La ecologista de las cuatro erres
Trabaja en el departamento de residuos del Cabildo Insular. 38 a?os.
Herm¨¦tica al principio, cuando toma confianza y nota que enfrente no hay nadie que la agreda, Fabiola ?vila se muestra como una mujer s¨®lida, tierna, a¨²n m¨¢s atractiva que en la primera impresi¨®n. Extraordinariamente sensible, quiz¨¢ de ah¨ª salga su primer escudo protector de independencia, seguridad y distancia. Para que no le hagan da?o. Primero, mientras se come un cherne, Fabiola habla muy profesional de su trabajo, de c¨®mo apuestan por las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar tras la separaci¨®n en origen de las basuras (los famosos contenedores por colores: verde, azul y amarillo). "Somos pioneros en Canarias en nuestra apuesta por el reciclado". Habla de la nueva planta de compostaje que se va a construir para tratar los residuos org¨¢nicos y de c¨®mo este empe?o hay que entenderlo dentro del programa de desarrollo sostenible de la isla, al ser toda ella reserva de la biosfera, reconocida por la Unesco en el a?o 2000. "El plan de desarrollo sostenible se hace a veces dif¨ªcil porque el entorno no es propicio; a veces los ciudadanos no est¨¢n dispuestos a ninguna renuncia". "Se han dado pasos, aunque quiz¨¢ no todo lo valientes que muchos hubi¨¦ramos deseado. El sistema es una m¨¢quina superpotente que te arrastra". "Aqu¨ª hemos vivido con muchas calamidades y mucha fatiga en cuestiones tan b¨¢sicas como la sanidad. Pero, a cambio, la isla qued¨® protegida a escala ambiental, no sufri¨® grandes alteraciones. Yo quiero ser optimista y pensar que vamos a ser razonables, que apreciaremos la calidad de vida que tenemos, que ahora no hay motivos para sentirnos agraviados. Entrar en ese juego es peligroso, nos podr¨ªa hacer perder, y luego ya no hay vuelta atr¨¢s". "Nuestra baza es vendernos con una identidad distinta, como un sitio protegido". Durante la visita que el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, realiz¨® en agosto a El Hierro (estuvo veraneando en Lanzarote), Fabiola, a la que hay que aplicar una cuarta erre, la de su constancia, fue la encargada de entregarle un escrito con las reivindicaciones de quienes se oponen al radar militar en el pico de Malpaso.
"El desarrollo sostenible se hace dif¨ªcil. El sistema es una m¨¢quina que te arrastra"
En nuestro encuentro, tras el caf¨¦, Fabiola habla del valor de saber escuchar. Y de c¨®mo, aunque ama su isla, necesita tambi¨¦n escaparse de ella, de sus l¨ªmites estrictos, para no sentir la cerraz¨®n que imponen 270 kil¨®metros cuadrados. "El Hierro es para m¨ª mi referente vital, el lugar para volver, pero necesito salir a menudo. Tiene cosas buenas, como el medio ambiente, la seguridad, la tranquilidad?, pero tambi¨¦n puede resultar claustrof¨®bica".
Y finalmente Fabiola ya se desarma? Nos lleva al faro de Orchilla, lo que fue en la antig¨¹edad el l¨ªmite de las tierras conocidas, m¨¢s all¨¢ s¨®lo el mar de las Tinieblas y el Fin del Mundo; el punto por donde los cart¨®grafos hac¨ªan pasar el meridiano cero hasta el siglo XVIII, hasta que los ingleses lo trasladaron a Greenwich. Fabiola nos conduce a ese lugar extra?o e inquietante, con las ¨²ltimas luces del d¨ªa, y por un momento incluso parece que se puede producir ese instante m¨¢gico del rayo verde.
Pero no. Hay nubes y nieblas. Y el rayo verde s¨®lo sale en nuestras mentes cuando Fabiola posa delante del faro y est¨¢ a punto de anochecer. "Quiz¨¢ sea una tonter¨ªa, no s¨¦ si debo contarlo? Pero la primera vez que estuve en el bosque de las sabinas y en el faro ten¨ªa nueve a?os. Me trajeron mis padres. Y no me gust¨®. Experiment¨¦ sensaciones extra?as. Las sabinas eran un bosque de miedo, me asust¨®, con esos ¨¢rboles retorcidos, sufrientes, ese viento y esa niebla, esa oscuridad? Y el faro lo sent¨ª como un sitio del fin del mundo. No f¨ªsicamente, sino temporalmente. Como que se hubiera acabado todo. Como que hubiera pasado algo rotundo y terrible y s¨®lo quedara ese lugar de lava y esa construcci¨®n, el faro, tan extra?a para m¨ª. Y el mar rugiendo. No me gust¨®. No lo sent¨ª como mi isla".
Ha anochecido, y casi a la vez se encienden la luna y el faro; los dos por control remoto.
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