimas horas. Mientras los ¨¢rboles ven resbalar la lluvia por sus ramas, las l¨¢grimas del rey dan lugar al nacimiento de nuevos olivos.
Boabdil, desconsolado, intent¨® acabar con su vida. Pero fue in¨²til. Condenado a la inmensa soledad de ver morir a todos los que le segu¨ªan, y tras cruzar el mar en octubre de 1493, Boabdil se instal¨® en Fez. En 1528, resignado a la vida eterna, pocos d¨ªas despu¨¦s de su 60 cumplea?os, Boabdil subi¨® a su caballo para defender la ciudad de Fez de las tropas jerifes. En la batalla murieron el sult¨¢n y los generales amigos de Boabdil. Desesperado, el rey Chico, el ¨²ltimo rey de Granada, arremeti¨® contra sus enemigos y encontr¨® la muerte sobre su corcel, que arrastr¨® su cuerpo por todo el lecho del r¨ªo hasta llegar al mar.
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