Veda

Se hace dif¨ªcil entender la decisi¨®n de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la Junta de Andaluc¨ªa de mantener la fecha de apertura de vedas, cuando seguimos padeciendo la sequ¨ªa m¨¢s severa de los ¨²ltimos setenta a?os. La Consejer¨ªa sabe que las poblaciones de conejo y, especialmente, la perdiz roja han sufrido y sufren los efectos de la sequ¨ªa. Su poblaci¨®n se ha reducido a m¨¢s de la mitad. Mantener, como ha hecho la Consejer¨ªa, los mismos per¨ªodos de caza que en a?os anteriores es una irresponsabilidad.

No se puede, a pretexto de las cuestiones econ¨®micas que se mueven en torno a la actividad cineg¨¦tica, tomar decisiones que da?en en profundidad la riqueza de nuestra fauna, en lugar de protegerla. Una poblaci¨®n m¨¢s que diezmada por la sequ¨ªa no puede soportar, sin grave da?o, la presi¨®n de los cazadores. La perdiz roja y el conejo, por se?alar las especies m¨¢s representativas, se van a ver afectados severamente en las pr¨®ximas nidadas y camadas. Adem¨¢s se va a perjudicar la caza de especies depredadores protegidas para sobrevivir. No s¨®lo los cazadores cazamos. Un da?o, adem¨¢s, que se extender¨¢ en un futuro inmediato a la propia actividad cineg¨¦tica. No podr¨¢ recuperarse con normalidad ni a¨²n en condiciones medioambientales m¨¢s favorables.

Esta situaci¨®n exig¨ªa acortar no s¨®lo el n¨²mero de piezas a abatir, sino tambi¨¦n el n¨²mero de d¨ªas h¨¢biles de caza. Es la decisi¨®n que correspond¨ªa tomar a la Consejer¨ªa de Medio Ambiente. Es la competente. Est¨¢ obligada legalmente a proteger el medio ambiente. Un medio ambiente que no se protege actuando desde la normalidad en situaciones excepcionales. Adem¨¢s anteponer intereses econ¨®micos a intereses medioambientales no es propio de una pol¨ªtica social y de protecci¨®n a la naturaleza. Y apelar, como se ha hecho, a la responsabilidad de los cazadores para que sean quienes hagan lo que, por ley y por sentido com¨²n, tiene que hacer la Consejer¨ªa, es, adem¨¢s de una irresponsabilidad, una torpeza. Tan torpe como pretender que la siniestralidad viaria la solucionen los propios conductores, sin intervenci¨®n de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico. Un lujo que, ni la perdiz roja ni el conejo, se pueden permitir para sobrevivir y poblar en la densidad de siempre los montes de Andaluc¨ªa.