La impunidad como combustible
El Parlamento gallego analiza ma?ana la oleada de incendios, la mayor¨ªa de ellos intencionados
La ecuaci¨®n de los incendios en Galicia, la comunidad con mayor porcentaje de superficie forestal quemada en 2004 -sobre todo en Ourense, su provincia m¨¢s castigada-, lleva a?os planteada sin que hasta ahora se haya podido despejar la principal inc¨®gnita: ?qui¨¦nes queman los montes gallegos? Esta pregunta se plantear¨¢ ma?ana en el Parlamento aut¨®nomo, donde se debatir¨¢ sobre la repercusi¨®n de la ins¨®lita oleada de fuegos de este verano, seg¨²n anticip¨® el presidente de la Xunta, Emilio P¨¦rez Touri?o. Y para intentar despejar la X, el consejero de Medio Rural, Alfredo Su¨¢rez Canal, acudir¨¢ a la esperada sesi¨®n parlamentaria con un "informe amplio y exhaustivo". Antes, el conselleiro se reunir¨¢ hoy en Madrid con la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, para reclamarle ayudas similares a las concedidas por el Gobierno tras el siniestro de Guadalajara.
"En el campo todos se conocen: saben qui¨¦n ha sido, pero no lo dicen", afirma una fiscal
La investigaci¨®n, en cantidad y cantidad, ha mejorado. En 2004, por ejemplo, s¨®lo las Brigadas de Investigaci¨®n Forestal de la Xunta de Galicia realizaron 385 informes, 75 m¨¢s que el a?o anterior, y disminuyeron los casos con origen desconocido. Los mayor¨ªa, 225 (el 66%), se supo que fueron intencionados y hubo hasta 118 detenidos (126 detenidos este a?o, de los que nueve siguen en prisi¨®n preventiva).
Pero la pregunta sobre el autor o autores de los incendios qued¨®, casi siempre, sin respuesta, y es posible que, tras la sesi¨®n del martes del Parlamento gallego, siga m¨¢s o menos igual. En Ourense, por ejemplo, s¨®lo siete incendiarios fueron finalmente condenados. Es verdad que la intencionalidad no explica todos los incendios, ni siquiera los m¨¢s graves. El caso del incendio de Guadalajara, con 11 muertos y 12.000 hect¨¢reas calcinadas por una barbacoa descuidada, es el ejemplo nacional de las negligencias, que incluyen descuidos y deficientes medidas de prevenci¨®n, sobre todo, a la hora de quemar rastrojos y maleza. Pero en verano las quemas de rastrojo est¨¢n prohibidas. Y la intencionalidad cobra una relevancia escandalosa.
De los 76 casos que ha resuelto este a?o en Ourense el Seprona, el cuerpo de la Guardia Civil que se encarga de los delitos medioambientales, 65 se debieron a la acci¨®n de los incendiarios. "El jueves [21 de agosto] ardi¨® el monte A Chaira, en Pereiro de Aguiar. Comenz¨® al ocaso, y en un per¨ªmetro de cuatro kil¨®metros prendieron 17 fuegos", relata Xos¨¦ Santos, agente forestal. No es el ¨²nico caso. Un total de 25 de los 150 incendios investigados por el Seprona en Ourense se iniciaron entre las diez de la noche y las cinco de la madrugada. Los incendiarios evitan as¨ª que puedan intervenir medios a¨¦reos. Carmen Eiro, fiscal de incendios forestales de Ourense, se reincorpor¨® el 15 de agosto y cuenta la cantidad de trabajo que se le ha acumulado en dos semanas. "Llevamos m¨¢s de 200 atestados por incendios intencionados", explica.
Debido a la magnitud del problema -este a?o muchos fuegos pusieron en peligro a personas y viviendas- y a la poca fe que en Galicia se concede ya a la idea de que todo se deba a la acci¨®n de cuatro pir¨®manos sueltos -"de los de expediente psiqui¨¢trico, yo no me he encontrado con ninguno", resume la fiscal-, el campo de las explicaciones contin¨²a abierto. Las diversas fuentes consultadas apuntan a m¨²ltiples intereses -urban¨ªsticos, madereros, cineg¨¦ticos y ganaderos-, aunque con pocas pruebas.
As¨ª, la sospecha sobre el sector urban¨ªstico se concentra en Ourense capital. "En muchas de las zonas que han ardido estos ¨²ltimos a?os alrededor de Ourense se est¨¢n haciendo urbanizaciones", explica Alfonso Grande, abogado que trabaja para numerosas comunidades de montes. La misma queja surge de otras conversaciones. Xos¨¦ Santos, agente forestal y portavoz de Comisiones Obreras, cita el campo de Golf de Montealegre -"que empez¨® a arder hace diez a?os", y ahora est¨¢ sobre tierra quemada- y la zona donde se levanta el parque empresarial de Pererio de Aguiar, varias veces incendiada. En los documentos de trabajo de un agente de investigaci¨®n forestal constan adem¨¢s las fotograf¨ªas sobre otra urbanizaci¨®n, en Bardab¨¢s, donde es visible la superficie calcinada y en cuya falda van tomando forma los edificios. En el resto de la provincia, la presi¨®n urban¨ªstica es endeble.
