Encrucijada
?Ad¨®nde va toda esta gente?, se preguntaban Lennon & McCartney en Eleanor Rigby y yo me lo pregunto viendo las obras que expone en Madrid Jordi Colomer, un artista que inici¨® con excelentes augurios su carrera de escultor expandido y que ahora parece atascado en unos proyectos que pretenden interrogar la naturaleza de la arquitectura y desestabilizar el estatuto del documental sin conseguirlo realmente. Las fotos, las pancartas y los v¨ªdeos que expone responden evidentemente a ambos proyectos y dan cuenta simult¨¢neamente de lo poco que ha logrado con los mismos. Empecemos por la arquitectura, que es el tema de una serie de fotograf¨ªas en las que vemos a los protagonistas sosteniendo, como si fuera una pancarta, la foto del edificio que aparece al fondo. Edificios que o bien reproducen fielmente estereotipos del movimiento moderno o bien se han convertido en edificios emblem¨¢ticos, como lo es el que construy¨® en la M-30 de Madrid el arquitecto S¨¢ez de Oiza, conocida popularmente como "la corrala".
JORDI COLOMER
Exposiciones en el Museo Reina Sof¨ªa y en la galer¨ªa Juana de Aizpuru. Madrid
Hasta el 16 de octubre
En la pieza de Colomer se ve tanto "la corrala" como la enorme pancarta sostenida en alto por un grupo de personas que literalmente se echan encima del espectador, que podr¨ªa preguntarse, como de hecho me pregunto yo: ?Pero qu¨¦ hacen? ?Qu¨¦ pretenden enarbolando esa singular pancarta? ?Llamar la atenci¨®n sobre una arquitectura que de otra forma pasar¨ªa inadvertida? Y llamarla para qu¨¦. ?Para aprobar esa arquitectura o para desaprobarla por su incapacidad de satisfacer plenamente los deseos y las necesidades de sus usuarios? Imposible saberlo. La pieza no ofrece ninguna pista y deja enteramente en manos del espectador la responsabilidad de la interpretaci¨®n. Nada sorprendente, dados los r¨ªos de tinta que se siguen vertiendo en defensa de la ambig¨¹edad de la obra de arte como lugar de encuentro de la libertad del artista con la del espectador.
A m¨ª, desgraciadamente, esa llamada de atenci¨®n me resulta muy poco estimulante. Probablemente me interesa m¨¢s el v¨ªdeo que Colomer grab¨® en Sana'a, la m¨ªtica ciudad de rascacielos de adobe del Yemen, recorrida por un grupo de ni?os que portan carteles con los nombres en ¨¢rabe de las estrellas medi¨¢ticas de nuestra ¨¦poca. En su favor podr¨ªa argumentarse que en ¨¦l la pretendida objetividad del documental est¨¢ rota desde dentro porque los nativos no son captados desde fuera, en la autenticidad de sus usos y costumbres, sino en sus inesperadas respuestas a una experiencia tan ins¨®lita como lo es la de pasearse de un lado a otro sin m¨¢s motivo aparente que el de atraer la atenci¨®n de la c¨¢mara y de la gente. Demasiado esfuerzo para tan poco logro.
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