Cigarros, amor y crimen

Ana es nada menos que Ana Karenina; en una fabrica de cigarros de Tampa, Florida, una mujer vive de alguna manera la tragedia de Ana, s¨®lo que se llama Conchita y la interpreta una cantante de fama y de abolengo: Lolita, que por primera vez es actriz dram¨¢tica, y adelanto ya que lo hace muy bien. El autor cubano Nilo Cruz, de familia emigrante en Estados Unidos y cuyo idioma escrito es el ingl¨¦s, gan¨® el Premio Pulitzer con esta obra que tiene dos bases hist¨®ricas: una es el establecimiento de los cigarreros cubanos en Estados Unidos a fines del siglo XIX, y el tiempo en que comienzan las m¨¢quinas a sustituir al hombre -en un proceso que sigue adelante en nuestro tiempo-; entre esos cigarreros, con las enormes hojas de tabaco colgando para secarse, sucede el mal amor. Lo digo as¨ª porque recuerdo La malquerida y Se?ora ama, de Benavente; de ninguna manera digo que est¨¦ el autor influido o inspirado por esas obras, pero s¨ª que su estilo teatral recuerda aquellas obras rurales de principios del XX, y su lenguaje, ayudado por Nacho Artime en una buena versi¨®n -el autor y director tiene el castellano por idioma familiar- , es tambi¨¦n el del teatro s¨®lido, de muchos personajes, de amores cruzados; y de muerte como salida a la pasi¨®n negada.

Quiz¨¢ ayude tambi¨¦n a esa sensaci¨®n la interpretaci¨®n del gran actor Jos¨¦ Pedro Carri¨®n, a quien hace tiempo vimos en el personaje de El Rubio de La malquerida. Tiene una voz espl¨¦ndida, con esa calidad de quien no abusa de ella sino que la coloca dentro del personaje para que ¨¦ste hable.

Todos los actores hacen bien sus papeles; el sonido del buen idioma, las r¨¦plicas bien dichas, las situaciones tensas, funcionan bien. Lolita me recordaba enormemente el perfil de su madre, y resulta buena actriz capaz de hacer cualquier drama.

Para el p¨²blico de antes del estreno oficial fue un descubrimiento, y el teatro que se ve en esta obra es, como digo, de buen abolengo.