La boda de Felipe V
Los turistas hacen cola para entrar en el Museo Dal¨ª, frente a la iglesia donde se cas¨® Felipe V. Ning¨²n r¨®tulo ni cartel deja constancia del acontecimiento, ni se habla de ¨¦l en las informaciones tur¨ªsticas de la peque?a ciudad de frontera. Ese ¨²nico m¨¦rito de ser la primera poblaci¨®n espa?ola de alguna importancia vali¨® a Figueres el privilegio de acoger la boda del primero de nuestros Borbones.
Felipe V hab¨ªa accedido al trono de Espa?a en el a?o anterior y, por consejo de su abuelo el rey Luis XIV de Francia, trataba de apaciguar la inquietud de aragoneses y catalanes. Se hab¨ªa casado por poderes con Mar¨ªa Luisa de Saboya y la raz¨®n de Estado aconsejaba llevar a cabo pronto la ceremonia, en cuanto la jovenc¨ªsima princesa italiana pisara suelo espa?ol. La boda se celebr¨® el 3 de noviembre de 1701, en la iglesia parroquial de San Pedro, en Figueres. En 1790, el viajero Francisco de Zamora pudo contemplar en el Ayuntamiento una tela que representaba aquella boda.
La villa fronteriza de algo m¨¢s de 1.000 habitantes se alboroz¨® con fiestas y celebraciones. Se consider¨® un buen augurio para el siglo que comenzaba, pero qued¨® en secreto un incidente conyugal que s¨®lo revelar¨ªan, a?os m¨¢s tarde, las Memoires del duque de Saint Simon: los reyes no durmieron juntos aquella noche y tampoco la siguiente.
Felipe, que ten¨ªa 18 a?os y hab¨ªa vivido hasta ese momento "en la continencia m¨¢s estricta", esper¨® en vano, desnudo, a que la joven esposa de 13 a?os pasara a su habitaci¨®n despu¨¦s de la cena. Mar¨ªa Luisa lloraba en la suya por la p¨¦rdida de sus damas de la corte piamontesa, de las que acababan de separarla. Las damas espa?olas que entonces la acompa?aban hab¨ªan protagonizado un serio incidente gastron¨®mico durante el ¨¢gape nupcial: con una excusa u otra, no se lleg¨® a servir ninguno de los platos franceses preparados para la ocasi¨®n y s¨ª todos los espa?oles.
Los j¨®venes reyes pasaron por alto el conflicto, a pesar del mal ambiente creado en la sala, pero los nervios de Mar¨ªa Luisa estallaron despu¨¦s. De nada sirvi¨® el rasgo gentil de Felipe que, impaciente por conocerla, hab¨ªa salido a esperarla y hab¨ªa llegado con ella a la poblaci¨®n. La joven quer¨ªa volver a Italia, sin consumar el matrimonio. Cost¨® muchas horas convencerla, sin salir de la casa habilitada como palacio real, ni ver apenas al rey, que acept¨® dormir solo tambi¨¦n la segunda noche.
"Fou una fortuna que els costums d'Espanya no permitessin assistir al moment de colgar-se dels casats ni tan sols als m¨¦s familiars", agradec¨ªa el duque de Saint Simon, de acuerdo con la traducci¨®n catalana de sus memorias. Quien s¨ª tuvo noticia immediata de tan s¨²bito conato de crisis fue Luis XIV de Francia, que pocos d¨ªas m¨¢s tarde escrib¨ªa algunos consejos paternales a su nieto, traducidos por Eduard Rodeja en su Llibre de Figueres: "Els reis, exposats sempre a la vista del p¨²blic, s¨®n encara m¨¦s criticats quan toleren a les seves mullers que els dominin (...) Sigueu, doncs, ferm des del principi (...) Que potser permetr¨ªeu que els vostres subordinats de tot Europa es riguessin de les vostres discussions dom¨¨stiques?".
El matrimonio dur¨® hasta 1714, a?o en que muri¨® la reina y el mismo en que finaliz¨® la guerra de Sucesi¨®n en la que Catalu?a hab¨ªa tomado partido por el aspirante derrotado, el archiduque Carlos de Austria. Parece ser que Mar¨ªa Luisa alent¨® la intransigencia de su esposo en el enfrentamiento con los catalanes.
Tambi¨¦n Luis XIV hab¨ªa celebrado su boda en una villa fronteriza. Fue con la espa?ola Mar¨ªa Teresa de Austria, en 1660, al final de una larga guerra que acab¨® con la anexi¨®n a Francia de las tierras catalanas del norte de los Pirineos. Se dan cuenta pronto de ello los turistas que visitan Saint Jean de Luz, en la costa vasca francesa. La casa donde se hosped¨® el llamado rey Sol y la iglesia parroquial donde se celebr¨® la ceremonia son lugares obligados de visita.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.