"Mi hijo muri¨® por una mentira"
Cindy Sheehan era una mujer de parroquia, dedicada a Dios y a su familia. Su hijo Casey, de 24 a?os, muerto en la guerra de Irak hace m¨¢s de un a?o, plant¨® 1.100 ¨¢rboles dentro de su proyecto de boy scout. Casi hasta que parti¨® a la guerra, Casey Sheehan fue tambi¨¦n un muchacho devoto. Hasta que un d¨ªa sorprendi¨® a toda la familia y se alist¨® voluntario para luchar en la guerra de Irak donde morir¨ªa a los pocos d¨ªas de llegar dentro de un equipo encargado de buscar las armas de destrucci¨®n masiva que desencadenaron la invasi¨®n del pa¨ªs en marzo de 2003.
Toda la fe cat¨®lica de esta mujer alta y robusta, que se cas¨® a los 20 a?os con su novio de toda la vida y del que ahora se acaba de divorciar, se ha transformado en activismo pol¨ªtico. Con 48 a?os y tras haber tra¨ªdo al mundo a cuatro hijos -Casey era su primog¨¦nito-, Sheehan asegura que nunca pens¨® en ser activista de nada m¨¢s que su fe. "Incluso ahora no me veo a m¨ª misma de esa manera, incluso ahora que voy a ir a Washington, s¨®lo quiero que acabe la guerra y voy a utilizar todos los medios a mi alcance para que as¨ª sea".
"Bush ha infravalorado a todo un movimiento que le est¨¢ diciendo lo que nadie se atreve a decirle, que esta guerra fue un error" "No quiero que el presidente justifique su pol¨ªtica exterior imperialista con la sangre y el honor de mi hijo"
Sheehan vive pr¨¢cticamente rodeada de un equipo de asesores, entre los cuales se encuentra el grupo de mujeres CodePink contra la guerra. Estas mujeres de rosa, color que las define como asociaci¨®n, planifican cada minuto del d¨ªa de Sheehan. Conceden entrevistas de cinco minutos y se justifican explicando que "ayer dedic¨® casi 20 horas del d¨ªa a entrevistas". Quiz¨¢ por eso todos aseguren que la mujer que se ha convertido en icono del pacifismo en Estados Unidos no duerme m¨¢s all¨¢ de cuatro horas al d¨ªa.
A dos d¨ªas de emprender un viaje de tres semanas que le llevar¨¢ hasta la capital de la naci¨®n, Cindy Sheehan asegura que "la Administraci¨®n de Bush ha infravalorado nuestra capacidad de convocatoria, ha infravalorado a todo un movimiento que le est¨¢ diciendo lo que nadie se atreve a decirle: que esta guerra fue un error". Cindy Sheehan se explica tranquila y con una voz que recuerda otros tiempos en los que daba charlas en la iglesia. "Me acusan de antipatriota por querer traer las tropas a casa, y yo les digo: 'Es una obligaci¨®n patri¨®tica proteger a un pa¨ªs de su Gobierno".
El t¨ªpico estilo de vida americano en el que pasaba los d¨ªas Cindy Sheehan se quebr¨® con la muerte de su hijo. Procedente de una familia de clase media, Sheehan creci¨® a las afueras de Los ?ngeles para formar con el tiempo otra familia de clase media en Vacaville, a medio camino entre Sacramento y San Francisco (California). Pero el 4 de abril de 2004 su hijo mor¨ªa por "una mentira". "Se ha demostrado que esta guerra se bas¨® en mentiras y traiciones. Mi hijo muri¨® por una mentira, y la ¨²nica manera de apoyar a nuestros j¨®venes es sacarlos de all¨ª y traerlos a casa sanos y salvos".
Confiesa que tiene el coraz¨®n roto y que su dolor s¨®lo se mitigar¨¢ cuando sepa que ninguna otra madre pasar¨¢ por lo que ella est¨¢ pasando. Cree que 1.862 madres de 1.862 soldados muertos en Irak son demasiados corazones destrozados. "Mi hijo Casey fue asesinado por Bush y su insana, arrogante y cruel pol¨ªtica exterior", cuenta Sheehan. Desde que el pasado 6 de agosto decidiera convertirse en la pesadilla del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y amargarle las vacaciones frente a su rancho de Crawford (Tejas), Sheehan ha reclamado una entrevista del comandante en jefe del Ej¨¦rcito. ?ste se ha negado a recibirla en todo momento. Al principio de la acampada en Crawford, Bush le hizo llegar un mensaje a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n a esta madre con una causa. "Me dijo que mi hijo hab¨ªa muerto por una causa noble". "Quiero de verdad saber cu¨¢l es esa causa", afirma Sheehan. "Y lo quiero saber por ¨¦l".
Sin que en ning¨²n momento se le quiebre la voz, la mujer que ha emprendido la cruzada contra la guerra en Estados Unidos contin¨²a: "Esta guerra no s¨®lo es ilegal sino inmoral. Nuestro deber como seres humanos con moral es oponernos a ella con todas nuestras fuerzas", dice. Pero el presidente dice que hay que seguir en Irak para honrar la memoria de los soldados ca¨ªdos como Casey. Y Sheehan le responde: "?Por qu¨¦ habr¨ªa de querer nadie otra madre con el alma rota en Am¨¦rica porque mi hijo ya est¨¦ muerto? No quiero que Bush justifique su muerte y su asesinato y su pol¨ªtica exterior imperialista con la sangre y el honor de mi hijo"
"Quiero que honre a mi hijo sacando las tropas de Irak y tray¨¦ndolas a casa inmediatamente", concluye Sheehan sin ni siquiera hacer una pausa. Es Cindy Sheehan. Cargada de razones y camino de Washington.
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