Un decreto de la Xunta de enero de 2005 buscaba evitar ese aprovechamiento urban¨ªstico del suelo incendiado, para lo que prohibi¨® la edificaci¨®n durante los tres a?os siguientes al fuego. Para el letrado Alfonso Grande, sin embargo, el problema no es tanto la falta de regulaci¨®n como la escasa aplicaci¨®n de las normas. "Ni los ayuntamientos, que tienen capacidad para hacerlo, ni los jueces, facultados por el C¨®digo Penal desde 1995 para prohibir la urbanizaci¨®n durante a?os, lo han aplicado", explica Grande. "Yo no conozco casos en que se haya aplicado ese art¨ªculo", a?ade Carmen Eiro, fiscal de incendios. Con todo eso, s¨®lo en cuatro incendios de Pontevedra -no se habla de ninguno en Ourense, ya que el informe de Barbad¨¢s est¨¢ sin terminar- los agentes de la Xunta se?alaron el cambio de uso del suelo o la ampliaci¨®n de pol¨ªgonos industriales como motivo del mecherazo.
La explotaci¨®n de la madera quemada figura tambi¨¦n entre las actividades que el decreto pretend¨ªa regular para desactivar los posibles intereses incendiarios de los madereros. Ese peligro estaba ya minimizado para los casos en que funcionan acuerdos entre las comunidades de propietarios de montes y la Xunta, para que ¨¦sta comercialice por s¨ª misma la madera, incluida la quemada. "En Ourense, en cambio, cualquier comunidad que no haya vendido por convenio lo ha hecho por un precio m¨¢s bajo que el de mercado", explica Alfonso Grande. Muchos otros, sin embargo, dudan de que esa supuesta rentabilidad interese a largo plazo a los propios madereros. Al igual que para la hip¨®tesis urban¨ªstica, la de los madereros flaquea tambi¨¦n por el lado de las pruebas. S¨®lo dos casos, de entre los 76 incendios investigados en Ourense por las brigadas antifuego en 2004 respond¨ªan a esos intereses, a juicio de los agentes.
Ese mismo decreto prohib¨ªa el pastoreo en las zonas quemadas, con resultados parecidos. "La permisividad es absoluta", explica Felipe Send¨®n, de la comunidad de montes de San Mamede (A Coru?a), quien asegura que los reba?os est¨¢n pastando ya en las reverdecidas laderas que ardieron hace meses. Los incendios provocados para regenerar el pasto del ganado -a veces tambi¨¦n por "motivos de caza", precisa Carmen Eiro-, son un argumento muy com¨²n para explicar la devastaci¨®n en el mundo rural gallego. A ello se deben casi el 60% de las 793 diligencias abiertas en 2005 por los fiscales contra incendios de Galicia. Algo que comparte con el resto de Espa?a. Esas pr¨¢cticas agr¨ªcolas suponen el "30% de los incendios de causa conocida", seg¨²n un informe de Adena/WWF, realizado a partir de los datos del Ministerio de Medio Ambiente y publicado el pasado julio.
A la mejorable aplicaci¨®n de la ley, se une la resistencia a colaborar a la que los investigadores se enfrentan en el medio rural, seg¨²n las fuentes consultadas. La denuncia contra esa cierta "permisividad social" con el problema de los incendios que hizo p¨²blica hace unos d¨ªas la ministra de Medio Ambiente encuentra en Galicia el eco de muchas voces. S¨®lo Alfonso Grande, de entre la quincena de personas con las que este peri¨®dico habl¨® largamente, se mostr¨® disconforme.
Entre quienes trabajan sobre el terreno, en cambio, corre un convencimiento generalizado. "Es verdad que es muy f¨¢cil quemar un monte, pero tambi¨¦n es cierto que en el monte hay muchos ojos", advierte Xos¨¦ Santos, para quien una mayor colaboraci¨®n por parte de "alguna gente" facilitar¨ªa mucho las pesquisas. "Hay que acabar con esa 'falsa protecci¨®n social", afirma. "Mucha gente no considera que los incendios sean un delito", seg¨²n Antonio, cabo investigador del Seprona, quien a?ade: "Quiz¨¢ sea de los delitos en los que la gente colabora menos". La misma impresi¨®n comparte la fiscal de incendios Carmen Eiro: "En el campo todo el mundo se conoce, saben qui¨¦n es pero no lo dicen". Las denuncias confidenciales propuestas por el fiscal general del Estado, C¨¢ndido Conde-Pumpido, podr¨ªan ayudar a mejorar esta situaci¨®n, en opini¨®n de Santos y Eiro. "Si la gente sabe que puede denunciar manteniendo el anonimato, quiz¨¢ pueda ayudar en algo, aunque tampoco va a ser la soluci¨®n perfecta", concluye Eiro.
La dificultad para probar este tipo de delitos, debido a que el fuego apenas deja huellas, se suma a la escasa aplicaci¨®n de la ley y a la permisividad social como tercer factor de la impunidad. Durante su reuni¨®n de la semana pasada, los fiscales gallegos volvieron a hacer hincapi¨¦ en la necesidad de aumentar los medios y el personal de investigaci¨®n en materia forestal. S¨®lo el 2% de los causantes de los incendios acaba detenido en Espa?a, seg¨²n el informe de Adena. "La mayor¨ªa de los incendios queda sin autor", sentencia Eiro para el caso gallego. ?sa es la inc¨®gnita que sigue facilitando la combusti¨®n.


Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.