Las v¨ªctimas no quieren perdonar
Dieciocho millones de argelinos votan hoy la Carta para la Paz y la Reconciliaci¨®n Nacional
Farhati y otro medio centenar de familiares de desaparecidos en la d¨¦cada negra argelina se concentraron ayer, como todos los mi¨¦rcoles, en la plaza de Addis Abeba de Argel. La cita no sirvi¨® s¨®lo para reiterar sus reivindicaciones sino para expresar su rechazo a la Carta para la Paz y la Reconciliaci¨®n Nacional, una amnist¨ªa con matices para islamistas y miembros de las fuerzas de seguridad, sobre la que se pronunciar¨¢n hoy en refer¨¦ndum 18 millones de argelinos.
En la plaza de Addis Abeba hab¨ªa ayer m¨¢s periodistas y, por supuesto, polic¨ªas que manifestantes. "?Devu¨¦lvanme a mi hijo!" "Mi hijo no es terrorista" se pod¨ªa leer en las peque?as pancartas que exhib¨ªan y en las que figuraba tambi¨¦n una fotograf¨ªa y la fecha de la desaparici¨®n del familiar.
"Estoy con la paz pero no al precio de nuestros hijos", repet¨ªa Farhati, quien acusa a la seguridad militar de haber apresado a su hija en 1997. Las autoridades reconocen 6.146 desapariciones en las filas de los simpatizantes islamistas, achacables a excesos individuales de elementos de las fuerzas de seguridad. La Liga Argelina de Defensa de los Derechos Humanos triplica la cifra.
Farhati, que pertenece a SOS Desaparecidos, una asociaci¨®n de familiares de v¨ªctimas, se opone a la reconciliaci¨®n en ciernes como lo hacen otras muchas organizaciones, como el colectivo de familiares de desaparecidos, de defensa de los derechos humanos y casi todos los partidos pol¨ªticos de oposici¨®n.
El rechazo a la Carta no es s¨®lo porque libra del peso de la justicia a los uniformados que cometieron abusos. La impunidad de la que gozar¨¢n aquellos que degollaron a miles de imp¨ªos indigna a buena parte de la sociedad civil empezando por las asociaciones de mujeres a las que la presi¨®n islamista pr¨¢cticamente oblig¨®, en los noventa, a pasar a la clandestinidad.
"?C¨®mo se puede hablar de paz y reconciliaci¨®n cuando se excarcela a los asesinos mientras hay periodistas permanecen en prisi¨®n por delito de opini¨®n?", se preguntaban, en un comunicado conjunto, un pu?ado de asociaciones de mujeres encabezadas por el combativo grupo Tharwa Fadhma Soumeur.
Sus voces han sido recogidas por la prensa internacional pero, si se except¨²an algunos peri¨®dicos independientes, han sido silenciadas por los medios audiovisuales argelinos. "A los que llevan la contraria se les niega el derecho de expresi¨®n cuando no se les detiene y se les procesa", denuncia, desde Par¨ªs, el dirigente socialista exiliado Ait Ahmed.
Como de costumbre ha sido en la rebelde Cabilia, una regi¨®n al este de Argel poblada por cinco millones de bereberes, donde la reconciliaci¨®n ha suscitado mayor hostilidad. Con gritos de "?Poder asesino!", pu?ados de j¨®venes intentaron, hace 10 d¨ªas, reventar el mitin del presidente Abdelaziz Buteflika en Tizi Uuz. Las tribus locales han hecho para hoy llamamientos al boicoteo de las urnas.
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