Escalera al cielo
Nadie puede elegir algo tan determinante como el lugar donde nace. Si tienes la fortuna de venir al mundo en Europa, tienes un alto porcentaje de posibilidades de llegar con un pan bajo el brazo, una educaci¨®n medianamente decente, lograr un empleo en el futuro e incluso alcanzar un nivel de bienestar m¨¢s o menos aceptable, a pesar de las imperfecciones. Que te saquen de la placenta en Guinea Bissau es m¨¢s complicado. Y eso que uno nace sin haberlo pedido y sin haber elegido a los padres. S¨®lo por nacer en ?frica ya eres casi seguro de color negro, algo que te condicionar¨¢ a¨²n m¨¢s la vida que te espera en el futuro. En el mundo todo se globaliza menos la riqueza, que sigue siendo patrimonio de apenas un tercio de los habitantes del planeta. Hay varios mundos. El primero, el segundo y el tercero. Y el problema esencial es que cada vez es m¨¢s alta la valla que separa el subsistir del vivir.
Se dir¨¢ que la vida de un solo ser humano es muy poca cosa en el paisaje inmenso del dolor y la destrucci¨®n, de la injusticia y el desorden del mundo. Pero esa cosa m¨ªnima es todo lo que tienen algunos, dec¨ªa recientemente el escritor Antonio Mu?oz Molina. No ten¨ªan mucho m¨¢s que estar vivos los inmigrantes fallecidos cuando intentaban saltar la alambrada para entrar en Ceuta, ni los cientos de cad¨¢veres que ha escupido el mar en las costas de C¨¢diz, M¨¢laga, Almer¨ªa o Canarias, tras zozobrar las pateras con la que intentaban coger un atajo para cambiar de mundo.
Abundan estos d¨ªas sesudos an¨¢lisis sobre el problema de la inmigraci¨®n. Podemos captar suspicacias sobre la actitud de Marruecos en este conflicto. Incluso posibles consecuencias del denominado "efecto llamada", y responsabilidades compartidas -no s¨®lo de Espa?a- ante el desaf¨ªo al que debe enfrentarse la ampliada Uni¨®n Europea. Pero se entiende mucho mejor la situaci¨®n leyendo el n¨²mero especial de la revista National Geographic dedicado a ?frica. El 50% de sus habitantes vive con menos de un d¨®lar al d¨ªa, que es lo que cuesta un caf¨¦ en Espa?a. Hay 15 millones de refugiados. De ellos unos tres millones han huido de sus pa¨ªses a causa de conflictos b¨¦licos. El resto, unos 12 millones de personas, est¨¢n desplazados en el interior de su propio pa¨ªs. ?frica concentra 32 de las 38 naciones del mundo clasificadas como pa¨ªses gravemente endeudados por el Fondo Monetario Internacional. Tan s¨®lo en el ?frica subsahariana mueren al d¨ªa 6.300 personas por sida y 8.000 contraen diariamente la enfermedad. Hay 18 millones de hu¨¦rfanos en el continente por culpa de esta lacra.
Plantear que ah¨ª est¨¢ la ra¨ªz del problema es de ingenuos, porque todo el mundo lo sabe ya. Como todo el mundo sabe tambi¨¦n que no hay una soluci¨®n mejor, ni m¨¢s definitiva, que sacar a ?frica de la extrema pobreza en que se encuentra. De momento, resulta dif¨ªcil entender que este problema se solucione coloc¨¢ndole m¨¢s metros a una valla. Tampoco poni¨¦ndole paredes al mar, por muy estrecho que sea el Estrecho por donde colarse. El hambre construye escaleras capaces de llegar al cielo. Y hasta all¨ª es imposible que llegue alambrada alguna.
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