Ceuta recela del futuro
Ceuta es un organismo vivo que se nutre de la rivalidad entre Espa?a y Marruecos. De la Pen¨ªnsula obtiene alimentos, sanidad, educaci¨®n y un trato privilegiado que se refleja en los sueldos de los funcionarios y en los balances de las empresas. Tambi¨¦n recibe 1.134.214 toneladas anuales de toda clase de art¨ªculos de consumo que, en el 80% de los casos, van a parar a Marruecos gracias a un lucrativo contrabando consentido por el Gobierno de Rabat. Ese tr¨¢fico supone el 12% de la riqueza de la ciudad.
En Ceuta, espa?ola desde 1580, donde residen 75.708 personas, conviven cuatro culturas: la cristiana (a la que pertenece el 50% de la poblaci¨®n), la musulmana (47%), la hebrea (1%) y la hind¨² (2%). Cristianos, hebreos e hind¨²es coinciden en que en la ciudad se vive bien. El presidente de la C¨¢mara de Comercio, Luis Moreno, resume las ventajas de los residentes: "Tenemos una bonificaci¨®n del 50% en la declaraci¨®n de la renta y en el impuesto de sociedades, del 30% en el transporte (esperamos que en breve suba hasta el 50%), y nuestro impuesto, el IPSI, es seis puntos m¨¢s bajo que el IVA. Adem¨¢s, los sueldos de los funcionarios del Estado son mucho m¨¢s altos que en la Pen¨ªnsula". En las calles, militares de uniforme, musulmanas con velo y chicas en top se cruzan alegremente con los trabajadores marroqu¨ªes transfronterizos o con los subsaharianos que salen del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) a dar un paseo. Los 31 restaurantes, 54 cafeter¨ªas y bares, 20 pubs, tres discotecas y dos multicines est¨¢n llenos.
Mohamed M. Larbi, dirigente vecinal musulm¨¢n: "Ceuta est¨¢ ah¨ª, pero no es para nosotros. Aqu¨ª la gente ha perdido la esperanza"
Noelia, estudiante: "Llegar¨¢ un momento en que habr¨¢ m¨¢s musulmanes que espa?oles, pero no creo que Marruecos se quede con la ciudad"
Los musulmanes matizan: en Ceuta se vive mejor que en Marruecos. Mohamed M. Larbi, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos del barrio del Pr¨ªncipe, donde se hacinan 12.000 personas, declara: "Ceuta est¨¢ ah¨ª, pero no es para nosotros. Aqu¨ª la gente ha perdido la esperanza". A pesar de que son casi la mitad de la poblaci¨®n, su n¨²mero no se refleja en la pol¨ªtica de la ciudad aut¨®noma. El PP tiene 14 diputados en la asamblea y dos el PSOE, mientras que los dos partidos isl¨¢micos s¨®lo suman cuatro diputados: tres pertenecen a la Uni¨®n Dem¨®crata Ceut¨ª y uno al Partido Democr¨¢tico y Social de Ceuta. Son el grupo social con mayores tasas de paro, de fracaso escolar y de delincuencia. Si bien s¨®lo una minor¨ªa es partidaria de la anexi¨®n de Ceuta a Marruecos, viven con la permanente sensaci¨®n de ser marginados.
Una pelota en disputa
El im¨¢n Ahmed, de la mezquita Sidi Embarek, hijo, nieto y bisnieto de ceut¨ªes, explica su malestar: "?El ideal de las cuatro culturas! Muchas personas intentan que sea una realidad, pero parte de la sociedad no quiere que eso se logre". El im¨¢n tiene 62 a?os, es doctor en Teolog¨ªa por la Universidad de Fez y, probablemente, el hombre m¨¢s respetado de su comunidad. Ha convertido la mezquita en un centro cultural y social donde reciben clase de ¨¢rabe y religi¨®n 500 ni?os entre cuatro y 14 a?os. "Ceuta es una pelota que se disputan dos equipos, Espa?a y Marruecos. La sociedad ceut¨ª es espa?ola. Pero jam¨¢s he visto una actuaci¨®n del Gobierno espa?ol para defender los intereses de sus ciudadanos musulmanes cuando cruzan la frontera hacia Marruecos", denuncia.
La barriada del Pr¨ªncipe, cuyos primeros habitantes fueron militares de Franco, se ha convertido en un s¨ªmbolo de la marginaci¨®n musulmana. Mientras los soldados peninsulares fueron realojados en viviendas sociales, eran relegados al olvido los de ascendencia marroqu¨ª. Mohamed Mojtar fue cabo de Regulares a las ¨®rdenes del dictador. ?l y su hija minusv¨¢lida sobreviven hoy con 100 euros al mes en una chabola acosada por ratas, vertederos de basura y r¨ªos de aguas fecales. Otros han derruido los viejos chamizos y han levantado por su cuenta casas que el Ayuntamiento considera ilegales.
