Medida de emergencia

Cinco muertos en el masivo asalto de inmigrantes ilegales a la valla de Ceuta marcan tr¨¢gicamente el cl¨ªmax de una crisis sin precedentes en las fronteras terrestres de Espa?a con Marruecos. Hay un problema inmediato que ha causado ya ocho v¨ªctimas mortales en un mes y que exige respuestas urgentes, pero hay otro de fondo que s¨®lo se puede resolver a largo plazo, y es la desigualdad econ¨®mica entre el continente africano y el europeo, que convierte a las dos ciudades espa?olas del norte de ?frica en el sif¨®n por donde se cuela la inmigraci¨®n. Tiene raz¨®n el primer ministro marroqu¨ª, Driss Jettu, al se?alar que la avalancha migratoria no es s¨®lo un problema para Espa?a, sino tambi¨¦n para Marruecos, donde se acumulan los subsaharianos que intentan pasar a nuestro pa¨ªs.

La decisi¨®n de Zapatero de enviar 720 soldados a apoyar la labor de la Guardia Civil en Ceuta y Melilla responde a la urgencia del caso, pero entra?a serios riesgos.

No se puede esperar con los brazos cruzados hasta que terminen en febrero las obras de elevaci¨®n de las vallas en Melilla y en Ceuta. Posiblemente no hay m¨¢s efectivos de los que tirar ante la carencia de fuerzas de la Benem¨¦rita. Pero si los militares van en una funci¨®n disuasoria como segundo escal¨®n, es imprescindible que tengan protocolos de intervenci¨®n muy estrictos. En 1996 los soldados que mand¨® entonces el reci¨¦n llegado Gobierno de Aznar frente a una crisis similar iban desarmados. Por el contrario, los que ayer se desplegaron en las dos ciudades aut¨®nomas portaban armas. Este extremo resulta preocupante, pues ni los legionarios ni los regulares disponen del material y la formaci¨®n para unas labores que son esencialmente de orden p¨²blico y de control de fronteras, y no de defensa nacional o internacional. Es necesario, por tanto, que queden efectivamente subordinados a la Guardia Civil, lo que significa que la cadena de mando desemboque en el Ministerio del Interior, y que el control pol¨ªtico sea total. Una militarizaci¨®n del problema podr¨ªa incluso agravarlo y darle un tinte colonial.

Espa?a no est¨¢ actuando unilateralmente. La decisi¨®n marroqu¨ª de enviar 1.600 efectivos m¨¢s a vigilar las fronteras con Ceuta y Melilla es un reflejo de la cooperaci¨®n que qued¨® plasmada ayer en la cumbre bilateral en Sevilla. Sin embargo, es igualmente preocupante que estos agentes marroqu¨ªes no est¨¦n tampoco suficientemente formados para acciones de antidisturbios ni dispongan del material necesario. Debe aclararse r¨¢pidamente de d¨®nde proced¨ªan los disparos que causaron la muerte a los cinco subsaharianos que perecieron cuando trataban de saltar la valla de Ceuta. Y, m¨¢s all¨¢ de los convenios firmados, es necesario que Europa se vuelque mucho m¨¢s en ayudar a Marruecos y a otros pa¨ªses a frenar este flujo masivo de inmigraci¨®n ilegal en sus fronteras exteriores.

En todo caso es perentoria la colaboraci¨®n entre los dos pa¨ªses en todos los ¨®rdenes, pero especialmente en la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal, con un control conjunto "determinado y firme" como anunci¨® ayer Zapatero. La nueva Ley de Defensa, que a¨²n no est¨¢ en vigor pero que acaba de aprobar el Congreso, no obliga al Gobierno a consultar y pedir la autorizaci¨®n parlamentaria para este tipo de despliegues. Pero Zapatero debe dar urgentemente una explicaci¨®n detallada de lo ocurrido, de la decisi¨®n de enviar tropas a Ceuta y Melilla y de las medidas adoptadas para que tragedias como ¨¦sta no vuelvan a repetirse.