Decoro
Hoy es el decoro entre el vecindario tanto como decencia y dignidad de las que pueden hacerse o se hacen merecedores la quiosquera que nos facilita la prensa o los jefes de estado y gobierno que acuden a celebrar en Nueva York el aniversario de las Naciones Unidas. Pero en las viejas y cl¨¢sicas preceptivas literarias se nos indicaba que el decoro es la adecuaci¨®n del estilo a un g¨¦nero literario, a un tema o a la clase social de los personajes; sobre todo en las obras teatrales, se nos dec¨ªa que el decoro exig¨ªa conformidad entre el comportamiento y la lengua de los personajes y sus respectivas condiciones sociales. Cuando se observa con atenci¨®n el escenario de lo p¨²blico parece oportuno recuperar los viejos conceptos de la ret¨®rica literaria. Porque de decoro y dignidad son merecedores, sin ir m¨¢s lejos y por ejemplo, Felip Beltr¨¢n y Rosa Adell, los dos ediles que ten¨ªa el PSPV en la poblaci¨®n de Alboc¨¤sser y que adecuaron su palabra a su comportamiento: durante la campa?a electoral y siguiendo las directrices de su partido con Jordi Sevilla a la cabeza, se dijo que se paralizar¨ªa la construcci¨®n de un penal si se ganaban las elecciones; se ganaron las elecciones y el proyecto de c¨¢rcel que dise?¨® el anterior Gobierno del PP sigue adelante. Beltr¨¢n y Adell acaban, decorosamente, de dimitir. Conducta que con toda seguridad les agradecer¨¢n sus votantes y sus no votantes, dada la credibilidad que ese comportamiento aporta a unos cargos electos. Escasamente decorosos vienen a ser, sin embargo, los comentarios del secretario general de su partido en el Pa¨ªs Valenciano, Joan Ignasi Pla, quien respeta pero no comporte la decisi¨®n de los mencionados concejales, y que minimiza la cuesti¨®n afirmando que "Alboc¨¤sser tiene la importancia que tiene y con todos mis respetos no es ninguna capital". Ojos tienen y no ven; o¨ªdos tienen y no oyen, reza la antigua sabidur¨ªa proverbial.
Decoro y dignidad en su cargo y su gesti¨®n tuvo y tiene tambi¨¦n el alcalde de la laboriosa Onda Enrique Navarro. Navarro es honesto incluso cuando como edil principal asume, explica y soluciona cualquier equ¨ªvoco o error en la gesti¨®n econ¨®mica del Ayuntamiento. Porque hace como dos o tres a?os, entre impuestos del IVA deducibles, deducidos y por deducir, el municipio dej¨® de ingresar a la Hacienda p¨²blica treinta y pico de miles de euros del a?o 2002, que seg¨²n la normativa de la Ley Tributaria, dada la devoluci¨®n incorrecta... Se trataba de un error o interpretaci¨®n incorrecta de la tesorer¨ªa municipal, y del error y su soluci¨®n se habl¨® en la junta de portavoces municipales y en la Comisi¨®n de Hacienda del consistorio. Nada que decorosamente no se pueda hacer p¨²blico, y se hizo, y tratarse con la normalidad que los temas de gesti¨®n comportan, como as¨ª se trat¨®. Lo indecoroso llega ahora, dos o tres a?os m¨¢s tarde, de la mano del concejal del PP Rub¨¦n Ib¨¢?ez, miembro de la joven guardia del adalid provincianista Carlos Fabra. Ib¨¢?ez, mun¨ªcipe principal de la oposici¨®n en el Ayuntamiento de Onda, tacha de "defraudador" a su alcalde Navarro, y se pregunta si no tendr¨ªa que intervenir el Fiscal Anticorrupci¨®n en lo que llama "el caso Navarro". Como si Navarro estuviera relacionado con negocios de seguros, empresas fitosanitarias y hubiese dejado de apuntar en su declaraci¨®n de renta treinta mil euros de sus ingresos anuales. Eso se llama ceguera, haber perdido el o¨ªdo y carecer de decoro.
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