Higgs y los rov¨ªridos
En 1993, el ministro brit¨¢nico de Ciencia, William Waldegrave, repar¨® en que su departamento estaba gastando mucho dinero en la b¨²squeda del bos¨®n de Higgs, una part¨ªcula postulada por los f¨ªsicos te¨®ricos, y acerca de la cual los ciudadanos brit¨¢nicos lo ignoraban todo minuciosamente. ?No habr¨ªa alg¨²n cient¨ªfico en todo el pa¨ªs que fuera capaz de justificar esas partidas presupuestarias ante el siempre receloso contribuyente? Waldegrave lanz¨® el desaf¨ªo: "A¨²n no he decidido si mi departamento financiar¨¢ los experimentos propuestos para buscar el bos¨®n de Higgs, pero prometo financiar una botella de champ¨¢n a quien logre explicarme qu¨¦ es". Viendo peligrar las subvenciones, los cient¨ªficos brit¨¢nicos respondieron con las mejores met¨¢foras que pudieron imaginar, y el f¨ªsico David Miller se gan¨® el champ¨¢n con la siguiente historia.
Viendo peligrar las subvenciones, los cient¨ªficos brit¨¢nicos respondieron con las mejores met¨¢foras
La sala de reuniones del partido tory est¨¢ llena de militantes que charlan tranquilamente cuando, de pronto, la se?ora Thatcher entra por la puerta. A medida que Thatcher camina por la habitaci¨®n, los militantes m¨¢s cercanos forman corrillos a su alrededor y, en consecuencia, dificultan el movimiento de su l¨ªder. Los militantes representan el campo de Higgs, una forma de energ¨ªa que impregna todo el espacio y confiere masa a las part¨ªculas. Un prot¨®n, por ejemplo, no tendr¨ªa masa si no fuera por el campo de Higgs. Sin ese campo misterioso, todos ser¨ªamos livianos como el fot¨®n, y nos mover¨ªamos, como ¨¦l, a la velocidad de la luz.
N¨®tese que en la par¨¢bola de Miller la "masa del prot¨®n" no es una sustancia que acompa?a al prot¨®n en su desplazamiento: ahora son estos diez militantes y un segundo despu¨¦s son otros diez distintos. Pero siempre son diez, porque ¨¦se es el atractivo t¨ªpico de la se?ora Thatcher. Por eso todos los protones tienen la misma masa. Si estuvi¨¦ramos en Espa?a, la entrada de Aznar en la sala de reuniones de G¨¦nova hubiera tenido el mismo efecto, y dir¨ªamos que Aznar tiene masa diez, igual que Thatcher. Otras part¨ªculas son menos atractivas para el campo de Higgs y, por tanto, son m¨¢s ligeras que el prot¨®n. Imaginemos, por ejemplo, que Rajoy entra en la sala y s¨®lo se le acercan cinco diputados. Pues diremos que Rajoy tiene masa cinco, a ver qu¨¦ vamos a decir.
Bien, ?y el bos¨®n de Higgs? En el extra?o mundo subat¨®mico, las cosas son a la vez difusas y concretas. Por ejemplo, la luz es a la vez un campo y un conjunto de part¨ªculas (fotones). Si hay un campo de Higgs, debe haber part¨ªculas (bosones) de Higgs. Pero aqu¨ª ocurre algo muy extra?o. Si lo que confiere masa a cualquier part¨ªcula es su interacci¨®n con el campo de Higgs, ?qui¨¦n le confiere masa al propio bos¨®n de Higgs? Ay, amigos, ya veo peligrar el champ¨¢n.
Imaginemos que, en vez de Aznar, lo que llega a G¨¦nova es el mero rumor de que Aznar va a venir. Los militantes m¨¢s cercanos a la puerta forman un corrillo para o¨ªr la noticia. Luego pasan el rumor a los siguientes, que forman un corrillo, etc¨¦tera. El resultado es un corrillo que se propaga, aunque los militantes no se mueven en realidad. Ese corrillo virtual es el bos¨®n de Higgs. Tambi¨¦n tiene masa, pero esta vez gracias a s¨ª mismo.
Pero tambi¨¦n hay part¨ªculas que no tienen masa, como los fotones. ?Qu¨¦ pasa aqu¨ª? Pues que ha entrado en la habitaci¨®n un t¨ªpico rov¨ªrido, de la familia de los desvertebrados. En cuanto el rov¨ªrido aparece por la puerta, los diez militantes m¨¢s cercanos salen despavoridos y empujan a los siguientes hasta formar un halo de inhibici¨®n por el que el rov¨ªrido puede moverse a sus anchas. De hecho, basta que el rov¨ªrido gire la cabeza para que se forme un halo el¨ªptico orientado en la direcci¨®n de su mirada. De ah¨ª que los rov¨ªridos carezcan de masa y puedan moverse a la velocidad de la luz. Ahora s¨ª. ?Me pasan el champ¨¢n, si hacen el favor?
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