Horas y datos

Una hora. Las diez y media de la ma?ana. Todos los corredores se encontraban en los autobuses camino de la salida de la etapa. En el nuestro, las caras eran distintas de las habituales, aunque los cuerpos eran los mismos, si cabe, un poco m¨¢s consumidos. Est¨¢bamos contentos, por supuesto. El d¨ªa anterior hab¨ªa ganado Denis, nuestro corredor m¨¢s fuerte, y se hab¨ªa vuelto a colocar de l¨ªder. Pero adem¨¢s de contentos est¨¢bamos preocupados por lo que se nos ven¨ªa encima. Nuestros rostros no desentonar¨ªan entre un reba?o de corderos que son llevados a degollar. Y bueno... tampoco la cosa era para tanto.

Cierto es que la etapa se presentaba complicada (y no menos la de hoy) y que el perfil de diente de sierra no era el m¨¢s adecuado para las caracter¨ªsticas de nuestro equipo. Pero iba a ser duro para todos, indiferentemente a que tu objetivo fuese trabajar o sobrevivir (o ambas cosas como era mi caso). Sin duda, lo peor del d¨ªa era tener que ascender un puerto nada m¨¢s comenzar, una cosa que sienta muy pero que muy mal.

As¨ª que cada uno se preparaba mentalmente a su manera. Yo, herm¨¦tico con mi ipod a m¨¢ximo volumen. Otro, con un libro. Otro, mirando el paisaje prepirenaico. Otro, tratando de echar una ¨²ltima cabezadita. Otro, mandando mensajes por el m¨®vil. Otro, repasando por en¨¦sima vez el libro de ruta y contrastando la informaci¨®n con otro mapa de carreteras. Otros dos, cont¨¢ndose su vida. Y otro, sin hacer nada en particular, o lo que com¨²nmente se denomina mirando a las musara?as. Como dice mi amigo Rosendo, maneras de vivir.

Un dato. 4.300 metros de desnivel acumulado durante la etapa. Casi nada, para que algunos digan que no nos ganamos el sueldo. Si les digo, para que se hagan una idea, que 2.000 metros de desnivel ya significan una cifra considerable, pues imag¨ªnense el doble y algo m¨¢s.

?M¨¢s datos? Pues algo m¨¢s de seis horas de carrera, 157 pulsaciones medias por minuto, 25 grados de temperatura media y 2.166 metros de altitud m¨¢xima. Todos datos objetivos; subjetivamente, y quiz¨¢ acerc¨¢ndome m¨¢s a la realidad, puedo decir que ha sido un d¨ªa largo y duro, y que todos esperamos con ansiedad el primer d¨ªa de descanso.

Otra hora. Las siete de la tarde, la que marca ahora mi reloj. Aunque no exactamente, que faltan dos minutos. La etapa termin¨® ya hace un buen rato, pero el tr¨¢fico es el tr¨¢fico, y nadie dijo que llegar al hotel de Andorra fuese tarea f¨¢cil. Enseguida llegar¨¢ el masaje, la cena, la cama, el desayuno y vuelta a empezar con la misma historia. As¨ª que ma?ana otra vez los corderos camino del matadero, vaya vida.

Pedro Horrillo es corredor del equipo Rabobank.