Sube tus impuestos y dame el dinero

Se pueden discutir las cifras, los porcentajes en la negociaci¨®n, pero es dif¨ªcil poner en cuesti¨®n la coherencia del m¨¦todo del Gobierno para financiar el d¨¦ficit sanitario de las comunidades aut¨®nomas (CC AA), ya que ¨¦ste est¨¢ dentro del modelo vigente, acordado por unanimidad en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera de julio de 2001 entre el Ejecutivo central (de Aznar) y las CC AA.

A pesar del escaso tiempo transcurrido desde que la sanidad ha sido transferida a las autonom¨ªas, ¨¦stas han venido acumulando desfases significativos entre los ingresos y los gastos sanitarios. Algunos estiman esos desequilibrios en unos 7.000 millones de euros. El Gobierno ha hecho una propuesta para paliar este d¨¦ficit, que ser¨¢ discutida, si no hay cambios de ¨²ltima hora, en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal de pasado ma?ana y, en ¨²ltima instancia, en la Conferencia de Presidentes del pr¨®ximo s¨¢bado. B¨¢sicamente, esa propuesta consiste en lo siguiente: el Gobierno asume 1.000 millones de euros a trav¨¦s de los Presupuestos del Estado de dos a?os, sube los impuestos estatales del alcohol y el tabaco y aumenta la capacidad normativa de las CC AA para que ¨¦stas, de modo voluntario, puedan subir sus impuestos sobre la luz y las gasolinas.

Los d¨¦ficit deben ser financiados por las comunidades con cargo a sus propios recursos

La primera cuesti¨®n es la contabilizaci¨®n del d¨¦ficit sanitario. ?C¨®mo sabe cada una de las autonom¨ªas cu¨¢l es ¨¦ste, habida cuenta de que no existe una adscripci¨®n de los ingresos a los distintos gastos? En su libro Financiaci¨®n auton¨®mica (Fundaci¨®n Alternativas), recuerda el economista Jos¨¦ Sevilla que si existiese en el actual sistema de financiaci¨®n una afectaci¨®n de determinados ingresos a determinados gastos, podr¨ªa hablarse de d¨¦ficit o super¨¢vit por categor¨ªas de gastos. Pero no lo hay. ?Somos conscientes de que dependiendo del criterio que utilicemos en dicha imputaci¨®n de ingresos, as¨ª ser¨¢ el d¨¦ficit resultante?

Lo segundo que cabe recordar es el principio general de financiaci¨®n en un r¨¦gimen descentralizado como el espa?ol: los d¨¦ficit deben ser financiados por las respectivas comunidades con cargo a sus propios recursos. Las reclamaciones a la Hacienda central s¨®lo pueden darse si nos situamos al margen del actual sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, excepto si hay que cambiar las asignaciones de nivelaci¨®n previstas en la Ley Org¨¢nica de Financiaci¨®n de las Comunidades Aut¨®nomas (LOFCA), que se ponen en marcha si no se alcanza a cubrir "el nivel m¨ªnimo de la prestaci¨®n del conjunto de los servicios p¨²blicos fundamentales". En el caso de la sanidad, ello supone que la poblaci¨®n protegida de una comunidad aut¨®noma aumente porcentualmente respecto al a?o anterior en tres puntos o m¨¢s; o en el caso de autonom¨ªas con m¨¢s de 90.000 kil¨®metros cuadrados bastar¨¢ que el aumento supere en un punto a la media nacional referida.

El Gobierno ha accedido a una v¨ªa de excepcionalidad reconociendo la existencia de un significativo d¨¦ficit -que no ha cuantificado- y ha pretendido repartir los sacrificios. Pero las comunidades gobernadas por el Partido Popular no quieren asumir la impopularidad de aumentar los impuestos cedidos y las capacidades normativas de las que disponen para obtener sus propios ingresos. Pedir recursos a la Hacienda central sin subir los propios impuestos equivale a decir: "Sube tus impuestos y dame el dinero, que yo no quiero subir los m¨ªos".

El paroxismo de esta pol¨ªtica insolidaria lo representa la Comunidad de Madrid. Esperanza Aguirre ha dicho que no aceptar¨¢ de ninguna manera la subida de impuestos propuesta por el Gobierno y que los madrile?os no pagar¨¢n en el recibo de la gasolina o de la luz lo que corresponde al Estado. Pero al tiempo que pide m¨¢s dinero al Gobierno central anuncia que antes de que acabe la legislatura exonerar¨¢ del impuesto de sucesiones y donaciones a todos sus conciudadanos, lo que, adem¨¢s de reducir los ingresos propios de la Comunidad, adelgaza la libertad de oportunidades (porque los beneficiarios son las capas m¨¢s pudientes). Reduce sus impuestos y, al mismo tiempo, pide m¨¢s dinero al Gobierno central. M¨¢s que la pol¨ªtica fiscal de quien se autotitula liberal, parece un ejemplo extremo de la pol¨ªtica de la cara dura.