Imaginarios masculinos

All¨¢ por 1972, cuando el cine pornogr¨¢fico comenzaba t¨ªmidamente a salir de las catacumbas de la clandestinidad o de las vergonzantes pr¨¢cticas del cine de nudistas, un peluquero reconvertido en director porno, Gerard Damiano, tuvo la ins¨®lita idea de inventar un argumento para un filme ciertamente muy menor: nada menos que una chica que un buen d¨ªa descubre que su cl¨ªtoris est¨¢ ubicado en la base de su garganta. Y as¨ª, con esa idea muy propia de un imaginario masculino afiebrado, y con una actriz guapa y dispuesta a (casi) todo, Linda Lovelace, rod¨® en pocos d¨ªas, y con un coste de 25.000 d¨®lares, la que pasa por ser la pel¨ªcula m¨¢s rentable de todos los tiempos, Garganta profunda, un modest¨ªsimo producto X que lleg¨® a recaudar ?600 millones de d¨®lares!

Y que hizo algo m¨¢s: sirvi¨®, a pesar de las cortapisas censoras y morales de todo tipo con las que tuvo que enfrentarse, para lanzar un artesanado alternativo a la industria cinematogr¨¢fica que pronto habr¨ªa de precipitar ganancias desmesuradas y carreras mete¨®ricas, hasta el punto que hoy mismo, si el cine comercial norteamericano produce alrededor de unos 400 t¨ªtulos al a?o, su industria pornogr¨¢fica anexa realiza la friolera de 11.000. De ah¨ª que el inter¨¦s de Fenton Bailey y Randy Barbato por ese epifen¨®meno pionero se revele cuanto menos acertado: siempre es bueno saber de d¨®nde vienen esos asuntos.

La pena es que Inside deep troat no contenga, junto a la rica colecci¨®n de personas entrevistadas, entre ellas su director (no su actriz, ya fallecida y desde hace largos a?os detractora de su propio pasado), un envoltorio m¨¢s atento a la propia transgresi¨®n de las normas narrativas: dicho de otra manera, que sea un documental tan convencionalmente narrado como para no despertar, m¨¢s all¨¢ del tema que aborda, ninguna curiosidad en el respetable.