Triste y amonestada
Con gran disgusto, leo la noticia en los peri¨®dicos. La Asociaci¨®n de Mujeres Periodistas de Catalu?a me ha amonestado. Ha sido durante la entrega de sus premios Lliri, Card y Rosa del Desert, que valoran de manera positiva o negativa el trato que dan los comunicadores a lo que vendr¨ªa a ser la mujer. El premio Lliri (el bueno) ha sido para mi amigo Juan Jos¨¦ Mill¨¢s. El premio Card (el chungo) ha sido para mi amigo Toni Soler. Y a mi me ha correspondido una amonestaci¨®n, lo que me duele mucho. Me parece muy injusto que me amonesten. Porque si alguien se merec¨ªa de verdad el cardo era yo.
Despu¨¦s de todas las glosas en forma de art¨ªculo que he dedicado a la inigualable labor del Instituto Catal¨¢n de la Mujer, ?lo ¨²nico que me corresponde es una amonestaci¨®n? Y no quiero, con eso, menospreciar los m¨¦ritos de Toni Soler, que eran muchos. Como denunciaron mis admiradas compa?eras, "en su programa de radio no refleja una imagen digna de los personajes femeninos de ficci¨®n, ni el n¨²mero de invitadas es paritario". Qu¨¦ gran verdad. Cualquiera que oiga su programa nota que las mujeres imitadas en ¨¦ste no son dignas, mientras que los hombres (al ser hombres) s¨ª lo son. Y, desde luego, el n¨²mero de invitadas no es paritario. Nada de excusas. Las que piensen que eso es as¨ª porque el programa es de s¨¢tira pol¨ªtica y en nuestro gobierno hay mayor¨ªa de hombres (lo que hace que la mayor¨ªa de invitados sean hombres) ser¨¢n amonestadas. Si Toni Soler quisiese, podr¨ªa arreglarlo. Por ejemplo, entrevistando cada d¨ªa a Marina Geli. Estoy segura que a ella, por el bien del feminismo, no le importar¨ªa este peque?o sacrificio.
Pero es que, adem¨¢s, ni siquiera me han avisado para ser amonestada en persona. De haberlo sabido, me habr¨ªa presentado a la ceremonia escoltada por unos boys. Me hubiese vestido para la ocasi¨®n con una minifalda, unas medias de rejilla y un top semitransparente, para demostrar que no s¨®lo soy un cerebro, que tambi¨¦n soy un cuerpo. En realidad, todas las noches, cuando desnuda frente al espejo me hago la exploraci¨®n ginecol¨®gica, aprovecho para ensayar el discurso de aceptaci¨®n del premio Card. "Gracias, amigas/os por otorgarme este premio que, sin duda, merezco", digo. "Pero os lo debo a vosotras/os. Vosotras/os, con vuestras ocurrencias, con vuestro neofeminismo tan parecido a la Secci¨®n Femenina de Pilar Primo de Rivera sois mi fuente de inspiraci¨®n". Porque es cierto. El m¨¦rito de los premios Card es de quien los otorga. Recuerdo ahora ese d¨ªa en que el Instituto Catal¨¢n de la Mujer public¨® el informe sobre sexismo en los medios. No tuve otra opci¨®n que aplaudir la buena nueva desde esta columna. Nunca olvidar¨¦, por ejemplo, que el cuento infantil Marillina y sus pollitos les pareci¨® sexista. S¨ª. Es que resulta que el gallo y la gallina de la historia no comparten las tareas del gallinero. Es la gallina quien ense?a los h¨¢bitos de limpieza a los pollos/as, mientras que el gallo trabaja fuera, cantando al alba. Cu¨¢nto machismo, por no decir "gallismo". Con lo f¨¢cil que ser¨ªa mentirle a los ni?os/as y decirles que las gallinas tambi¨¦n cantan y que los gallos ense?an a los pollos a comer gusanitos/itas...
Pero prometo que trabajar¨¦ con m¨¢s empe?o para conseguir el premio Card. Por supuesto, s¨¦ que hay gente que lo merece m¨¢s que yo. Gente que de verdad discrimina a las mujeres, les impide el voto, los derechos civiles, la libertad de movimientos o de c¨¢tedra. Hay profesionales de la comunicaci¨®n, como el antiguo imam de Premi¨¤, que se negaba a darle la mano a la alcaldesa, porque era una mujer. Y hay empresas dedicadas a la comunicaci¨®n que no hacen nada para que las madres de su plantilla puedan disfrutar de guarder¨ªa en la empresa. Pero estar¨ªa muy mal otorgarles un premio Card. ?Todav¨ªa parecer¨ªa que la cosa va en serio!
De todas formas lo que me duele es pensar que no me dan el premio Card por sexismo. Sinceramente, creo que no me lo dan por ser mujer. Si fuese un hombre, ya me lo habr¨ªan dado.
moliner.empar@gmail.com
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