La revoluci¨®n familiar

Un donante que no se sabe qui¨¦n es dijo en el hospital que quer¨ªa dar una semillita para que una mujer pudiera tener un hijo sola. Entonces mi madre pidi¨® que se pareciese a ella y le hicieron la inseminaci¨®n. Pero yo nunca he sabido el se?or que era mi padre, y ¨¦l, aunque est¨¦ vivo o muerto, nunca sabr¨¢ que soy su hija. ?Me puedes bajar este cuerno que me sale del flequillo, por favor? Gracias".

Ana le da palique a Teresa, la peluquera que la est¨¢ peinando para la foto. Detr¨¢s de ellas se ha formado un corro formado por la estilista, el fot¨®grafo, el ayudante del fot¨®grafo, el t¨¦cnico del laboratorio y la periodista, que asisten, hipnotizados, a la perorata de esta ni?a de siete a?os y labia portentosa. Ella sigue a lo suyo: "Pero mam¨¢ tuvo que ir al m¨¦dico muchas veces. Hasta la sexta no se qued¨® embarazada. No te creas que fue tan f¨¢cil tenerme".

La familia nuclear cl¨¢sica sigue siendo mayoritaria, pero ya no es la ¨²nica con prestigio social

"A¨²n no tenemos palabras para definir algunos nuevos parentescos", dicen los soci¨®logos

Los abuelos han vivido el terremoto en su prole, pero siguen invit¨¢ndola a paella los domingos

Amor, respeto, cuidado mutuo. ?se es el pegamento de las familias, las viejas y las nuevas

Ana Bautista Palacios y su madre, ?ngela Bautista Palacios, son una nueva familia. Literalmente. Hace 30 a?os la reproducci¨®n asistida no exist¨ªa. Victoria Anna S¨¢nchez, la primera ni?a probeta espa?ola, tiene 21 a?os. En ese tiempo, decenas de miles de ni?os han nacido en Espa?a gracias a estas t¨¦cnicas que han hecho posible la paternidad no s¨®lo a parejas con problemas de infertilidad, sino a mujeres que, como ?ngela, deseaban ser madres sin necesidad de tener un compa?ero.

?ngela no es una madre soltera en sentido estricto. En esta casa no hay padre, ni presente ni ausente. Son madre e hija. Una familia completa en s¨ª misma. "Mucha gente que antes no quer¨ªa o no pod¨ªa formar una familia tradicional, ahora s¨ª puede crear una. No la cl¨¢sica, la de siempre, sino la suya propia. Seguramente, si no hubiera tenido la v¨ªa de la inseminaci¨®n, ahora yo estar¨ªa sola. Habr¨ªa una familia menos", dice la madre de la criatura.

La ciencia, el aumento de la esperanza de vida en quince a?os de media, la creciente independencia de las mujeres, el desarrollo econ¨®mico y la tolerancia social hacia el ejercicio de las libertades personales est¨¢n detr¨¢s de la historia de ?ngela y Ana y de otras muchas familias espa?olas. De una metamorfosis que se viene gestando de puertas adentro en los hogares desde hace 25 a?os. La revoluci¨®n familiar.

La aprobaci¨®n en el Congreso de los Diputados, el pasado 21 de abril, de la ley de matrimonio entre parejas del mismo sexo -y las 40 bodas a que, por ahora, ha dado lugar- es s¨®lo el ¨²ltimo y m¨¢s llamativo episodio de una serie de cambios complejos en el entramado familiar de este pa¨ªs. La familia nuclear cl¨¢sica, compuesta por un hombre y una mujer casados y con voluntad de tener hijos, sigue siendo el modelo mayoritario, pero, desde luego, ya no es el ¨²nico que se practica abiertamente y que goza de plena aceptaci¨®n social.

Surgen, orgullosos, otros tipos de familia que antes o no exist¨ªan -como la maternidad asistida y en solitario de ?ngela-, o no contaban con gran prestigio social -segundas parejas, madres o padres separados con sus hijos, individuos que viven solos-, o, directamente, permanec¨ªan en la semiclandestinidad, como las parejas y familias homosexuales con hijos.

La transformaci¨®n se ve¨ªa venir. En los ochenta, en los noventa, cada vez con m¨¢s frecuencia y en todas las clases sociales, todo el mundo empez¨® a tener amigos divorciados, familiares que se iban a vivir juntos sin casarse, vecinos que viv¨ªan solos porque s¨ª o alg¨²n conocido que conviv¨ªa con una pareja del mismo sexo. Pero la demograf¨ªa no es una ciencia de respuesta r¨¢pida y diez a?os es el periodo que considera m¨ªnimo para revisitar una poblaci¨®n y comprobar qu¨¦ hay de nuevo. Fue el censo de 2001 el que puso las cartas sobre la mesa. Ese a?o, adem¨¢s de contarnos, el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, nos pregunt¨® c¨®mo y con qui¨¦n viv¨ªamos. Las respuestas eran voluntarias. Los resultados, una foto fija de una realidad muy movida, dejaron pasmados a los propios profesionales.

