No se olviden del Estado
"La pol¨ªtica exterior de un pa¨ªs es el mejor medio de que ¨¦ste dispone para ponerse de relieve en el mundo", escribe el primer ministro canadiense en el pr¨®logo a la Declaraci¨®n de Pol¨ªtica Internacional de Canad¨¢, una ejemplar puesta a punto por un pa¨ªs que en algunos aspectos guarda similitudes con Espa?a. Empieza por reconocer que en el actual contexto "la clasificaci¨®n de Canad¨¢ como potencia mediana es obsoleta y ya no se corresponde a la realidad de la distribuci¨®n del poder en el siglo XXI". Por ello, tras unos a?os de hacer frente a otras prioridades, Canad¨¢ debe actualizar su pol¨ªtica exterior y sus medios para ello.
En un mundo globalizado, la pol¨ªtica exterior entendida en un sentido amplio es de importancia a¨²n m¨¢s primordial para la defensa de intereses y valores ("progresar bien" en el pa¨ªs no est¨¢ re?ido con "hacer el bien", seg¨²n los canadienses). Estamos a la espera de un Libro Blanco sobre la pol¨ªtica exterior espa?ola, pero entretanto, la reforma de un necesitado Servicio Exterior parece quedarse en poco. El aparato exterior poco ha crecido en estos ¨²ltimos a?os, en que la demanda sobre sus servicios s¨ª que ha aumentado. Lo que s¨ª crece, cumpliendo la promesa de Zapatero, es la ayuda al exterior. En este ¨¢mbito tambi¨¦n participan ya como actores de importancia las comunidades aut¨®nomas y los ayuntamientos, que, adem¨¢s, tienen pol¨ªticas propias y a menudo diferentes de las del Gobierno respecto a Cuba, el S¨¢hara Occidental u otras partes del mundo. ?Qu¨¦ dif¨ªcil es hacer pol¨ªtica exterior!
En cuanto a los efectivos militares, tampoco crecen como deber¨ªan. Los grandes patriotas que en los a?os anteriores llevaron las riendas de Espa?a no aumentaron significativamente el gasto militar, que sigue estando a la cola de Europa, mientras aumentan las demandas sobre las fuerzas armadas espa?olas para operaciones internacionales. Pese a los esfuerzos desplegados, este pa¨ªs s¨®lo con mucha dificultad puede poner a la vez a m¨¢s de 3.000 hombres y mujeres armados fuera de sus fronteras. Sigue faltando un gran debate nacional sobre prioridades militares.
La pol¨ªtica exterior, la de defensa y (en parte) la de seguridad, y la justicia son los ejes b¨¢sicos del Estado actual. Choca en el actual debate interno espa?ol el olvido que se hace del Estado central, de su cantidad, de su calidad y de su funcionalidad. Como han puesto de relieve unos ya famosos c¨¢lculos del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, la Administraci¨®n central (quitando la Seguridad Social, gasto obligatorio que representaba un 32,5% del p¨²blico en 1982 y sigue representando un 31,3% en 2005), se ha quedado en un 19,7% del gasto p¨²blico, cuando era un 53% hace un poco m¨¢s de dos d¨¦cadas. En este tiempo, las administraciones territoriales han pasado de un 14,5% a un 49%. Y, sin embargo, ni las mentalidades ni los efectivos, ni la idea de "ministerios", han acompa?ado suficientemente esta enorme transformaci¨®n.
Ante el debate, conviene recordar que con un mero 19% de gasto p¨²blico en manos del Estado, ¨¦ste pierde capacidad de redistribuci¨®n de riqueza. No hay que contar para ello con una Uni¨®n Europea internamente m¨¢s insolidaria, que en este cometido va a menos en vez de ir a m¨¢s. ?Qui¨¦n redistribuir¨¢ (si es que se piensa que hay que redistribuir prestaciones y riqueza y no s¨®lo oportunidades)? El desastre de Nueva Orleans, donde la Administraci¨®n de Bush federal recort¨® medidas de protecci¨®n contra huracanes e inundaciones y despreci¨® la conservaci¨®n de los entornos naturales, ha puesto de manifiesto la quiebra de la idea de Estado central reducido o gobierno m¨ªnimo. Cuando m¨¢s echamos de menos al Estado es cuando m¨¢s se necesita. No estamos en ¨¦sas en Espa?a, pero en nuestro debate no se olviden del Estado, que todav¨ªa tiene que servir, como estratega exterior y como coordinador y algo m¨¢s que un mero ¨¢rbitro interior. aortega@elpais.es
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