Extremadura se reinventa
Al contrario de otras comunidades, y de tantas ciudades espa?olas, que han recurrido a las colecciones de estrellas arquitect¨®nicas internacionales y a los ¨¢lbumes de monumentos medi¨¢ticos para resituar sus localidades en el ranking de los destinos tur¨ªsticos m¨¢s visitados, Extremadura ha optado por idear nuevos edificios que resultan m¨¢s rompedores como propuestas de futuro que como reclamos comerciales. C¨¢ceres, M¨¦rida, Plasencia y hasta el pueblo de Casar de C¨¢ceres han apostado por ahondar, recuperar y analizar sus tradiciones y sus necesidades para actualizarlas. As¨ª, lo que se levanta en Extremadura no es ni una colecci¨®n de edificios ni una arquitectura de nuevos ricos, que ser¨ªa adem¨¢s doblemente absurda en una comunidad que no es rica. Es un intento por hacer arquitectura con los pies en la historia y la ambici¨®n prendida en el futuro. El resultado tiene poso. Y hace pensar.
Es un intento por hacer arquitectura con los pies en la historia y la ambici¨®n prendida en el futuro
Otros proyectos futuros hablan de un porvenir que conjuga, con naturalidad y sin acrobacias, innovaci¨®n y memoria
En medio de esa t¨®nica de investigaci¨®n ambiciosa y realismo ingenioso ha sido una estaci¨®n de autobuses, y no el ya habitual museo o rascacielos, el que se ha convertido aqu¨ª en el monumento m¨¢s emblem¨¢tico. Y ha costado 360.000 euros (sesenta millones de pesetas): el presupuesto de una vivienda mediana. El bucle de hormig¨®n que ha firmado el cacere?o Justo Garc¨ªa Rubio servir¨¢ de estaci¨®n de autobuses en el pueblo del Casar y, aunque resulta escult¨®rico, no es gratuito. Su forma obedece al deseo de apartar los humos de los tubos de escape de los colegios que flanquean el apeadero. Y el resultado recuerda que para hablar de fluidos y de arquitecturas blandas es tan fundamental mirar hacia atr¨¢s y recordar a ?scar Niemeyer o a F¨¦lix Candela como husmear en las revistas m¨¢s vanguardistas. Garc¨ªa Rubio, curiosamente, ha sido propuesto en el ¨²ltimo Premio Mies van der Rohe de Arquitectura Europea, pero no por esta obra convertida en emblema -Premio Extremadura a la creaci¨®n art¨ªstica-, sino por el Instituto de Educaci¨®n Secundaria de Ti¨¦tar.
Ya dec¨ªamos, los nuevos edificios extreme?os tienen los pies en el suelo. Y en la historia. Es sabido que la originalidad viene del origen y que radical surge de ra¨ªz, y la ra¨ªz de la Iglesia cat¨®lica es lo que han investigado tres j¨®venes arquitectos madrile?os para construir una casa sacerdotal en Plasencia, cuyo lenguaje formal recuerda m¨¢s a los espacios para chill out que a los habituales y p¨²blicamente utilizados por el clero. Enrique Krahe, Andr¨¦s Jaque y Miguel de Guzm¨¢n interpretaron al pie de la letra la receta-encargo del obispo Carlos L¨®pez para recuperar a los feligreses perdidos: una convivencia sin jerarqu¨ªas. Los espacios ideados (una sacrist¨ªa de cristal trasl¨²cido ubicada en la entrada de la iglesia, un huerto parcelado con nombres) o recursos econ¨®micos que tambi¨¦n son ideol¨®gicos -como el reciclaje de l¨¢mparas o la movilidad de los bancos sobre ruedas- hacen de este proyecto low tech un ejemplo de c¨®mo se puede construir con realismo y ambici¨®n a la vez. El ingenio firma muchas de las ¨²ltimas arquitecturas extreme?as y, con frecuencia, el estrecho l¨ªmite presupuestario fomenta el ensayo arquitect¨®nico. Ese mismo di¨¢logo con el pasado y con la esencia de las instituciones, presente en estos proyectos, tambi¨¦n se lo han planteado Emilio Tu?¨®n y Luis Moreno Mansilla, que rehecho su propuesta para someterse a la normativa de la Unesco. Los due?os del mejor restaurante de C¨¢ceres, Atrio, con dos estrellas Michelin, contrataron a los autores del MUSAC de Le¨®n para convertirse en hoteleros de lujo. Una antigua casa palacio de la plaza de San Mateo, en el barrio renacentista de la ciudad, patrimonio de la humanidad, se convertir¨¢ en un relais ch?teau, en una apuesta por el turismo exquisito que tambi¨¦n ha caracterizado muchas de las casas rurales que, sobriamente construidas y amuebladas con dise?o contempor¨¢neo, proliferan por la comunidad.
El ejercicio de poner un pie en el pasado para hacer una propuesta de futuro sustenta tambi¨¦n otro nuevo emblema cacere?o: el edificio Embarcadero que construyen Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano en el barrio de Aldea Moret, una zona levantada en los cincuenta para acoger las instalaciones de la compa?¨ªa minera Riotinto. Aqu¨ª, el paso del tiempo ha dejado obsoleto un conjunto de naves y v¨ªas muertas de ferrocarril en un entorno degradado social y econ¨®micamente. Por eso el municipio ha promovido, con fondos europeos, la reconversi¨®n de una nave para hacer de ella un centro pionero de gesti¨®n y divulgaci¨®n medioambiental. La antigua cubierta de hormig¨®n -en la que los opacos cerramientos se transforman en paneles de vidrio trasl¨²cido, con protecciones frente al sol y lamas de ventilaci¨®n- acoger¨¢ un programa h¨ªbrido desgranado en cuatro pabellones met¨¢licos. El propio edificio quiere convertirse en un ejemplo de arquitectura sostenible y, as¨ª, estar¨¢ alimentado por energ¨ªas renovables. Una torre medioambiental, ideada por Nieto y Sobejano y forrada de paneles fotovoltaicos -que convierten el calor acumulado de los rayos del sol en energ¨ªa el¨¦ctrica-, ser¨¢ el reclamo del conjunto. No es la primera vez que estos arquitectos trabajan en Extremadura. Suyo es el Auditorio y Palacio de Congresos de M¨¦rida, la capital de la comunidad, que, junto al r¨ªo Guadiana y frente a las oficinas de la Junta de Extremadura que levantara Juan Navarro Baldeweg, el puente de Santiago Calatrava y, la joya de la corona, el doblemente cl¨¢sico Museo de Arte Romano de Rafael Moneo le han cambiado la cara a la ciudad. M¨¦rida ha logrado ser contempor¨¢nea celebrando su origen romano. As¨ª tambi¨¦n otros proyectos futuros, como el aparcamiento de autocares de Justo Garc¨ªa -que se a?adir¨¢ en Guadalupe a la intervenci¨®n de Moneo en el c¨¦lebre monasterio- o la sede de la colecci¨®n Helga de Alvear, instalada en una casa de los a?os veinte en la calle de Pizarro, de C¨¢ceres, hablan de un porvenir que conjuga, con naturalidad y sin acrobacias, innovaci¨®n y memoria.
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