M¨¢s de un mill¨®n de personas viven -viv¨ªan en 2001- en pareja sin estar casados, un 155% m¨¢s que en 1991. Uno de cada cinco beb¨¦s nace fuera del matrimonio, el doble que en 1991. Hay casi medio mill¨®n de hogares encabezados por una persona (mujer, en un 87%) divorciada con sus hijos a cargo, el doble que una d¨¦cada atr¨¢s. Casi tres millones de espa?oles viven solos. Y, por primera vez en la historia de la demograf¨ªa espa?ola, 10.500 hombres y mujeres declaraban libremente que son homosexuales y que conviven con sus parejas afectivas del mismo sexo.

?sta era, en 2001, la realidad de la familia espa?ola. El retrato seguramente se ha quedado viejo. En cualquier caso, es el ¨²ltimo. El ¨²nico que, con documentos en la mano, pod¨ªa tener en mente el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, cuando declar¨®, el pasado 15 de mayo con motivo de la legalizaci¨®n del matrimonio gay y en v¨ªsperas de asistir a la manifestaci¨®n contra la misma convocada por el Foro de la Familia: "La familia atraviesa uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de su historia".

Son muchos los que no comparten esta apreciaci¨®n. Algunos de los nuevos -y de los viejos- modelos familiares que conviven en las ciudades y los pueblos espa?oles ilustran estas p¨¢ginas. Sus protagonistas han querido presentarnos a su familia.

-?sta es Jana -dice Marina a sus amigas del cole en la fiesta de su noveno cumplea?os se?alando a una invitada m¨¢s peque?a, siete a?os, que el resto de la panda.

-?Y Jana qu¨¦ es?

-Pues Jana.

-S¨ª, pero ?qu¨¦ es tuyo?

-Pues la hija de la novia de mi padre.

Marina es tan expl¨ªcita como Ana. Los ni?os dicen siempre la verdad. Los Mart¨ªnez-Arranz son, en la jerga sociol¨®gica, una familia reconstituida. Una de las 233.000 que se declararon como tales en el censo de 2001. Jos¨¦ y Lourdes, cuarentones, divorciados de sendos primeros matrimonios, crearon un nuevo hogar cuando tuvieron a Vera, de dos a?os, su ¨²nica hija com¨²n. Jos¨¦ tiene una hija de su anterior esposa: Marina. Lourdes, dos: Helio y Jana. Viven todos juntos. Bueno, Marina viene y va. Este curso escolar le toca estar con su padre, pero el anterior y el pr¨®ximo estuvo y estar¨¢ con su madre, dado que ambos ex c¨®nyuges tienen la custodia compartida de la ni?a. La madre de Lourdes es viuda y vive en casa a temporadas para cuidar de todos mientras su hija, azafata de Iberia, vuela por el mundo. No, las teleseries no se inventan nada. La realidad es mucho m¨¢s interesante.

Este verano, un grupo de dem¨®grafos, soci¨®logos, pol¨ªticos y estudiantes se reunieron en un palacio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) para debatir sobre familias como la de Ana Bautista o la de Marina Mart¨ªnez. La soci¨®loga Constanza Tob¨ªo fue la directora del curso Nuevas formas familiares del siglo XXI, programado por la Universidad Complutense. Los cambios en la estructura familiar y su visibilidad social han sido tan r¨¢pidos que los especialistas tienen que pararse a pensar. "Aparecen nuevas formas de parentesco distintos a la concepci¨®n cl¨¢sica de lazo de sangre o conyugal. ?Qu¨¦ relaci¨®n hay entre hijos de uniones anteriores que no son hermanos, ni hermanastros, pero que conviven como tales? ?Es eso parentesco, es familia? Creo que s¨ª, son nuevos v¨ªnculos, pero no sabemos a¨²n c¨®mo llamarlos", admite Tob¨ªo.

Esta profesora de la Universidad Carlos III, bregada en muchos congresos internacionales, est¨¢ acostumbrada a ilustrar a sus colegas extranjeros sobre las peculiaridades del caso espa?ol. El ejemplo de Espa?a es in¨¦dito en el mundo, sostiene. "Es como si la historia hubiera estado congelada durante 40 a?os y, a finales de los setenta, empiezan todas las transiciones", sostiene. "La pol¨ªtica, claro, pero tambi¨¦n la demogr¨¢fica y la revoluci¨®n de g¨¦nero. La esperanza de vida sube. La natalidad cae en picado. Las tasas de actividad laboral de la mujer se doblan (del 30% en 1975, al 70% hoy) y se produce un desplazamiento de cinco a?os en la edad de la primera maternidad (hoy, 29 a?os)". Y todo eso ocurre muy r¨¢pido y todo a la vez. Esos cambios, que en otros pa¨ªses se inician tras la Segunda Guerra Mundial y ocupan 50 a?os, aqu¨ª culminan en 25. Y llevan consigo una profunda transformaci¨®n social.

