Una mirada atl¨¢ntica desde Mazag¨®n

Rodolfo Bar¨®n, nacido en El Salvador en 1947, tiene desde hace casi dos d¨¦cadas una casa junto a la playa de Mazag¨®n (Moguer, Huelva) que mira al mar. Desde 1998 trabaja en ese enclave costero onubense como jefe de comunicaci¨®n de la Mancomunidad Moguer-Palos de la Frontera. En uno de los estantes de su despacho asoma t¨ªmidamente una peque?a bandera de El Salvador: "Para no perder los or¨ªgenes. Tengo familia que vive a¨²n all¨ª", dice.

"Siempre me ha gustado mucho el mar y para un hispanoamericano tener una casa en la zona de la que partieron las tres carabelas que descubrieron Am¨¦rica es una enorme satisfacci¨®n", afirm¨® Rodolfo Bar¨®n, que se asent¨® en la provincia de Huelva definitivamente en 1987 y particip¨® activamente en los actos de organizaci¨®n del V Centenario del Descubrimiento, en 1992.

Su trabajo siempre ha estado vinculado a la provincia onubense. Hasta 1986 fue representante de El Salvador en el Consejo Directivo de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI) y muchas de las actividades culturales promovidas por esta organizaci¨®n ten¨ªan a Huelva como sede. "Lo m¨¢s importante es la educaci¨®n de un pueblo. Y eso es lo que necesita Hispanoam¨¦rica. He cre¨ªdo siempre en mi trabajo como promotor de esa educaci¨®n", subray¨®.

Este salvadore?o considera que a Suram¨¦rica "le pasa un poco como a Andaluc¨ªa: que crea genios. Ah¨ª est¨¢ Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Jorge Luis Borges o Juan Rulfo, entre otros, pero el continente necesita de otros como, por ejemplo, de peritos agr¨ªcolas que trabajen en los pueblos", explic¨®. Para Rodolfo Bar¨®n Hispanoam¨¦rica "es un rosario multicultural muy distinto a los pa¨ªses occidentales, desarticulado, y tremendamente rico al mismo tiempo".

La familia de Rodolfo Bar¨®n se desplaz¨® a Espa?a cuando ¨¦l era un adolescente. Su padre, Rodolfo Bar¨®n Castro, fue diplom¨¢tico. Sus hermanas estudiaron en colegios franceses, pero ¨¦l se form¨® en Espa?a. "Al estar en una familia de diplom¨¢ticos, uno vive envuelto en el ambiente de su tierra, porque los diplom¨¢ticos, en los lugares donde los destinan, viven algo desarraigados, reciben los peri¨®dicos del pa¨ªs y las conversaciones giran en torno a la pol¨ªtica de all¨ª", afirm¨®.

"Recuerdo que cuando regresaba a mi casa del colegio, mi padre me somet¨ªa a una especie de lavado de esponja. Aunque estaba exento de las asignaturas de formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional y de Religi¨®n, mi padre trataba de inclinar mis ideas hacia un pensamiento m¨¢s liberal", dijo.

Rodolfo Bar¨®n no olvida en Huelva sus otras dos pasiones: la fotograf¨ªa y la pintura. En su juventud llev¨® una vida bohemia en Francia como pintor antes de iniciar sus estudios en el Instituto Universitario de Ciencias de la Empresa en Sevilla. "Me di cuenta de que empezaba tarde y decid¨ª volver a Espa?a a retomar mis estudios", se?ala.

Bar¨®n sigue realizando sus composiciones fotogr¨¢ficas, que suele exponer en Huelva. Sus ¨²ltimos trabajos estuvieron colgados en la sede la mancomunidad bajo el t¨ªtulo Mis modelos, visiones y el meteorito, en los que combina fotograf¨ªa, juego de luces y arte pop. "No puedo dejar de dedicarme a lo que m¨¢s de gusta en esta vida: el arte", concluy¨®.