La soberbia pierde al Celta

Desaparecieron los oropeles del Bernab¨¦u y todos los buenos prop¨®sitos del Celta se derrumbaron como un castillo de naipes. La c¨®moda victoria ante el M¨¢laga y la proeza de Chamart¨ªn inflaron la vanidad del Celta, que observ¨® la llegada del Racing como un asunto menor. Pero el reci¨¦n ascendido es el equipo de Bala¨ªdos, que al principio por soberbia y despu¨¦s por precipitaci¨®n se convirti¨® en un rival c¨®modo para el grupo de Manuel Preciado. El Racing esper¨® con paciencia su oportunidad, la convirti¨® y devolvi¨® al Celta al planeta tierra, tras una semana vivida entre pompas de jab¨®n.

Se dice del Racing que ha perdido calidad en todas sus l¨ªneas, pero ha ganado a ?scar Serrano. El ex jugador del Espanyol se peg¨® a la banda izquierda, aguard¨® el bal¨®n y se lanz¨® hacia el ¨¢rea de Pinto con la barbilla levantada cada vez que ?ngel desguarneci¨® su flanco, lo que ocurri¨® a menudo. Y cuando pill¨® al lateral canario en su casilla, le clav¨® al suelo con un quiebro de cintura, en una jugada que culmin¨® con un buen centro y un gran remate de Casquero, imposible para el portero c¨¦ltico.

Y empez¨® un nuevo partido, que descubri¨® que si el Celta sabe pecar de vanidad, tambi¨¦n lo puede hacer de arrebato, acentuado por un toque de corneta de Fernando V¨¢zquez que s¨®lo contribuy¨® al caos. El Celta confi¨® demasiado en Baiano, tambi¨¦n vigilado al l¨ªmite del reglamento, y el que caz¨® el gol fue Casquero. El entrenador de los vigueses busc¨® un atajo para solucionarlo, al sustituir a los extremos por otros dos delanteros que, alejados de su h¨¢bitat del ¨¢rea, sacaron lo peor del Celta, que ante el Racing tropez¨® bruscamente con la realidad. El final pudo ser peor si Aganzo no falla un penalti a favor del Racing en los minutos postreros.