El PP de Rajoy
Que el presidente del primer partido de la oposici¨®n arremeta contra "los desaguisados" del Gobierno y se comprometa a combatirle con dureza en el curso que ahora se inicia es algo que va de suyo. Lo novedoso es que Rajoy haya a?adido que en febrero se celebrar¨¢ una Convenci¨®n destinada a actualizar el proyecto pol¨ªtico del Partido Popular porque "el mundo ha cambiado" y porque "no basta hacer oposici¨®n: hay que presentar alternativas". Lo que podr¨ªa tomarse por una autocr¨ªtica.
El curso anterior se cerr¨® pr¨¢cticamente con las elecciones gallegas del 19 de junio. En ellas se pon¨ªa a prueba hasta qu¨¦ punto era v¨¢lida la alternativa de mayor¨ªa absoluta del PP contra alianzas inseguras como las propiciadas por el PSOE. La prueba era especialmente interesante por producirse en una comunidad en la que el partido conservador llevaba cuatro legislaturas gobernando en solitario. El resultado ha cargado de raz¨®n a quienes cuestionaban la validez universal de ese planteamiento del todo o nada.
Tras el inesperado pase a la oposici¨®n de 2004, bastante ten¨ªa Rajoy con mantener unido al partido como para pensar en actualizaciones program¨¢ticas. M¨¢s apto por sus caracter¨ªsticas personales para gobernar que para liderar la oposici¨®n, el sucesor designado por Aznar ha sobreactuado a veces, como en el ¨²ltimo debate del estado de la naci¨®n: su mensaje catastrofista -sobre el terrorismo, especialmente- rest¨® credibilidad a sus cr¨ªticas sobre esa y otras cuestiones, y reforz¨® los lazos entre el Gobierno y sus socios. Ya entonces hubo voces del PP que reclamaron mayor finezza, de acuerdo con lo que el propio Rajoy hab¨ªa recomendado con ocasi¨®n del v¨ªdeo sobre el 11-M preparado por los m¨¢s fieles a Aznar: que hab¨ªa que criticar al Gobierno "con contundencia, pero tambi¨¦n con finura y no desde las v¨ªsceras".
Si es eso lo que se propone, tendr¨¢ que vencer resistencias internas, y en primer lugar la de quienes creen que es posible (y deseable) resucitar el clima de bronca y deslegitimaci¨®n del Gobierno del periodo 1993-96. El electorado moderado, que puede compartir muchas cr¨ªticas del PP, dif¨ªcilmente entender¨¢ una negativa a alcanzar acuerdos con el Gobierno sobre los cruciales asuntos que est¨¢n sobre la mesa. El encuentro con Zapatero del lunes puede ser la ocasi¨®n para ello. Tambi¨¦n tendr¨¢ que convencer a los suyos de que la exaltaci¨®n de los ocho a?os de gobierno popular no basta para recuperar el voto de centro que le dio la mayor¨ªa en 2000. La convenci¨®n de febrero ser¨ªa la oportunidad para hacerlo.
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