Responsabilidad
Los partidos pol¨ªticos catalanes han presentado un centenar de enmiendas al texto de nuevo Estatuto, en respuesta a las advertencias de inconstitucionalidad hechas por el Consejo Consultivo, cuyo dictamen ha adquirido cierta funci¨®n referencial. Llevar a las Cortes propuestas que no han pasado la prueba de constitucionalidad de ese ¨®rgano catal¨¢n es dar por supuesto que ser¨¢n rechazadas. De modo que quien decida esquivar tales observaciones es claro y di¨¢fano que s¨®lo pretende que el Estatuto no llegue a buen fin. Y que prefiere que se estrelle en Madrid antes de hacerlo naufragar en Catalu?a.
Una vez terminado ayer el plazo para presentar enmiendas, el texto del proyecto entra en su fase definitiva. Pero en sustancia, sigue en danza el fatigante espect¨¢culo de la pol¨ªtica catalana, sobre todo porque CiU y ERC mantienen todav¨ªa vivos cuatro de los diecinueve presupuestos de inconstitucionalidad. CiU sigue empe?ada en su modelo de financiaci¨®n y en la apelaci¨®n a los derechos hist¨®ricos. Esquerra propone unas enmiendas que ya es dif¨ªcil saber si forman parte del teatro negociador, como preparaci¨®n de un punto de encuentro entre las partes, o si simplemente indican que los independentistas ya se est¨¢n colocando en su proverbial equidistancia ante la perspectiva de que no haya Estatuto y pueda haber elecciones en breve. Todo ello simplemente indica que nada se va a decidir hasta el pleno del Parlamento catal¨¢n que debe fijarse para la pr¨®xima semana.
Dado que el requisito de constitucionalidad era la condici¨®n puesta por Zapatero, y aparentemente aceptada por los partidos catalanes, para que el Estatuto obtuviera la mayor¨ªa necesaria en las Cortes, ahora ya quedan pocas excusas para seguir jugando a dilaciones y regateos. En la medida en que PSC e IC han hecho de la constitucionalidad del texto su referencia, y que Esquerra ve el Estatuto como una etapa hacia su objetivo final, la independencia, lo que no le impedir¨ªa asumir ese requisito en esta fase, la responsabilidad de que el Estatuto siga adelante est¨¢ ahora en manos de CiU.
Es cierto que el sentido de la responsabilidad cambia enormemente seg¨²n se est¨¦ en el gobierno o en la oposici¨®n. Y que CiU no es una excepci¨®n: su principal tentaci¨®n es provocar la ca¨ªda de Maragall con la ilusi¨®n de recuperar un poder que, en su idea de Catalu?a, sigue pensando que le fue usurpado. Rechazar el Estatuto o forzar un Estatuto imposible en Madrid podr¨ªa quiz¨¢s dar alguna satisfacci¨®n a corto plazo a los nacionalistas, pero generar¨ªa un gran desconcierto en su electorado. Y demostrar¨ªa que el acoso de Esquerra les ha hecho mella. Porque a estas alturas una cosa est¨¢ clara, si hay nuevo Estatuto, CiU quiz¨¢s puede apuntarse el m¨¦rito de haberlo llevado al m¨¢ximo nivel de exigencia, pero si no lo hay quedar¨¢n pocas dudas de que la responsabilidad principal habr¨¢ sido suya.
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