Sobre la prostituci¨®n
El art¨ªculo de do?a Elena Valenciano, titulado muy acertadamente Mercado de mujeres (EL PA?S, 31 de agosto 2005), es perfecto... hasta que llega a sus conclusiones. En primer lugar, la decisi¨®n de penalizar a los clientes de mujeres obligadas a ejercer la prostituci¨®n significar¨ªa que, ?por fin!, algo empieza a cambiar, pero no solucionar¨ªa en absoluto la situaci¨®n de esclavitud a que se ven sometidas. El modelo que deber¨ªa seguirse con valent¨ªa y sin miedo a los falsos progresismos morales se halla en Suecia, que ha sabido atajar el problema desde su ra¨ªz: los clientes. Si existe la prostituci¨®n es, desde luego, porque hay clientes. Luego hay que castigar al cliente y no a la prostituta.
En segundo lugar, dudo mucho que "comprar y vender sexo llegue a ser una actividad comercial, ligada al ocio, sin ninguna otra connotaci¨®n", al modo de ver de do?a Elena Valenciano. Mi concepto del t¨¦rmino "ocio" , y supongo que mi idea de la dignidad humana, me impide considerar leg¨ªtimo y aceptable que una mujer se venda a un hombre por dinero. La presencia de dinero no justifica ni determinados trabajos ni determinadas "actividades de ocio". (Yo, mayor de edad y en plenitud de mis facultades, decido quemar contenedores en las fiestas de mi ciudad como parte de mis actividades de ocio. Como luego pago los desperfectos, quedo legitimado).
No s¨¦ qu¨¦ connotaciones reh¨²ye la autora en el pen¨²ltimo p¨¢rrafo de su art¨ªculo, pero yo veo much¨ªsimas connotaciones en el hecho de que el 90% de los clientes sean hombres y el 95% de las personas obligadas a prostituirse sean mujeres. Con estos porcentajes, quedar¨ªa de sobra justificada la aplicaci¨®n del modelo sueco.
En tercer lugar, no acabo de entender la apelaci¨®n de la autora a un "intercambio equilibrado entre personas libres". Dudo mucho que un hombre que paga para acostarse con una mujer sea una persona libre que intercambie nada equilibradamente.
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