El Madrid m¨¢s defensivo sale goleado
Luxemburgo blinda a su equipo en la retaguardia, pero el Ly¨®n le fulmina en 10 minutos
Inquietantes noticias para el Madrid: con la primera titularidad de Sergio Ramos y Pablo Garc¨ªa, los dos fichajes llegados para cerrar mejor la persiana, el equipo se llev¨® una goleada. Peor a¨²n: justo un a?o despu¨¦s, el club tambi¨¦n ha sucumbido en la Liga, se ha llevado la misma zurra que en su debut europeo del pasado curso en Leverkusen (3-0)... y, casualidades de la vida, el domingo visita al Espanyol, el ¨²ltimo estadio que hace doce meses pis¨® Camacho antes de claudicar. As¨ª est¨¢n las cosas una vuelta despu¨¦s, con el equipo deshilachado, con muchas dudas, sin un patr¨®n claro de juego y con los despistes defensivos habituales. En Ly¨®n, Luxemburgo dio un giro y envid¨® con m¨¢s ca?a en el eje, donde peg¨® a Gravesen y Garc¨ªa, y el experimento no result¨®. Superado Casillas y con Ronaldo sancionado, el Madrid perdi¨® a sus referencias y se qued¨® p¨¢lido, sin respuesta ante un buen equipo que ni siquiera tuvo que ofrecer su mejor versi¨®n para enterrar a su rival, cuyo despegue en el final de la temporada pasada se ha visto frenado. Luxemburgo ha tocado otras teclas y el equipo se ha calado.
O. LY?N - 3 REAL MADRID 0
O. Ly¨®n: Coupet; Reveillere, Cris, Caapa, Berthod; Tiago (Pedretti, m. 85), Diarra, Juninho; Malouda, Carew (Fred, m. 71) y Wiltord (Govou, m. 79).
Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Sergio Ramos, Roberto Carlos; Beckham, Gravesen (Guti m. 60), Pablo Garc¨ªa, Baptista; Robinho y Ra¨²l.
Goles: 1-0. M. 20. Juninho saca una falta y Carew la peina con la cabeza en el ¨¢rea peque?a. 2-0. M. 25. Falta que transforma Juninho con un extraoridinario derechazo a m¨¢s de 30 metros. 3-0. M. 30. Revelliere centra desde la derecha y Wiltor, libre de marca, fusila.
?rbitro: De Santis (Italia). Amonest¨® a Salgado, Berthod, Pablo Garc¨ªa, Diarra y Beckham.
Unos 33.000 espectadores en el estadio Gerland. Casillos le detuvo un penalti a Juninho (m. 40).
Al Madrid no le alcanz¨® con su buena predisposici¨®n inicial. Con un hueso por delante se tom¨® el partido con la actitud y tensi¨®n necesarias, lo que le permiti¨® mantener firme al Ly¨®n, que hasta el gol de Carew apenas tuvo discurso alguno. Gravesen y Pablo Garc¨ªa, que para eso est¨¢n, dieron la lata necesaria a Juninho y el equipo franc¨¦s se qued¨® tuerto. La ¨²nica misi¨®n id¨®nea tanto para el dan¨¦s como para el uruguayo, que conocen el oficio en los fogones. El problema es que uno m¨¢s otro ofrecen lo mismo: tajo y mala uva. Con ellos al frente, el Madrid se sostuvo, pero se encontr¨® sin salida, porque ninguno de los dos es arquitecto precisamente. Este Madrid no s¨®lo ha renunciado a las bandas, sino que, sin Zidane y Guti, tambi¨¦n se queda sin un asistente, sin un pasador clarividente. As¨ª que para dar carrete al juego, Robinho y Ra¨²l tuvieron que dar un paso atr¨¢s en demasiadas ocasiones, debieron exiliarse del balc¨®n del ¨¢rea, el espacio que mejor dominan. Como Baptista, que una vez m¨¢s s¨®lo se asom¨® al partido cuando se acerc¨® al meta franc¨¦s para desviar al poste izquierdo de Coupet un remate de Roberto Carlos. Por m¨¢s que Luxemburgo se empe?e en inclinarlo hacia la orilla izquierda, lejos del gol su aportaci¨®n es irrelevante, casi vulgar.
Sin alardes, pero con atenci¨®n, el Madrid estuvo entero hasta que apareci¨® Juninho donde Garc¨ªa y Gravesen no pod¨ªan esposarle para mandarle al garete. Y de forma estrepitosa: dos faltas lanzadas por el brasile?o a a?os luz de Casillas embocaron en la red madridista. En la primera ayud¨® la coronilla de Carew, un techo por encima de todos los defensas visitantes; en la segunda, a¨²n m¨¢s lejana, Casillas estuvo algo tieso. Y en las dos ejecuciones, aun con la excelente reputaci¨®n de Juninho como lanzador, el Madrid defendi¨® tan mal como ante el C¨¢diz o el Celta, que tambi¨¦n le han da?ado a bal¨®n parado. Los dos tantos descosieron por completo al Madrid, frustrado adem¨¢s porque el remate al palo de Baptista e inmediato cabezazo a bocajarro de Ra¨²l le hubiera dado el empate. Fuera del partido el Madrid y con el Ly¨®n sinti¨¦ndose en un guateque, el equipo de Luxemburgo padeci¨® un calvario hasta el final del primer tramo, cerrado con otro disparo de Juninho. Cosas del f¨²tbol: el chico fall¨® el m¨¢s sencillo de la noche y Casillas acert¨® en la jugada m¨¢s exigente. El penalti detenido por el portero madridista evit¨® que el Ly¨®n prolongara la juerga.
Satisfecho el equipo galo, el Madrid no tuvo m¨¢s remedio que dar un paso al frente en la segunda mitad. Se tap¨® el grupo de Houllier y el Madrid encaden¨® varias ocasiones, aunque m¨¢s por voluntarismo que por otra cosa. El Ly¨®n se dej¨® llevar y al conjunto espa?ol no le quedaba otra que intentar maquillarse tras la paliza recibida. Para ello, Luxemburgo tir¨® de Guti, suplente de nuevo. Esta vez, al parecer, contribuy¨® a ello un leve problema de garganta. Con Guti cualquier excusa es buena, ya sople el viento o le duelan las pesta?as. Como desde el inicio, el entrenador brasile?o necesitaba un conductor, alguien capaz de tejer el juego. Tampoco Beckham, que no hab¨ªa podido entrenarse el d¨ªa antes por un golpe en la pierna derecha derecha y que fue titular con una venda en el muslo, est¨¢ capacitado para ser el faro. En Ly¨®n, al empastelar a Gravesen y Garc¨ªa, Luxemburgo le dej¨® caer a la banda derecha, donde Beckham es Beckham: un especialista en el golpeo largo de la pelota. Y punto. Pero en este Madrid todo tiene un tufillo experimental. Las piezas no encajan y, hoy por hoy, es un mecano imperfecto. Luxemburgo asegura tenerlo claro ante cualquier altavoz; el equipo, desde luego, no. Hoy est¨¢ como hace un a?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.