El resultado es un laberinto de callejuelas tan estrechas que apenas permiten el paso de un persona y que muchas veces terminan abruptamente contra una pared. No hay aceras, el alcantarillado data de los tiempos en que all¨ª s¨®lo viv¨ªan 400 familias y los cables de alta tensi¨®n pasan a un palmo de las ventanas. Aqu¨ª se dan las tasas m¨¢s altas de paro y analfabetismo, y son frecuentes los tiroteos entre bandas de traficantes de droga. La diversi¨®n favorita de los j¨®venes es apedrear a los coches de polic¨ªa que se acercan al lugar.
La realidad de los cristianos es bien distinta. Ellos copan el 90% de los empleos del sector p¨²blico, que son la mitad de los disponibles en Ceuta. En este grupo predominan los militares. Y es que el Ej¨¦rcito tiene mucho poder en Ceuta. Baste decir que el Ministerio de Defensa es el propietario de la mitad de sus 18,5 kil¨®metros cuadrados, que 5.000 de los 75.708 habitantes censados son militares y que al menos otros 10.000 son familiares directos de ellos.
Un folleto tur¨ªstico de la ciudad incluye tres museos, ocho fortalezas y un n¨²mero indeterminado de monumentos castrenses: al Caudillo, a los ca¨ªdos en la guerra de ?frica, al teniente Ruiz, al soldado de reemplazo, al teniente coronel Gonz¨¢lez Tablas... Como Gonz¨¢lez Tablas, buena parte de los nombres que adornan el callejero del centro de la ciudad corresponden a militares que obtuvieron la gloria combatiendo a los musulmanes.
Manuel Calleja es funcionario del Estado: brigada de la Legi¨®n. Naci¨® en Zaragoza hace 40 a?os, pero se cri¨® en Ceuta. Su mujer, Raquel, que es de C¨¢ceres, trabaja como profesora en el instituto Camoens, donde conviven ni?os cristianos, musulmanes, hind¨²es y hebreos. Tienen una ni?a de cuatro a?os y un ni?o de siete. Al principio, Raquel no quer¨ªa vivir en Ceuta, pero ahora no quiere irse. Calleja gana en Ceuta 600 euros mensuales m¨¢s de lo que ganar¨ªa en la Pen¨ªnsula.
El militar se levanta a las siete de la ma?ana y llega al cuartel a las ocho. Raquel deja a los ni?os en el colegio de la Inmaculada Concepci¨®n (concertado) y se incorpora al instituto a las nueve. A las 8.30 llega a su domicilio una asistenta marroqu¨ª, que hace la casa y va a recoger a los ni?os. A las tres de la tarde, el brigada ha terminado su jornada laboral. "Por la tarde ayudo a mis hijos en las actividades extraescolares, estudio ingl¨¦s en la Escuela Oficial de Idiomas y hago deporte", explica. Como la mayor¨ªa de los ceut¨ªes, la familia ha comprado una vivienda de verano en la Pen¨ªnsula y no en Marruecos. Los Calleja tienen en Tarifa una casa, a la que van al menos una semana al mes.
Espa?olidad a salvo
La espa?olidad de Ceuta no les preocupa: "Est¨¢ a salvo", afirma Calleja. Lo mismo opina Jos¨¦ Mar¨ªa Aguirre, inspector veterinario, de 46 a?os, casado con una maestra de C¨®rdoba y padre de dos hijos: "Desde que soy peque?o llevo oyendo que ma?ana van a entregar Ceuta a Marruecos. Y antes que yo, lo oy¨® mi padre, y antes, mi abuelo, y antes mi bisabuelo. La gente no tiene sentimiento de provisionalidad". Tambi¨¦n est¨¢ de acuerdo Noelia Caudevilla, estudiante de 20 a?os que aspira a vivir para siempre en Ceuta: "Llegar¨¢ un momento en que habr¨¢ m¨¢s musulmanes que espa?oles, pero no creo que Marruecos se quede con la ciudad". Ninguno de los mencionados tiene amigos ¨ªntimos musulmanes.
La opini¨®n de los cristianos es compartida por los hind¨²es y los hebreos. Ramesh G. Chandiramani es el presidente de la comunidad hind¨². Tiene 53 a?os y posee una empresa de importaci¨®n y exportaci¨®n, otra de electr¨®nica, otra de activos financieros y una inmobiliaria. ?l ha comprado una segunda vivienda en Estepona, donde pasa dos meses en verano. Como la mayor¨ªa de los ceut¨ªes, apenas va a Marruecos: "All¨ª no hay posibilidades de ocio", dice. Y a?ade: "No siento ning¨²n temor a que Espa?a entregue Ceuta a Marruecos. No me preocupa lo m¨¢s m¨ªnimo".
