Bono no ve indicios de ataque o fallo t¨¦cnico pero evita culpar al piloto del Cougar

El ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono, se enfrenta hoy en el Congreso a una dif¨ªcil papeleta: ofrecer una explicaci¨®n al siniestro del helic¨®ptero Cougar que el pasado d¨ªa 16 se estrell¨® al sur de Herat (Afganist¨¢n) con 17 militares espa?oles sin llevar el razonamiento a sus ¨²ltimas consecuencias l¨®gicas. El informe inicial de la comisi¨®n de investigaci¨®n, que ayer recibi¨® el ministro, se?ala que no se han encontrado indicios de que un ataque o un fallo del aparato provocara el desastre. Bono, sin embargo, no quiere hablar de fallo humano y menos culpar al piloto que perdi¨® la vida junto a sus compa?eros.

El viento de cola ayud¨® al aparato a subir la colina pero le empuj¨® hacia el suelo al bajarla

Bono explicar¨¢ hoy c¨®mo se produjo el accidente, a las 11.01 (hora local) del martes de la semana pasada. Dos Cougar espa?oles se dirig¨ªan desde su base de Herat a Shindahad, unos 100 kil¨®metros al sur, para realizar un ejercicio con el Ej¨¦rcito afgano cuando, al descrestar una monta?a, el primer aparato roz¨® un mont¨ªculo, perdi¨® el control y fue a estrellarse a unos 50 metros.

La tripulaci¨®n del segundo aparato vio una columna de humo, pens¨® que sus compa?eros hab¨ªan sido atacados y realiz¨® una maniobra de evasi¨®n tan brusca que a punto estuvo de costar la vida a sus ocupantes.

La Comisi¨®n para la Investigaci¨®n T¨¦cnica de Accidentes de Aeronaves Militares, presidida por el general Enrique Pina, quien se traslad¨® a Afganist¨¢n tras el siniestro, no ha encontrado ning¨²n rastro de que el primer helic¨®ptero fuera atacado.

Tampoco ha hallado indicio alguno de que sufriera un fallo t¨¦cnico, aunque sus restos a¨²n deben ser repatriados para someterlos a un an¨¢lisis exhaustivo.

Los Cougar son los helic¨®pteros m¨¢s modernos del Ej¨¦rcito de Tierra. La aeronave siniestrada, seg¨²n fuentes militares, se entreg¨® en 1999 y ten¨ªa 1.200 horas de vuelo, mientras que la que hizo el aterrizaje de emergencia, que tampoco volver¨¢ a volar, data de 2000 y ten¨ªa 1.130 horas.

Los helic¨®pteros realizaban un vuelo a baja cota, entre tres y 10 metros de altura, para evitar un hipot¨¦tico ataque con misiles antia¨¦reos port¨¢tiles. Al volar tan bajo, un eventual agresor no tendr¨ªa tiempo para apuntar.

Obviamente, si el Cougar roz¨® con el suelo -primero con el pat¨ªn que protege el rotor trasero, luego con el tren de aterrizaje- es porque se acerc¨® demasiado. Lo que la investigaci¨®n no ha podido determinar todav¨ªa es la causa por la que lo hizo. Las fuentes consultadas estiman que normalmente no hay un solo factor para explicar estos accidentes.

Entre las circunstancias citadas desde el primer momento est¨¢ el viento, de 20 o 30 nudos (de 36 a 54 kil¨®metros por hora). Era viento de cola, que ayud¨® al Cougar a subir la colina, pero le empuj¨® hacia el suelo al bajarla.

A partir de ah¨ª, entrar¨ªa en juego el factor el humano. El piloto pudo sufrir una distracci¨®n, un error de c¨¢lculo o un exceso de confianza. Pero Bono no quiere entrar en ese asunto, seg¨²n fuentes de su entorno. En primer lugar, porque la investigaci¨®n acaba de empezar -al informe inicial, a los siete d¨ªas, seguir¨¢ el preliminar, a los 21, y el final, a los 45- y, en segundo lugar, porque el piloto est¨¢ entre las v¨ªctimas.

Ni siquiera se sabe con seguridad qui¨¦n llevaba el c¨ªclico (con el que se controla la direcci¨®n del aparato), si el capit¨¢n o el brigada. Los Cougar no tienen caja negra y, en consecuencia, no hay registro de la altura a la que volaba antes de estrellarse. La ¨²nica prueba es el testimonio de los tres tripulantes del segundo helic¨®ptero, quienes vieron al primero durante todo el trayecto hasta segundos antes del siniestro.

En estas condiciones, Bono tendr¨¢ que dejar sin despejar la inc¨®gnita sobre la causa ¨²ltima del accidente que ha costado, adem¨¢s de 17 vidas, m¨¢s de 20 millones.

Antonio Marino, presidente de la Asociaci¨®n de Pilotos Comerciales y T¨¦cnicos de Mantenimiento de Helic¨®pteros, cree que, con los datos conocidos, todo apunta al fallo humano, pero esto, agrega, no supone culpar al piloto: "Deben revisarse el planeamiento de la misi¨®n, los procedimientos, el estr¨¦s, la fatiga o el adiestramiento de la tripulaci¨®n".