Ascenso pac¨ªfico
Estos cuatro preciosos ideogramas chinos que sirven de t¨ªtulo a este art¨ªculo corresponden al lema que lleva camino de convertirse en el emblema del presidente de la Rep¨²blica Popular China, Hu Jintao. En pinyin -la transcripci¨®n en fon¨¦tica latina- se leen como h¨¦p¨ªng ju¨¦qi y significan ascenso pac¨ªfico. Por primera vez un pa¨ªs se convertir¨¢ en superpotencia mundial por medios pac¨ªficos. Hasta ahora el ascenso de los imperios se produc¨ªa a trav¨¦s de invasiones, guerras, ocupaciones coloniales e incluso exterminio de poblaciones. Lo que vamos a contemplar ahora es el sorprendente espect¨¢culo de una nueva superpotencia que asciende pac¨ªficamente mediante instrumentos econ¨®micos: capital, comercio, recursos naturales, tecnolog¨ªa y trabajo. Cuesta imaginar una superpotencia ben¨¦vola y ben¨¦fica, pero es lo que propugna Zheng Bijian, asesor de Hu Jintao, en un art¨ªculo que acaba de publicar la revista Foreign Affairs en un n¨²mero especial sobre China.
El corresponsal de EL PA?S en Pek¨ªn, Jos¨¦ Reinoso, que es quien me ha proporcionado los caracteres, se ha encontrado con que hay dos signos distintos para ascenso (ju¨¦), seg¨²n se puede consultar en wenlin.com, un portal de ense?anza del mandar¨ªn. El primero significa ascenso abrupto, s¨²bita aparici¨®n en el horizonte. Y el segundo, ascenso como fuerza pol¨ªtica. Zheng utiliza el primero, lo cual permite una libre interpretaci¨®n: China se est¨¢ convirtiendo en gran potencia como el sol se levanta del horizonte, de forma natural.
Esta teor¨ªa ha sido fabricada en la Escuela Central del Partido Comunista en Pek¨ªn, en el momento en que Hu Jintao era el presidente de la instituci¨®n y el autor del art¨ªculo era su director. Es claro su prop¨®sito: tranquilizar al mundo, y a Estados Unidos en primer lugar, sobre la evoluci¨®n futura de China. Ofrecerse como una potencia cooperativa y amistosa, y no como un proyecto hegem¨®nico que quiere constituirse en un nuevo polo de una futura guerra fr¨ªa. Quiere tambi¨¦n desmentir la frase que se atribuye como lugar com¨²n a muchos dirigentes chinos pero nadie reivindica: "El siglo XIX ha sido el de la humillaci¨®n, el XX de la restauraci¨®n, el XXI ser¨¢ el de la dominaci¨®n".
No todos est¨¢n de acuerdo en Pek¨ªn con estas teor¨ªas. El antecesor de Hu, Jiang Zemin, sosten¨ªa que la teor¨ªa del ascenso pac¨ªfico podr¨ªa perjudicar la modernizaci¨®n militar de China. Hasta septiembre de 2004 Jiang fue el presidente de la Comisi¨®n Militar del Comit¨¦ Central, un cargo que es el ¨²ltimo resorte del poder y en el que fue sustituido por Hu, culminando as¨ª el primer ascenso pac¨ªfico de un l¨ªder en un pa¨ªs acostumbrado a relevos generacionales convulsos. El viceministro de Medio Ambiente, Pan Yue, advert¨ªa en marzo pasado que el milagro chino puede terminar pronto si sigue el crecimiento incontrolado. Es decir, hay quien pone entre interrogantes el ascenso y hay quien hace lo mismo con su car¨¢cter pac¨ªfico.
En Estados Unidos sucede tres cuartos de lo mismo. Son muchos, por intereses econ¨®micos o por razones ideol¨®gicas, los que ven a China como una amenaza para la hegemon¨ªa norteamericana. Pero la reacci¨®n m¨¢s significativa es la de Robert Zoellick, el segundo de Condoleezza Rice, este pasado 21 de septiembre, en una conferencia ante el Comit¨¦ Nacional Chino Norteamericano. Zoellick, que fue antes secretario de Comercio, tiene muy buena relaci¨®n con los chinos, fruto principalmente de su papel en la incorporaci¨®n de Pek¨ªn a la Organizaci¨®n Mundial de Comercio. Les puede cantar las cuarenta, cosa para lo que no le faltan razones, sobre derechos humanos, persecuci¨®n de periodistas, rearme excesivo, pirateo de patentes y derechos de autor o lo que haga falta, pero al final termina defendi¨¦ndoles ante quienes, en Estados Unidos, se empe?an en crear un nuevo superpoder mal¨¦fico al que combatir en un mundo bipolar.
"China no cree que su futuro dependa de la subversi¨®n del orden internacional", dijo Zoellick. "Al contrario, los l¨ªderes chinos creen que su ¨¦xito depende de la vinculaci¨®n con el mundo moderno". Pero el ascenso pac¨ªfico no ha pasado todav¨ªa la prueba del nueve, que Zoellick ha se?alado con acierto. Algo tan sencillo, y tan dif¨ªcil en un pa¨ªs de 1.300 millones de ciudadanos, como la transici¨®n pac¨ªfica a la democracia.
El t¨ªtulo de este art¨ªculo aparece en la edici¨®n impresa escrito en caracteres chinos
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