El trabajo entretenido
Hace cincuenta a?os hab¨ªa un canto para cada labor y cada fecha: cantos para rodar la piedra reci¨¦n cortada, para trillar, para amasar la harina, para andar el camino, para celebrar los mayos... Los pueblos de Espa?a conservaban un patrimonio musical vivo riqu¨ªsimo, de dominio colectivo. La tierra y el arte se cultivaban de una sola vez: no hay cante m¨¢s hondo que el del labrador en el trillo, acompasado por sus mulas. Hab¨ªa una casta de artistas, pero tambi¨¦n una ligaz¨®n entre cultura y trabajo que la sociedad industrial ha cortado de ra¨ªz. Cantar en el tajo est¨¢ mal visto. El trabajador que se divierte levanta sospechas. No importa la competencia, sino la competitividad. Hace un siglo, los obreros de las tabaqueras cubanas contrataban de su bolsillo a un lector. Mientras escog¨ªan las hojas de tabaco, les quitaban la vena, rellenaban los puros, les pon¨ªan la vitola, el lector le¨ªa la prensa en voz alta y, despu¨¦s, a Zola, a Tolst¨®i, a Cervantes. La jornada se remataba cantando, y, al d¨ªa siguiente, el lector continuaba su libro desde donde lo dej¨®. Lo cuenta Nilo Cruz (Matanzas, Cuba, 1960) durante un ensayo de su obra Ana en el tr¨®pico, Premio Pulitzer de 2003, que ¨¦l mismo est¨¢ dirigiendo en Tres Cantos (Madrid): se estrena el 18 de septiembre en el Teatro Alc¨¢zar. Las cigarreras, dice, cobraban lo mismo que los cigarreros, los negros igual que los blancos, los patronos como los empleados. Emigrantes cubanos y espa?oles trasladaron este modelo a Florida: los estadounidenses lo vieron con malos ojos, porque el r¨¦gimen de sus f¨¢bricas era muy distinto, y tem¨ªan que cundiera el ejemplo.
El crack burs¨¢til de 1929, la Gran Depresi¨®n y la radio acabaron con los lectores en s¨®lo dos a?os. Ana en el tr¨®pico comienza con dos escenas simult¨¢neas en las que queda dibujado el car¨¢cter de los protagonistas. Santiago, el propietario de la f¨¢brica, apuesta en las peleas de los gallos, pierde y le pide prestado a Chester, su hermanastro estadounidense, a quien los cubanos llaman Chech¨¦: pone su f¨¢brica como garant¨ªa, y le firma el compromiso a navaja en la suela del zapato. Mientras, la esposa y las dos hijas de Santiago esperan en el malec¨®n al nuevo lector cubano, guapo, joven, que viene con Anna Karenina bajo el brazo. Lo que ocurre en la novela desata y comenta lo que va a suceder en escena.
Nilo Cruz comenz¨® a escribir mientras estudiaba teatro. Los protagonistas de Night Train to Bolina, su primera obra, son dos ni?os centroamericanos durante las guerras civiles de los a?os ochenta. En Dancing on her Knees, "mezclo a vivos, muertos y ¨¢ngeles que van en su persecuci¨®n en la noche de difuntos", dice durante el descanso del ensayo. Dirige desde la primera fila de butacas, persuade a sus actores y escucha lo que ¨¦stos proponen: "Vamos a verlo. Estoy dispuesto". Cruz lleva en Estados Unidos desde los diez a?os, cuando su padre fue reclamado legalmente por un hermano emigrado antes de la revoluci¨®n. "En Cuba llevaba una vida m¨¢s libre, estaba m¨¢s con los amigos. En Estados Unidos hab¨ªa disturbios raciales, mis padres me ten¨ªan en casa y me acostumbr¨¦ a estar solo, cosa importante para un escritor". Lorca con un vestido verde, ¨²nica de sus obras publicada en Cuba, da fe de un fervor que le ha llevado varias veces a Granada. En Salobre?a ha escrito Beauty of the Father, su ¨²ltima pieza: se estrena esta temporada en Nueva York. "Habla de una norteamericana que viene a buscar a su padre, y conoce a su amante magreb¨ª".
Ana en el tr¨®pico es una de las dos ¨²nicas comedias de la historia que han ganado el Pulitzer antes de ser estrenadas en Nueva York. El jurado ni siquiera hab¨ªa visto el montaje del New Theatre de Miami: la lectura le bast¨® para preferirla a La cabra, de Edward Albee. En el montaje espa?ol, la cantante Lolita act¨²a junto a Joan Crosas, Jos¨¦ Pedro Carri¨®n, Tony Acosta, Luis Fernando Alv¨¦s y los cubanos Pablo Dur¨¢n y Teresa Mar¨ªa Rojas. Todos manejan hojas de tabaco canario y tuercen puros mientras act¨²an, con habilidad aprendida de una vieja cigarrera.
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