El m¨¢s puro espect¨¢culo callejero
Broadway atraviesa Manhattan dejando un rastro de fren¨¦tica actividad
Desde la primera vez que estudi¨¦ un mapa de Manhattan, en Nueva York, siempre me ha fascinado el recorrido juguet¨®n que tiene la calle de Broadway. Es la ¨²nica v¨ªa que cruza la isla de sur a norte, del Downtown bullicioso hasta las colinas de Harlem, con su descenso hacia el r¨ªo. Broadway es la espina dorsal de Nueva York; atraviesa barrios y culturas, ricos y pobres, estudiantes, familias, vagabundos y yuppies. Tambi¨¦n es el ant¨ªdoto urban¨ªstico para la ciudad: Broadway sube recta e imperturbable cuando las calles son estrechas y enredadas, pero en el momento en que Manhattan se ordena en una cuadr¨ªcula de n¨²meros, Broadway empieza a serpentear y a realizar giros imprevisibles, evitando Central Park, por ejemplo, o regateando en eslalon las m¨²ltiples plazas y los parques (Washington Square, Union Square, Madison Square, Times Square...). M¨¢s al norte se convierte en una estrecha monta?a rusa de colinas y se despide de Manhattan en un puente, Broadway Bridge, para continuar hacia el Bronx y ramificarse en decenas de Broadways por todo el Estado de Nueva York.
Seg¨²n contaba ya un explorador holand¨¦s en 1642, el origen de Broadway es el camino que recorr¨ªan a diario los indios americanos. Su perfil variante qued¨® fijado en el plan de ordenaci¨®n de la ciudad que de 1811. Para dar vida a esta fascinaci¨®n geogr¨¢fica, hace unos meses decid¨ª caminar por Broadway a pie, de un extremo al otro, en siete jornadas.
Los bocados de los 'brokers'
Es imposible resumirlos, demasiados est¨ªmulos, pero intentar¨¦ recuperar algunos destellos de esos d¨ªas. El origen de Broadway es humilde y no hace prever su larga carrera: el n¨²mero 1 se encuentra junto a Bowling Green, un peque?o parque muy cerca del r¨ªo. No hace muchos a?os, reza una inscripci¨®n, todav¨ªa se pod¨ªan avistar halcones peregrinos desde ese lugar, el parque m¨¢s antiguo de la ciudad. Estamos en el Downtown y los pr¨®ximos pasos nos llevan directamente al coraz¨®n financiero del mundo. Wall Street es vertical, decenas de moles que rodean a la Bolsa, y a pie de calle los delis y cafeter¨ªas para alimentar a los brokers con un bocado de 10 minutos. Conviene llegar all¨ª a media tarde: a las cinco, ese mundo se desvanece y las calles se vac¨ªan. Quedan las luces de la oficina encendidas y un silencio como fabricado. Uno levanta la vista y mira al horizonte: el edificio Chrysler brilla en la lejan¨ªa y es un faro.
Todav¨ªa bajo la influencia del distrito financiero, subiendo por Broadway se descubre la iglesia neog¨®tica de Trinity, con su cementerio adosado, y entonces uno intuye a la izquierda el vac¨ªo del World Trade Center. El 11 de septiembre de 2001 ese pedazo de Broadway tambi¨¦n qued¨® devastado. Muchos comercios no abrieron las puertas tras el atentado. Por mi parte, yo me encant¨¦ en los escaparates radiantes del n¨²mero 178, donde se halla la joyer¨ªa de William Barthman: en 2001, una semana despu¨¦s de la tragedia, tambi¨¦n me par¨¦ frente a esa tienda, para entrever unos escaparates vac¨ªos, con los cristales agrietados y expositores polvorientos y cubiertos de escombros.
La continuaci¨®n de la calle puede verse como una liberaci¨®n para ese ambiente opresivo: uno sigue hacia el barrio del Soho buscando el glamour entre una mezcla de edificios viejos y nuevos, volutas neocl¨¢sicas y cristal reflectante. El ayuntamiento y el puente de Brooklyn quedan a la derecha; a la izquierda, los lofts lujosos del barrio de Tribeca. El cruce con Canal Street anuncia ese mundo paralelo que es Chinatown, y poco a poco la fisonom¨ªa de la calle en el Soho es ocupada por las tiendas de ropa de moda juvenil. (All¨ª me compr¨¦, dicho sea de paso, unas zapatillas para aguantar mejor la caminata). Entre tienda y tienda, los edificios curiosos, como el de la casa Singer -en el 561-, cuyos ornamentos de hierro en la fachada recuerdan a una m¨¢quina de coser. Enfrente, Dean & Deluca ofrecen comida delicatessen a precios delicatessen.
