M¨¢s de un millar de 'sin papeles' saturan el centro de acogida
El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla tiene 480 plazas, a las que hay que sumar las habilitadas en dos enormes tiendas de campa?a que incluso cuentan con habitaciones y literas. Hasta antes de los asaltos, ocupaban las instalaciones 750 extranjeros. La llegada de los cerca de 130 subsaharianos que lograron entrar ayer en la ciudad aut¨®noma ha saturado su capacidad. Y los 200 aproximadamente que anoche les emularon no har¨¢ sino empeorar la situaci¨®n del centro. Ante este agravamiento, anoche, camiones del Ej¨¦rcito trasladaron a una explanada adyacente al CETI tres tiendas de campa?a con capacidad para 100 personas cada una, tal como hab¨ªa solicitado el delegado del Gobierno en Melilla, Jos¨¦ Fern¨¢ndez Chac¨®n.
Tambi¨¦n est¨¢ previsto reforzar la seguridad en el per¨ªmetro fronterizo con Marruecos. En las pr¨®ximas 24 horas varias unidades de los Grupos Rurales de Seguridad (GRS) de la Guardia Civil se incorporar¨¢n a las tareas de vigilancia. Fern¨¢ndez Chac¨®n coment¨® que se est¨¢ produciendo "un cambio en la forma que los emigrantes subsaharianos tratan de acceder a la ciudad y no a un incremento", ya que en el a?o 2004 se produjeron 55.000 intentos de saltar el doble per¨ªmetro, mientras que en lo que va de a?o se han producido unos 12.000, informa Efe.
Cuando logran salvar la doble valla, los inmigrantes corren hasta el centro de la ciudad para presentarse en la Jefatura Superior de Polic¨ªa, o permanecen ocultos en espera de la ocasi¨®n propicia para hacerlo. All¨ª obtienen una orden de expulsi¨®n que en la pr¨¢ctica totalidad de los casos es imposible de cumplir, porque sus pa¨ªses se niegan a admitirlos, y que les sirve de documentaci¨®n para seguir en Espa?a, si bien no pueden trabajar legalmente.
Bebidas y galletas
Desde las 6.30 de ayer -hora a la que termin¨® el primer asalto- pasaron por las dependencias policiales unos dos centenares de subsaharianos. Sentados o tumbados a la sombra, recib¨ªan latas de bebidas, galletas y magdalenas de compa?eros que llevan semanas viviendo en el CETI, mientras esperaban a ser llamados por los tres polic¨ªas y un int¨¦rprete encargados de documentarlos. "Cuando les llamamos dicen su nombre, dan una procedencia generalmente falsa, les hacemos una foto, redactamos la orden de expulsi¨®n y les entregamos un documento que les permite ingresar en el CETI", explica un funcionario. Muchos viven all¨ª durante meses o incluso a?os. La mayor¨ªa, no obstante, son derivados a Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Pen¨ªnsula, conforme al plan de traslados aprobado por el Gobierno y las comunidades en abril. Cumplidos 40 d¨ªas de su llegada a Espa?a, deben ser puestos en libertad, tal como establece la ley.
Mujeres, familias con ni?os o personas en situaci¨®n de vulnerabilidad, son llevados a centros de acogida financiados por el Gobierno y gestionados por ONG. Desde el 1 de abril hasta ayer, 386 se trasladaron por esta v¨ªa.
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