A pesar de esta visi¨®n optimista, m¨¢s de una amenaza se cierne sobre el futuro de Ceuta: el contrabando hacia Marruecos desaparecer¨¢ en 2010 cuando culmine el desarme arancelario de Marruecos frente a los productos de la Uni¨®n Europea (UE). El presidente del Consejo Econ¨®mico y Social (CES) y ex presidente de la Ciudad Aut¨®noma, Basilio Fern¨¢ndez, opina que la ¨²nica salida al previsible colapso de la econom¨ªa es convencer al Gobierno de Rabat de que convierta el puesto fronterizo del Tarajal en una aduana comercial. Pero esa soluci¨®n parece improbable, dada la reivindicaci¨®n anexionista de Marruecos sobre Ceuta.
La situaci¨®n de la sanidad y de la educaci¨®n arrastra carencias importantes. Los dos hospitales, el militar y el civil, carecen de servicio de oncolog¨ªa, y hay un solo alerg¨®logo para toda la poblaci¨®n. Los habitantes de las ciudades marroqu¨ªes vecinas y los subsaharianos del CETI colapsan las consultas, de forma que los ceut¨ªes han de acudir a los hospitales de la Pen¨ªnsula, fiando su salud al tiempo en el Estrecho, que varias veces al a?o impide durante d¨ªas la salida de los barcos, su principal v¨ªa de acceso a Andaluc¨ªa. En los colegios, los profesores deben esforzarse para integrar a los alumnos musulmanes que hablan deficientemente el castellano y a los ni?os inmigrantes acogidos en el CETI y en los centros de menores.
Si a eso a?adimos que la poblaci¨®n musulmana se aproxima al 50%, que la reivindicaci¨®n marroqu¨ª puede recrudecerse en cualquier momento, que el paro aumenta a?o tras a?o y ya ronda el 11% y que la inmigraci¨®n africana llama cada vez con m¨¢s fuerza a la frontera, parece l¨®gico pensar que a los ceut¨ªes les esperan tiempos dif¨ªciles. El fantasma del denostado conde don Juli¨¢n, que en el a?o 709 rindi¨® la ciudad a las tropas de Musa ben Nusayr, y a quien s¨®lo el escritor Juan Goytisolo se atrevi¨® a reivindicar, arrastra estos d¨ªas sus cadenas por las p¨¢ginas de los peri¨®dicos locales.
El mayor zoco del Magreb
LA FRONTERA DE CEUTA con Marruecos despierta a las siete de la ma?ana. Miles de marroqu¨ªes entran en la ciudad por el paso del Tarajal y hormiguean entre decenas de inmensas naves que forman el cercano pol¨ªgono industrial, donde no existe ninguna industria, pero, en cambio, es posible comprar desde un cepillo de dientes hasta un autom¨®vil por piezas.
?ste es, probablemente, el mayor zoco del Magreb. Aqu¨ª se genera aproximadamente el 12% del valor a?adido bruto de la ciudad y, seg¨²n fuentes policiales, se lavan buena parte de los beneficios del tr¨¢fico de hach¨ªs. Algunas de las naves facturan m¨¢s de 60.000 euros al d¨ªa. Cada almac¨¦n parece la cueva de Al¨ª Bab¨¢: las mantas se mezclan con los chocolates, los detergentes, los caf¨¦s, los clavos y los neum¨¢ticos para veh¨ªculos. La actividad es fren¨¦tica.
Los primeros en aparecer son los compradores. Es f¨¢cil identificarlos, porque suelen llegar en coche. Ordenan sus pedidos y se vuelven a Marruecos. Despu¨¦s vienen los porteadores: una multitud de hombres y mujeres encargados de transportar hasta el vecino pueblo marroqu¨ª de Castillejos las mercanc¨ªas adquiridas por sus jefes.
Oficialmente, el Tarajal no es una aduana. El Gobierno de Rabat se niega a otorgar tal estatuto al paso fronterizo, pues eso restar¨ªa fuerza a sus argumentos anexionistas sobre Ceuta. En la pr¨¢ctica, es uno de los principales puntos de entrada de mercanc¨ªas en el reino. Hasta el punto de que si las estad¨ªsticas contabilizaran el comercio fronterizo de Ceuta y de Melilla, Espa?a desbancar¨ªa a Francia como principal socio comercial de Marruecos.
