Cuotas a todo trapo

En sentido estricto, el acuerdo textil de China y la Uni¨®n Europea para dar salida a los 87 millones de prendas retenidas en los puertos europeos, ni resuelve el problema de fondo, que es la superior competitividad de la producci¨®n textil china sobre el resto del mundo, ni parece m¨¢s que un parche moment¨¢neo para aliviar el monumental atasco que bloquea las aduanas europeas. Europa se compromete a distribuir la mitad de las prendas atascadas; China distribuir¨¢ la otra mitad entre las cuotas pactadas para este a?o y para 2006, con lo cual en lugar de aumentos anuales del 10% de exportaci¨®n a Europa se tendr¨¢ que conformar con crecimientos de entre el 5% y el 7%.

El acuerdo responde m¨¢s a la urgencia de dar respuesta pol¨ªtica a un problema envenenado que a la reflexi¨®n econ¨®mica de fondo que, por oto lado, era imposible en esa negociaci¨®n y con la presi¨®n de las mercanc¨ªas acumul¨¢ndose en los puertos. Esta guerra responde a las mismas causas que originaron la de los astilleros coreanos contra la producci¨®n europea o la crisis de la producci¨®n de acero en las econom¨ªas occidentales.

China produce prendas con costes menores y sus precios son mucho m¨¢s bajos para prendas de similar calidad. Es falso que la respuesta correcta de las empresas europeas o estadounidenses sea imponer cuotas de importaci¨®n o levantar aranceles. El contraataque m¨¢s seguro para atajar la competencia de precios y productos debe basarse en especializaciones en calidad y en productos de m¨¢s valor a?adido. Pero la respuesta econ¨®mica correcta requiere m¨¢s inversi¨®n, m¨¢s esfuerzo de gesti¨®n y m¨¢s tiempo; y resulta que las barreras a la importaci¨®n, aunque no mejoran el diagn¨®stico econ¨®mico ni resuelven el problema, se pueden aplicar inmediatamente.