Atenci¨®n psiquiatrica en Huelva
A mi hijo, de 19 a?os de edad, le ha tocado en suerte en esta vida cargar con una de esas enfermedades que, hoy por hoy, no se curan, aunque dicen, no sin cierta iron¨ªa, que por s¨ª mismas no matan: mi hijo es enfermo ps¨ªquico agudo.
Cada cierto tiempo ¨¦l sufre una crisis y su madre, yo y los hermanos que con ¨¦l conviven, de 15 y 10 a?os, entramos en el sufrimiento suyo y en la impotencia de no poder hacer absolutamente nada para remediarlo. Es as¨ª, ya casi nos vamos preparando para la pr¨®xima cuando a¨²n no ha acabado la ¨²ltima; vamos aprendiendo a fuerza de porrazos contra la soledad y el desamparo lo que tenemos que hacer o no hacer lamentando profundamente aquello que pudimos haber hecho y no hicimos. Es as¨ª la situaci¨®n de los enfermos mentales y de sus familiares; algo que se define con dos palabras: sufrimiento y soledad.
En una de estas crisis, la ¨²ltima, acudimos en ambulancia, con nuestro preceptivo parte m¨¦dico de urgencias del centro de salud de turno, con los antecedentes de haber sido ingresado reiteradamente, con su tarjeta de asistencia ps¨ªquica en el centro de salud mental de su distrito y con los ruegos de atenci¨®n inmediata, a urgencias del hospital Juan Ram¨®n Jim¨¦nez de Huelva que es el que le corresponde, es decir: que es el ¨²nico con ¨¢rea de agudos de psiquiatr¨ªa de la provincia que yo sepa (?y ya s¨¦!).
Lo del hospital V¨¢zquez D¨ªaz parece que es algo diferente, pero, como "doctores tiene la santa madre iglesia", que me corrijan si les parece. Es para pensar, con cierto criterio, que documentado de la forma que ¨ªbamos, que a la vista de la evidencia y que habida cuenta el informe del m¨¦dico de medicina general que lo vio en principio, lo que cab¨ªa era la atenci¨®n especializada de un psiquiatra, ?no?. ?Pues no se?or!
Mi hijo y su crisis tuvieron que esperar dos horas porque la recepci¨®n del hospital exig¨ªa que "lo viera" otro "generalista" para determinar si el psiquiatra era el m¨¦dico que ten¨ªa que actuar o si, tal vez, pudiera ser el ginec¨®logo...
Mi hijo y su crisis explotaron. Mi hijo agredi¨® a un empleado del centro y a un pobre usuario del sistema que tuvo la mala suerte de andar por all¨ª.... Tuvo que ser reducido violentamente por los empleados de seguridad (lo cual aument¨® su maldita crisis) y entonces, ?y s¨®lo entonces!, la cerril actitud, la contumacia desmadrada, la ineptitud, la negligencia, la imprudencia y la falta de responsabilidad y de humanidad de aquellos odiosos servicios de recepci¨®n, se percat¨® de que lo que mi hijo necesitaba era a un psiquiatra que determin¨® su ingreso inmediato...
?Piedad, se?ores, piedad! Piedad no, rec¨ªbannos de forma sensata. ?Respeto para mi hijo y para todos los enfermos ps¨ªquicos de Huelva y del mundo!
Ni ellos ni sus familiares tenemos la culpa de nada... No aumenten nuestros sufrimientos porque ni ellos, ni sus familiares, queremos odiar.
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