Para sortear esos obst¨¢culos de la pol¨ªtica internacional est¨¢n los porteadores. Miles de marroqu¨ªes de las localidades vecinas a Ceuta se ganan la vida pasando las mercanc¨ªas ocultas entre sus ropas o lanz¨¢ndolas sobre el muro de hormig¨®n de seis metros de altura que separa a los dos pa¨ªses y recogi¨¦ndolas del otro lado. Es decir, que si por otros puntos de la frontera entran irregularmente los inmigrantes, por ¨¦ste salen las mercanc¨ªas tambi¨¦n de forma irregular.
El sistema est¨¢ tan consolidado que las fuerzas de seguridad marroqu¨ªes han establecido tarifas fijas para hacer la vista gorda. Jadicha es una vecina de Castillejos cuya espalda se ha ido doblando como una alcayata a base de cargar fardos a trav¨¦s de la frontera. En la mano aferra unos cuantos billetes arrugados: "Tenemos que pagar tres veces antes de llegar a Castillejos", explica. "Cinco dirhams (0,40 euros) al mehani, otros cinco al gendarme y cinco m¨¢s al soldado". Los bultos lanzados por encima del muro de hormig¨®n de seis metros salen m¨¢s caros: los agentes cobran el equivalente a seis euros por franquearles el paso.
El verano pasado, los Gobiernos de Madrid y Rabat acordaron abrir el puente peatonal de Biutz, situado junto a la frontera, para facilitar este contrabando consentido. Se trata de un t¨²nel enrejado con dos pasillos, uno para hombres y otro para mujeres, por el que s¨®lo pueden pasar peatones en direcci¨®n a Marruecos. De modo que Jadicha saca sus mercanc¨ªas de Ceuta y al poco rato est¨¢ de vuelta, para hacer un nuevo paseo. Debe darse prisa, pues el puente cierra a mediod¨ªa.
Adem¨¢s de porteadores, en el pol¨ªgono industrial'hay forzudos expertos en el lanzamiento de fardos sobre el muro. Tambi¨¦n trabajan a la vista de todos individuos capaces de introducir hasta cinco cubiertas de autom¨®vil una dentro de otra y luego montarlas en las llantas de un coche, de forma que el veh¨ªculo cruza la frontera rodando con 20 cubiertas. As¨ª es como el 80% de las mercanc¨ªas que Ceuta importa de la Pen¨ªnsula van a parar a Marruecos. El presidente de la C¨¢mara de Comercio de la ciudad, Luis Moreno Naranjo, no tiene problemas para admitirlo: "M¨¢s de un empresario recibe todos los d¨ªas desde la Pen¨ªnsula un contenedor de arroz o uno al a?o de pimienta. Como comprender¨¢, eso no nos lo podemos comer aqu¨ª".
El olor de tan lucrativo negocio ha llevado hasta el Tarajal a un grupo de empresarios chinos, cuya actividad febril les ha permitido apoderarse de buena parte del mercado en s¨®lo dos a?os. "Traen sus propios productos y compran todas las naves que salen a la venta", explica Miguel ?ngel Gonz¨¢lez, administrativo de Adeasa (Asociaci¨®n Detallista de Alimentaci¨®n, SA), firma fundada en 1973 por los peque?os comerciantes de Ceuta que posee uno de los almacenes mejor provistos del complejo, hasta el punto de que suministra a las instalaciones vecinas.
Sin embargo, la naturaleza at¨ªpica del negocio lo hace muy sensible al humor del Gobierno de Rabat. "Nuestras ventas dependen de cualquier declaraci¨®n que haga un ministro en Madrid", explica Isabel Paniagua, administrativa de una de las naves. "Con el conflicto de Perejil, las ventas cayeron un 50%, y no se han vuelto a recuperar".
Gonz¨¢lez respalda esa explicaci¨®n: "La mejor ¨¦poca fue desde la muerte de Hassan II hasta lo de Perejil. Mohamed VI relev¨® a los aduaneros corruptos y las ventas se dispararon de tal manera que no pod¨ªamos cerrar en 24 horas. Llegaba un cami¨®n con detergente y ya estaba vendido antes de que pudi¨¦ramos descargarlo".
El inmenso zoco que es el pol¨ªgono industrial de Ceuta tiene fecha de caducidad. En 2010 culminar¨¢ el desarme arancelario de Marruecos, y la oferta ceut¨ª perder¨¢ su raz¨®n de ser. ?Qu¨¦ pasar¨¢ entonces? Gonz¨¢lez es optimista: "Ya hemos pasado por situaciones similares: cuando la apertura de la verja de Gibraltar, cuando el Ministerio de Defensa retir¨® a 20.000 militares... Viviremos del trapicheo, como siempre".
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