Unos pasos al norte, cuando se deja atr¨¢s Houston Street y empiezan las calles numeradas, Broadway se vuelve cultural y biol¨®gico. Ser¨¢ por el peso hist¨®rico del Greenwich Village y los estudiantes de la Universidad de Nueva York. En pocas manzanas uno puede visitar el imperio de los discos (Tower Records), los libros bien escogidos (Shakespeare & Co.), los c¨®mics m¨¢s raros (Forbidden Planet) y la meca del librero de lance (Strand, que acaba de renovarse completamente). Ya en Union Square, adem¨¢s, el paseante descubre el mercado de frutas y la comida org¨¢nica, con unos donuts de manzana sin conservantes que son de rechupete.
Unas calles m¨¢s y Broadway coincide con la Quinta Avenida. Se da entonces uno de los edificios m¨¢s felices de la ciudad: gracias a la esquina existe el Flatiron, levantado en 1902, con su extra?a forma triangular y su aspecto bidimensional. En una ocasi¨®n tuve el privilegio de visitar el despacho del ¨²ltimo piso, en la esquina m¨¢s estrecha del edificio, y desde all¨ª arriba segu¨ª las curvas de Broadway hacia el norte, alej¨¢ndose de la Quinta como un amante ebrio y despechado que va a refugiarse en Central Park.
Luces, anuncios y musicales
Antes de llegar al parque, sin embargo, Broadway tiene una cita clave: Times Square, la Calle 42 y los escenarios musicales que le han dado fama mundial. Uno debe ir al distrito teatral al atardecer, y por una vez, sin que sirva de precedente, abstraerse un buen rato en el fulgor de luz y anuncios que lo invade todo. Tras el musical de rigor, se recomienda subir todav¨ªa un poco m¨¢s por Broadway, hasta la Calle 50, donde se hallan los hoteles del Midtown, y quiz¨¢ desviarse hasta la S¨¦ptima Avenida para entrar en un deli jud¨ªo, como el Stage Deli o el Carnegie Deli: rodearse de fotos de famosos firmadas para comer el t¨ªpico s¨¢ndwich de pastrami o un pedazo de tarta de queso que, por su sabor y su altura, es el flatiron de las tartas.
Llegamos al final de esta p¨¢gina y s¨®lo hemos recorrido una cuarta parte de Broadway, un par de jornadas a pie. Es cierto que hasta ahora el periplo concentraba sus m¨¢ximos atractivos, pero debe consignarse tambi¨¦n con justicia esa porci¨®n de Broadway en el Upper West Side, cuando corre paralelo al parque y al r¨ªo Hudson, entre sinagogas, mercados y centros culturales como el Lincoln o los teatros del Off-Broadway. O m¨¢s al norte, cuando se rejuvenece en la Universidad de Columbia y los estudiantes desayunan en los diners, donde sirven caf¨¦ y panqueques al m¨¢s puro estilo Seinfeld. O todav¨ªa m¨¢s arriba, cuando la numeraci¨®n de las calles ya llega al 200 y Broadway es de pronto una provincia hispana, donde se escucha salsa en la calle, los vendedores ambulantes te preparan al momento tu zumo favorito y las tiendas de ultramarinos se promocionan con frases como ¨¦sta: "Su nombre Jos¨¦ Liberato, su destino vender barato". Pasear a lo largo de Broadway, ya sea durante siete d¨ªas o siete horas, es quiz¨¢ la mejor manera de comprender Nueva York.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos e informaci¨®n- Prefijo telef¨®nico: 001 212.- Oficina de turismo: 484 12 00, y www.nycvisit.com.Comer- Mayrose (533 36 63). 920, Broadway (esquina Calle 21). Un diner junto al Flatiron donde se pueden comer hamburguesas o panqueques, pero con un toque de personalidad.- Stage Deli (245 78 50). 834, S¨¦ptima Avenida. Restaurante para despu¨¦s del teatro. Sus s¨¢ndwiches de pastrami o corned beef son la especialidad, as¨ª como las tartas de queso. Raciones monumentales. Abierto cada d¨ªa de 6.00 hasta las 2.00 de la madrugada.- Wholefood Market (823 96 00). 10, Columbus Circle, junto a Broadway. Un hipermercado de la comida delicatessen. Ingredientes de todo el mundo y platos preparados, en la planta baja de un rascacielos nuevo abierto hace menos de un a?o.Compras- Macy's. Creados en 1857, estos grandes almacenes ocupan hoy en d¨ªa una manzana entera en Broadway con la Calle 34.- TKTS. En Broadway y la Calle 47 se encuentra esta taquilla de entradas de ¨²ltima hora, con descuento, para los musicales de Broadway. Siempre para espect¨¢culos en el mismo d¨ªa.- Strand. 828, Broadway, esquina con la Calle 12. Librer¨ªa de segunda mano. La m¨¢s grande del mundo, afirman. Renovada recientemente.- Tower Records. 692, Broadway, esquina con la Calle 4. Un imperio de m¨²sica y DVD.
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