La memoria, creaci¨®n social
De Maurice Halbwachs ten¨ªa noticia el p¨²blico espa?ol por Jorge Sempr¨²n. En La escritura o la vida cuenta c¨®mo en Buchenwald se escapaba cuando pod¨ªa hasta la barraca 56 donde su antiguo profesor yac¨ªa moribundo, junto a Maspero, hasta que expir¨® entre sus brazos mientras Sempr¨²n le recitaba a modo de plegaria el verso de Baudelaire O mort, vieux capitaine, il est temps, levons l'ancre... Ahora el lector espa?ol puede leer su mejor escrito, el que le consagr¨® como el especialista indiscutible de la memoria.
Hoy asistimos a un inter¨¦s generalizado por la memoria, aunque su gran explosi¨®n tuvo lugar hace un siglo. Europa viv¨ªa la sensaci¨®n de v¨¦rtigo debido a cambios hasta entonces desconocidos: transformaci¨®n del mundo rural en urbano, irrupci¨®n de la t¨¦cnica en los transportes y en la construcci¨®n o aparici¨®n de los movimientos sociales. Y fue sobre todo la Primera Guerra Mundial donde se puso de manifiesto que quienes volv¨ªan del campo de batalla lo hac¨ªan con una experiencia colectiva que nada ten¨ªa que ver con la del mundo que dejaron cuando fueron llamados a filas. De repente se iba por el sumidero de la historia un modo de ser y de vivir que ven¨ªa de muy lejos. A aquella experiencia de p¨¦rdida respondi¨® Mahler en m¨²sica, Proust en literatura, Bergson en filosof¨ªa y Durkheim en sociolog¨ªa. Pero quien estructur¨® una teor¨ªa pol¨ªtica de la memoria fue Halbwachs con su obra Los marcos sociales de la memoria.
LOS MARCOS SOCIALES DE LA MEMORIA
Maurice Halbwachs
Traducci¨®n de M. A. Baeza
y M. M¨²jica.
Anthropos. Barcelona, 2004 431 p¨¢ginas. 24 euros
Como toda su producci¨®n, era ¨¦sta una obra de resistencia. Hasta ese momento el cultivo del pasado hab¨ªa sido patrimonio de los negadores de la modernidad, los tradicionalistas, que a tiempo supieron denunciar el precio que el sujeto moderno hab¨ªa tenido que pagar por la conquista de su autonom¨ªa: renuncia al pasado y desprecio a la sociedad. Halbwachs se plantea un tipo de memoria que sirva precisamente al progreso y no a la reacci¨®n.
Los pilares de su memoria co
lectiva son estos tres: en primer lugar, que la memoria no es una actividad espont¨¢nea, ni siquiera una experiencia vivida, sino una construcci¨®n racional realizada con materiales que un colectivo determinado toma de su presente. Eso quiere decir que el pasado no es re-vivido, sino re-construido. En segundo lugar, que el progreso se puede pensar no s¨®lo en t¨¦rminos revolucionarios de interrupci¨®n, sino tambi¨¦n de continuidad con un determinado pasado. Cabe por tanto una funci¨®n cr¨ªtica de lo que fue. En tercer lugar, que esa reconstrucci¨®n del pasado tiene que hacerse desde los "marcos de la memoria" que son esos referentes espaciales (los "lugares de la memoria") y temporales (los acontecimientos que se seleccionan como dignos de ser recordados), importantes para el hombre de hoy, y que encuentran en el pasado toda la riqueza deseable. Finalmente, que la memoria individual se nutre de la colectiva aunque cada cual la interprete en funci¨®n de su propio mundo. El modelo de memoria individual es la de ese ni?o esquimal que sin saber c¨®mo aparece un buen d¨ªa trasplantado en las inmediaciones de Ch?lons. El nuevo marco social, desconocido para ¨¦l, paraliza al ni?o hasta que dibujos de su lugar de procedencia disparan su memoria y le devuelven a la vida. Recordar es esa interacci¨®n entre la memoria colectiva y la individual. Y el olvido se produce cuando la memoria colectiva es insignificante para el individuo.
El resistente jud¨ªo Mauricio Halbwachs muri¨® en el campo de Buchenwald en 1945. La llegada de los nazis y su paseo triunfal por Francia en los primeros d¨ªas de la guerra hab¨ªa provocado en ¨¦l, junto a una gran tristeza por la escasa resistencia al invasor -"hay que inclinarse profundamente ante los gobiernos espa?oles", dec¨ªa, reconociendo el significado antifascista de la aqu¨ª llamada Guerra Civil-, la necesidad de revisar el peso excesivo dado a la memoria colectiva sobre la individual, matizando la capacidad del individuo en forjar su propia memoria metabolizando las distintas memorias colectivas a las que cada individuo pertenece. Era su nueva contribuci¨®n a la resistencia, un proyecto que ten¨ªa por t¨ªtulo M¨¦moire collective, del que dej¨® un manuscrito listo para su edici¨®n que ¨¦l, sin embargo, no alcanz¨® a ver. La traducci¨®n, francamente mejorable.
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