Enfados y silencios ante una cita hist¨®rica
El Betis encara su decisivo encuentro monegasco sin hallar la paz en su vestuario
El Betis se juega hoy ante el M¨®naco su historia y su orgullo. Tras la victoria en la ida de la fase previa de la Liga de Campeones en Heli¨®polis (1-0), el propio club se ha escopetado hacia arriba. La directiva no ha hecho m¨¢s que presumir del t¨ªtulo de campe¨®n de la Copa, paseando al trofeo por todo tipo de celebraciones paganas y religiosas durante el verano, y de la clasificaci¨®n para la Champions, para la cual a¨²n no est¨¢ clasificado. Pero no hay paz interna que permita el disfrute de la competici¨®n por s¨ª misma.
La UEFA dio a los mandatarios b¨¦ticos el primer sofoc¨®n al no permitir que se usara en el estadio Ruiz de Lopera ninguno de los s¨ªmbolos reconocibles de la competici¨®n. Ni se permiti¨® que sonara el pegadizo himno por los altavoces del estadio sevillano, ni que se jugara el partido frente al M¨®naco con el bal¨®n reglamentario y estampado de estrellas, ya que la UEFA no considera las rondas previas como parte de la Champions. Pero eso es un berrinche para los que eligieron presumir antes de tiempo. Lo complicado, lo inesperado y hasta lo il¨®gico, al menos para el hincha, est¨¢ en dos frentes de descontento que crecen dentro de la plantilla: la bronca de Assun??o con el equipo t¨¦cnico tras sentirse se?alado como responsable de la goleada (0-3) recibida ante el Bar?a en la ida de la Supercopa, en Sevilla, y la reivindicaci¨®n que exigen con clamorosos y estudiados silencios ante los medios de comunicaci¨®n los suplentes tras su victoria en el Camp Nou (1-2) en la vuelta.
Serra Ferrer, mediador entre los jugadores enojados y Lopera, est¨¢ en un sinvivir
Assun??o se enfad¨® much¨ªsimo cuando Oliveira le arrebat¨® la pelota de las manos mientras ya la manoseaba para colocarla, seg¨²n su ritual, en el saque de una falta a pocos metros del ¨¢rea barcelonista. El partido estaba a¨²n empatado y Oliveira estrell¨® el pelotazo en los torsos de la barrera azulgrana. Pero lo que realmente enfad¨® al centrocampista brasile?o fue que le sustituyeran. A ¨¦l le pareci¨® que el entrenador, Lloren? Serra Ferrer, le convert¨ªa as¨ª en pagano de los muchos fallos de la medular ese d¨ªa, en el que el t¨¦cnico estren¨® su nuevo esquema de tres en el centro, integrado por el brasile?o, Rivera y Miguel ?ngel. El proyecto no estaba rodado, aunque se presume que ser¨¢ el elegido para la temporada. Assun??o estuvo ayer ap¨¢tico y protest¨®n e incluso lleg¨® a enfrentarse abiertamente con dos miembros de la directiva verdiblanca en el vuelo hacia Niza. Pero no ha mostrado enfado alguno, en contra de lo que se pudiera presumir, con Oliveira. Junto con su compatriota Edu, los tres forman una pi?a. Y amenazan con convertirse en un nubarr¨®n.
Serra Ferrer est¨¢ en un sinvivir. El a?o pasado ya tuvo que mediar para que se solucionaran algunas de las cuestiones sensibles y, sobre todo, los pagos del contrato de Assun??o. Oliveira, tras el partido frente al M¨®naco, amenaz¨® con irse si no le daban "seguridad de cobro". De nuevo el entrenador fue el mediador. Edu, uno de los mejores de la pasada campa?a, lleva meses quej¨¢ndose de que el club no le reconoce su trabajo, ya que no le ficha de una vez y mantiene su situaci¨®n de cedido por el Celta. Serra Ferrer ya se ve dando la cara de nuevo para convencer al presidente y propietario del club para que escuche las peticiones de un jugador del que no puede prescindir.
A la pataleta de los te¨®ricos suplentes tras su victoria en Barcelona respondi¨® ayer, tajante, Serra Ferrer, que asegur¨® que no cambiar¨¢ sus planes por un partido. Pero lo que no se explican ni el entrenador ni nadie es el porqu¨¦ de tantas caras largas cuando se deb¨ªa vivir el ambiente m¨¢s alejado posible de la reivindicaci¨®n individual. Cuando est¨¢ en juego el prestigio y la historia del club.
M¨®naco: Roma; Maicon, Squillaci, Modesto, Evra; Zikos, Gerard; Kapo, Sorlin, Meriem; y Adebayor.
Betis: Doblas; Melli, Luis Fern¨¢ndez, Juanito, Rivas; Joaqu¨ªn, Assuns?o, Miguel Angel, Rivera; Edu y Oliveira.
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