G¨¢nsters y camiones
El caso Camas no hace m¨¢s que deparar sorpresas. El conocimiento p¨²blico de las grabaciones efectuadas a los imputados ha puesto de manifiesto el plan mafioso que se hab¨ªa urdido para llevar a buen puerto distintas operaciones urban¨ªsticas en dicha poblaci¨®n, situada a apenas 10 kil¨®metros de la capital andaluza. Las conversaciones entre los protagonistas de esta truculenta historia contienen todos los requisitos para una novela negra. El lenguaje que emplean, advirtiendo que le enviar¨ªan un g¨¢nster a la concejala d¨ªscola, Carmen Lobo, por no apoyar con sus votos estas recalificaciones, y el af¨¢n que exhiben por enriquecerse de forma r¨¢pida con estos asuntos, "si salen todos estos proyectos yo voy a tener una flota de camiones", todo ello con un alcalde de la localidad, Agust¨ªn Pav¨®n, como fiel testigo de la transacci¨®n, da debida cuenta de hasta qu¨¦ punto la ambici¨®n y la falta de escr¨²pulos de algunos ha anidado de forma impune, hasta ahora, en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica.
Pero este esc¨¢ndalo da para m¨¢s. En principio, para preguntarse el por qu¨¦ no interviene de forma directa la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, por no decir ya la propia Fiscal Jefe de la Audiencia Provincial de Sevilla, Mar¨ªa Jos¨¦ Segarra, quien, desde luego, tuvo suficiente cuota de pantalla con el asunto de las facturas falsas detectado en el Ayuntamiento de Sevilla y que se ha quedado en pa?ales en comparaci¨®n con esta truculenta historia.
De igual modo, sirve para reflexionar sobre la falta de reflejos del PP, que se ha visto claramente desbordado por los acontecimientos. Primero, fueron excesivamente cautos a la hora de pedir responsabilidades a los suyos que aparec¨ªan imputados como ocurri¨® con el primer teniente de alcalde, Antonio Enrique Fraile. En una estrategia de reducir al m¨¢ximo el alcance de los da?os, se limitaron a dirigir sus exigencias disciplinarias s¨®lo hacia este edil, procurando salvar a otros que participaban desde un primer momento en el embrollo. As¨ª ocurri¨® con Aureliano Lucas, concejal en el vecino pueblo de Castilleja de Guzm¨¢n, pero, al mismo tiempo, integrante de la empresa municipal de desarrollo de Camas, SODECSA, y quien, tal y como aparece en las conversaciones pinchadas por la polic¨ªa, fue quien contact¨® con el intermediario Eusebio Gavi?o. Ha sido ¨¦l y no su partido quien se ha permitido el lujo de pedir su baja, eso s¨ª, una vez que EL PAIS publicaba el contenido de las escuchas telef¨®nicas.
Los populares siguen movi¨¦ndose con torpeza a no ser que la dimensi¨®n y profundidad de lo que se investiga les tenga bloqueados. Si no es as¨ª, no se entiende c¨®mo el presidente provincial del PP sevillano, Ricardo Tarno, no haya dado a¨²n la cara. Desde que se conocieron las detenciones practicadas por la polic¨ªa no ha comparecido en rueda de prensa alguna y eso que era muy aficionado al encuentro con los periodistas, sobre todo cuando los esc¨¢ndalos afectaban a otros. Ni siquiera lo ha hecho para valorar los Presupuestos Generales del Estado y sus previsiones inversoras para la provincia sevillana, asunto en el que siempre se ha empleado a fondo en sus cr¨ªticas hacia el PSOE. De seguir as¨ª, esa estrategia del avestruz est¨¢ condenada al fracaso, m¨¢xime cuando las indagaciones se extienden ya a otros municipios de la zona con ramificaciones que pueden suponer un fuerte disgusto a m¨¢s de uno. Si no cortan a tiempo esta v¨ªa de agua, la inundaci¨®n amenaza con llegar hasta al puente de mando de los populares andaluces.
Y habr¨¢ que esperar, esta semana, una mayor aparici¨®n en la escena de los socialistas sevillanos. Da la impresi¨®n de que su secretario general, Jose Antonio Viera, quiere figurar, m¨¢s bien, como un presidente de una ONG cualquiera, ofreciendo un supuesto pacto pol¨ªtico con el resto de fuerzas que suena a cuento chino si se tiene en cuenta la gravedad de lo que sucede. Es curioso observar c¨®mo ha estado m¨¢s contundente el presidente de la Junta, Manuel Chaves, antes que los dirigentes del PSOE hispalense preocupados, a lo que se ve, en un exceso de diplomacia, un ejercicio de moderaci¨®n que causa perplejidad.
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