Sin noticias de Ratzinger
El f¨ªsico Lawrence Krauss segu¨ªa ayer sin noticias de Ratzinger. Les recuerdo en dos frases de qu¨¦ va el tema. A Krauss se le ocurri¨® contraponer la cerraz¨®n de los creacionistas norteamericanos con una supuesta tolerancia evolucionista del Vaticano, y ni hab¨ªan pasado dos semanas cuando el influyente cardenal de Viena, Christoph Sch?nborn, le respondi¨® que de eso nada, que Roma ni acepta ni puede aceptar una evoluci¨®n basada en los ciegos azares de la selecci¨®n natural. Krauss y otros dos cient¨ªficos escribieron en julio al Papa pidi¨¦ndole que desautorizara a Sch?nborn, toda vez que el cardenal se hab¨ªa cargado directamente la teor¨ªa de Darwin, y justo cuando el presidente Bush preparaba su aparatosa declaraci¨®n de apoyo a la ense?anza del creacionismo. Pero ya ven, no parece que el Papa se haya desga?itado para conseguir plaza en el primer vuelo a Viena y someter a Sch?nborn a p¨²blico escarnio para reconciliarse con los cient¨ªficos. Tal vez haya una rectificaci¨®n m¨¢s adelante, hacia el siglo XXV.
Hasta Roma acepta la ciencia cuando le viene bien. Lo que nos fuerza a creer que Darwin le viene fatal
La cuesti¨®n evolutiva no es un simple cap¨ªtulo m¨¢s de las tensiones hist¨®ricas entre ciencia y religi¨®n. El fil¨®sofo Daniel Dennett, que ha terciado estos d¨ªas en el debate (www.edge.org), se maravilla de que los movimientos religiosos la tengan tomada con el darwinismo, cuando seguramente podr¨ªan recabar muchos m¨¢s apoyos populares contra la mec¨¢nica cu¨¢ntica o la teor¨ªa de la relatividad. La raz¨®n, seguramente, es que ninguna religi¨®n se siente atacada por la mec¨¢nica cu¨¢ntica ni por la teor¨ªa de la relatividad. Recuerden que fue un cura quien propuso el Big Bang, y que P¨ªo XII aplaudi¨® la teor¨ªa como la confirmaci¨®n cient¨ªfica del G¨¦nesis. Hasta Roma acepta la ciencia cuando le viene bien. Lo que nos fuerza a la conclusi¨®n de que Darwin le viene fatal. O eso cree Roma.
La demonizaci¨®n cristiana del darwinismo tiene m¨¢s de man¨ªa hist¨®rica que de argumento teol¨®gico. Cuando embarc¨® como naturalista en el H. M. S. Beagle, Darwin se sab¨ªa de memoria la Teolog¨ªa natural del reverendo William Paley, un libro que demostraba la existencia de Dios mediante los evidentes signos de dise?o que muestran los seres vivos. Y El origen de las especies puede leerse como una refutaci¨®n meticulosa y obsesiva del libro de Paley "hasta en el estilo de los argumentos, la elecci¨®n de los ejemplos, los ritmos y las palabras", seg¨²n ha documentado el evolucionista Stephen Jay Gould. La selecci¨®n natural es una teor¨ªa para fabricar dise?os sin necesidad de dise?ador: una teor¨ªa hecha a medida para pulverizar los argumentos del reverendo, uno por uno y sin compasi¨®n. Paley no fue una v¨ªctima colateral de la evoluci¨®n. Darwin fue a por ¨¦l y lo corne¨®. Por eso no le perdonan.
Porque, por lo dem¨¢s, mal se puede sostener que el darwinismo sea una amenaza mayor para el cristianismo que la incertidumbre de Heisenberg, que le proh¨ªbe a Dios saber d¨®nde est¨¢n las part¨ªculas que acaba de crear, o los universos paralelos, donde un alma puede ser pura o pecadora seg¨²n en qu¨¦ universo mire uno.
El director del Proyecto Genoma, Francis Collins, que est¨¢ preparando un libro para explicar los detalles de su fe cristiana, declaraba hace una semana en The New York Times: "Las similitudes de los genes humanos con los de otros mam¨ªferos, gusanos y hasta bacterias son impresionantes. Si Darwin hubiera tratado de imaginar una forma de probar su teor¨ªa, no podr¨ªa haber encontrado nada mejor, salvo una m¨¢quina del tiempo. Pedir a alguien que rechace todo eso para probar lo mucho que ama a Dios... ?Qu¨¦ horrible elecci¨®n!".
A m¨ª no me parece tan horrible, la verdad. ?Qu¨¦ clase de Dios es el que dota de ojos a sus criaturas para luego pedirles que no los usen?
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