El secuestro de la estad¨ªstica
En noviembre de 2004, seg¨²n los datos proporcionados ante el Senado por la ministra de Sanidad, en Espa?a hab¨ªa 406.264 pacientes en lista de espera quir¨²rgica. De ellos, 34.977 llevaban esperando m¨¢s de seis meses. En la mayor¨ªa de los casos se trataba de operaciones relacionadas con la movilidad de los enfermos o con su visi¨®n. "Es una espera inaceptable", aseguraba Elena Salgado. Efectivamente, la ceguera o la invalidez no se pueden soportar con facilidad, por mucho que, c¨ªnicamente, se las considere como "molestias".
Desde noviembre hasta hoy es probable que esos datos no hayan mejorado. Desde luego lo que ha empeorado es la estad¨ªstica: ahora ya no hay forma de saber cu¨¢nta gente est¨¢ esperando, porque todas las promesas de crear una "Iniciativa Estrat¨¦gica en Listas de Espera" (como lo denomin¨® la se?ora Salgado) han quedado en agua de borrajas. Hace mucho tiempo que las comunidades aut¨®nomas, responsables directas de la gesti¨®n sanitaria, no ponen en com¨²n los datos sobre la salud de sus ciudadanos.
En este pa¨ªs, aqu¨ª y ahora, no hay manera, ni tan siquiera, de crear un registro "nacional", "federal", "estrat¨¦gico" o como quiera que se les antoje llamarle con datos sobre los casos de c¨¢ncer que se registran anualmente y cuya existencia ser¨ªa muy conveniente para mejorar la prevenci¨®n o el diagn¨®stico precoz de la enfermedad o para avanzar en la todav¨ªa poco extendida b¨²squeda de tratamientos individualizados.
Lo incre¨ªble es que en Espa?a, o mejor dicho en sus 17 comunidades aut¨®nomas, los datos sobre la sanidad y la salud son "propiedad" de los pol¨ªticos y que los ciudadanos y los expertos se las ven y se las desean para conseguir migajas de informaci¨®n. Ahora que se habla tanto de una nueva distribuci¨®n de competencias entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas quiz¨¢s ser¨ªa el momento de reclamar la centralizaci¨®n obligatoria y omn¨ªmoda de todo tipo de datos estad¨ªsticos. Es urgente disponer de un centro como el Servicio Federal de Estad¨ªsticas de Estados Unidos (http://www.fedstats.gov/) en el que cualquier ciudadano puede saber desde el n¨²mero de pinos plantados en Utah hasta la mortalidad por c¨¢ncer en cualquier Estado de la Uni¨®n.
El pr¨®ximo d¨ªa 10, el presidente del Gobierno y los presidentes de las comunidades aut¨®nomas van a hablar de la reforma de la financiaci¨®n sanitaria. Es seguro que para acortar el tiempo de demora en ingresos hospitalarios no urgentes (es decir, siempre que no te est¨¦s muriendo) o para conseguir que las consultas con especialistas o la pr¨¢ctica de algunas pruebas diagn¨®sticas no se prolongue m¨¢s all¨¢ de lo insoportable hace falta dinero. Est¨¢ claro que Espa?a sigue a la cola de la UE en camas de hospital: 4,1 por 1.000 habitantes (s¨®lo 2,5, si se consideran exclusivamente los hospitales p¨²blicos) frente a las 9,1 camas de Alemania. (Es cierto que en Suecia s¨®lo hay 3,8 camas por 1.000 habitantes, pero all¨ª existe una gran red de asistencia a domicilio que aqu¨ª ni so?amos). Es cierto que el presupuesto dedicado a atenci¨®n sanitaria en Espa?a se mantiene en el 5,4% del PIB, por debajo de la UE. Todo eso es cierto y de todo eso deben hablar.
Pero no basta. Los ciudadanos tienen que poder participar m¨¢s activamente en los asuntos que afectan a su salud y para ello lo primero es crear mecanismos que obliguen a los Gobiernos de las distintas comunidades a actuar con transparencia y a dejar de secuestrar, y manipular, la informaci¨®n. Los ciudadanos tienen derecho a disponer f¨¢cilmente de todos esos datos. No se trata de algo a negociar, sino de un derecho elemental, aunque hasta ahora la mayor¨ªa de los pol¨ªticos haya preferido negarlo.
Y sobre todo, los ciudadanos tienen derecho a hacer algo que los pol¨ªticos parecen odiar: comparar entre comunidades. Derecho a saber si se tarda m¨¢s en operarse de cataratas en una comunidad o en otra. Saber lo que gasta per c¨¢pita en sanidad, el n¨²mero de camas de que disponen, si se detecta antes el c¨¢ncer de colon en un lado o en otro o si el n¨²mero de especialistas o de enfermeras es superior o inferior aqu¨ª o all¨ª. Derecho a contabilizar cu¨¢nto est¨¢ pagando cada ciudadano (porque est¨¢ claro que todo caer¨¢ finalmente sobre sus hombros) y en qu¨¦ se gasta. Porque ¨¦sa es la ¨²nica manera de apreciar qu¨¦ hacen los pol¨ªticos. Y de recapacitar sobre lo que significa la igualdad. solg@elpais.es
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