?Qui¨¦n puede elegir centro de ense?anza?

Libertad para elegir centro de ense?anza. Esta frase, en apariencia sencilla, encierra la esencia del desencuentro educativo que, durante a?os, ha mantenido ocupados a los cat¨®licos y a los laicos, a la derecha y a la izquierda, a los partidarios de la educaci¨®n concertada y a los que prefieren la p¨²blica. La ¨²ltima muestra de ello es que el PP incluye esta reivindicaci¨®n entre sus exigencias para alcanzar un pacto educativo, mientras que la nueva Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n (LOE) redactada por el Gobierno socialista se acerca a posiciones m¨¢s de izquierda. Tambi¨¦n los obispos recuerdan a menudo la necesidad de garantizar la libertad de ense?anza. Pero, ?qu¨¦ es exactamente eso de la libertad para elegir centro de ense?anza? ?Acaso no la hay en Espa?a?

"El concepto de libertad de ense?anza naci¨® hace dos siglos como la posibilidad de crear centros distintos de los estatales. Pero ahora se maneja ligado a la doctrina neoliberal que surge en Am¨¦rica en los a?os sesenta, que proclama la libre competencia entre los dos tipos de colegios para permitir la libertad de elecci¨®n a los padres. Como no todos tienen capacidad para pagarse el centro privado, exigen al Estado un cheque escolar para que puedan elegir. ?sa ha sido siempre la doctrina neoliberal en educaci¨®n", explica el catedr¨¢tico de Historia Comparada de Sistemas Educativos Manuel de Puelles.

Un repaso por comunidades de distinto signo indica que es muy alto el porcentaje de padres que matriculan a sus hijos en el colegio que desean. En Catalu?a, por ejemplo, un 92% tiene el colegio que elige en primera opci¨®n; un 90%, en Murcia; en Extremadura ronda el 99% en todas las etapas; en Castilla y Le¨®n andan por el 94%. En Andaluc¨ªa, el 93% de los padres que quieren colegios concertados logra entrar en el centro elegido. En Madrid, los datos hablan de un 75%.

Los problemas se concentran en las capitales Barcelona, Sevilla y Madrid. En los pueblos, donde no hay m¨¢s que una escuela o dos, p¨²blicas, los padres no pueden elegir. Sin embargo, son las familias que quieren llevar a sus hijos a los centros concertados en las grandes ciudades las que ven mermado su derecho de elecci¨®n cuando no encuentran plaza, un problema que se ha resuelto a menudo ampliando el n¨²mero de alumnos por clase m¨¢s all¨¢ de lo que permite la ley. En primaria, los profesores de la p¨²blica tocan a 19 alumnos de media, mientras que esa ratio se eleva hasta 24 en la concertada.

?Qu¨¦ es exactamente lo que les preocupa a los responsables de la ense?anza concertada y a los padres cuando hablan de elecci¨®n de centros?

El secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de la Ense?anza (FERE-CECA), Manuel de Castro, concreta, sobre la nueva ley educativa, d¨®nde fundan los temores. Uno de ellos es la obligada reserva de plazas en los centros para los alumnos que se incorporan una vez empezado el curso, por lo general inmigrantes. De Castro se queja de que la reserva de estas plazas, si despu¨¦s no se ocupan, har¨¢ perder esos puestos in¨²tilmente a los padres que los solicitaban. El secretario general de Educaci¨®n, Alejandro Tiana, asegura que la libertad de ense?anza en Espa?a est¨¢ garantizada por la Constituci¨®n, "pero cuando hay un exceso de demanda respecto a las plazas, hay que hacer una programaci¨®n de la ense?anza para equilibrar el sistema. Nuestra voluntad es negociar los l¨ªmites de esa reserva de plazas, creo que se est¨¢ creando un falso problema". En los centros p¨²blicos, el 7,8% de los alumnos son extranjeros, mientras que en los privados ese porcentaje es del 3,7%. "Los centros p¨²blicos se hacen cargo, por lo general, de la mayor¨ªa de los alumnos con necesidades espec¨ªficas, que suelen llegar una vez iniciado el curso. Hay que equilibrar eso", a?ade el secretario general de Ense?anza en CC OO, Jos¨¦ Campos.

El segundo obst¨¢culo que ven los responsables a la libertad de elecci¨®n de centro es la aparici¨®n en el texto de la nueva ley de las comisiones de garant¨ªa de admisi¨®n, ¨®rganos que supervisar¨¢n el proceso de matriculaci¨®n de alumnos y "garantizar¨¢n que se cumplan las normas". "Es para garantizar la transparencia y evitar malas pr¨¢cticas como el cobro por determinados conceptos que, al final, convierte al centro en el seleccionador del alumnado por la v¨ªa econ¨®mica", explica Tiana. A ese planteamiento responde De Castro con este otro: "Nos tememos que eso se convertir¨¢ en un reparto de alumnado, y eso no es elegir libremente".

Zonificaci¨®n. Esta palabra no les suena bien a los responsables de la ense?anza concertada. Se trata de dividir la ciudad en distritos escolares que sirvan de referencia para aplicar las prioridades en la admisi¨®n de alumnos; por ejemplo, la proximidad al domicilio. Esto ya existe, pero la LOE dice que habr¨¢ la misma zonificaci¨®n para centros p¨²blicos y concertados, que ahora son distintas. Eso, aventura De Castro, "puede restar libertad a los padres, tanto para elegir un colegio p¨²blico como privado que no est¨¦ en su circunscripci¨®n". "Eso es una interpretaci¨®n err¨®nea", afirma Tiana. "En algunos pa¨ªses, las zonas son cerradas, pero no en Espa?a. No es nuestra voluntad impedir la elecci¨®n de centro", a?ade Tiana.

De Castro se queja, adem¨¢s, de "la imposibilidad de concertar colegios o aulas en algunas comunidades, sobre todo las socialistas". El catedr¨¢tico Manuel de Puelles afirma que, efectivamente, el concierto educativo responde a la idea de la libertad de ense?anza, "pero tambi¨¦n de servicio p¨²blico, y esto ¨²ltimo no siempre se ha conseguido".