"La familia nuclear cl¨¢sica pierde su hegemon¨ªa desde el punto de vista de su pr¨¢ctica y su aceptaci¨®n social, y ahora vemos una situaci¨®n de gran desarrollo y diversidad familiar", a?ade Tob¨ªo. "Es la primera gran revoluci¨®n de la familia desde el punto de vista de la voluntad y de la libertad. Ya no se trata s¨®lo de crear familia como espacio de supervivencia, sino como una elecci¨®n personal y una b¨²squeda de la felicidad. Hay una eclosi¨®n de distintos tipos de familia, de enriquecimiento de la misma como instituci¨®n social, y, todo, con unos ¨ªndices de normalidad y tolerancia social enormes. Cuando cuentas esto fuera, muchos sesudos dem¨®grafos y soci¨®logos sajones o n¨®rdicos, habituados a ser los m¨¢s desarrollados, se quedan perplejos".

Es lo que le pas¨® en agosto a Turid Noack, una flem¨¢tica profesora de Sociolog¨ªa de la Universidad de Oslo. La se?ora Noack vino a El Escorial a dictar una ponencia sobre la evoluci¨®n de las parejas homosexuales registradas en Noruega en los 12 a?os de vigor de la ley en ese pa¨ªs. Una norma que las excluye expresamente de la adopci¨®n y el acceso a la reproducci¨®n asistida. "Los homosexuales se casan en menor proporci¨®n que los heterosexuales. Hay m¨¢s uniones de gays que de lesbianas. Ambos se divorcian en mayor grado que los heterosexuales. Y, atenci¨®n, las lesbianas se separan el doble que los gays y el triple que los heterosexuales", vino a decir.

Fue luego, en el debate, cuando claudic¨® ante el bombardeo de preguntas de los asistentes. "?Es usted partidaria de que los homosexuales adopten? ?C¨®mo evolucionan los hijos en las familias homoparentales? ?Qu¨¦ le parece la ley espa?ola de matrimonio gay?". Noack, muy cient¨ªfica, present¨® sus excusas: "S¨®lo tenemos 70 ni?os nacidos en parejas del mismo sexo y a¨²n no hay datos sobre su desarrollo. Y, por supuesto, no tengo opini¨®n al respecto. Creo que se est¨¢ produciendo una sobrevaloraci¨®n de un fen¨®meno que es aislado. La familia m¨¢s com¨²n en Noruega es la de un hombre y una mujer que se casan y tienen dos hijos", zanj¨®, sobrepasada.

En Espa?a tambi¨¦n. El censo que destap¨® en 2001 la diversidad familiar constataba que casi la mitad (45,6%) de los hogares est¨¢n habitados por una pareja y sus hijos. Como la de Isabel Gaspar y Pablo Sancha, un matrimonio de profesionales cuarentones casados por la Iglesia (7 de cada 10 bodas se celebran ante el altar) y sus hijos Fabio y Mauro. O sus amigos y vecinos, Marival y Fernando, casados por el juzgado (opci¨®n que gana terreno, pero minoritaria), y sus hijas, Irene y Luc¨ªa.

Pero si se empieza a tirar del hilo y a ampliar el c¨ªrculo a la familia extensa, a los padres, hermanos, t¨ªos, primos o sobrinos, en casi todas las familias aparece una hermana divorciada, un sobrino que convive con su novia, un nieto nacido fuera del matrimonio. Una casa distinta. Esta revista quiso incluir una fotograf¨ªa de una gran familia al modo cl¨¢sico. Abuelos, hijos e hijas, nueras y yernos, nietos y nietas. Todos felizmente casados y con descendencia. No fue posible. Esas sagas existen, faltar¨ªa m¨¢s, pero muchas de ellas ya no son tan ideales, tan homog¨¦neas. Han ido cambiando sobre la marcha.

Los abuelos de hoy, ni?os de la guerra o la posguerra, han vivido el terremoto sociol¨®gico en su casa y en su prole. Muchos padres, unidos en santo matrimonio hace d¨¦cadas, han casado a sus hijos mayores por la Iglesia, a los medianos por el juzgado y a los peque?os por ning¨²n sitio porque se han ido de casa a los 30 a?os para vivir con su pareja sin papeles. Eso si se han ido. Ven venir (y llegar) las separaciones; cuidan a los hijos de sus hijas trabajadoras; van a menos bodas, bautizos y comuniones. A muchos no les gusta lo que ven. Pero ah¨ª est¨¢n. Recibi¨¦ndoles a todos a comer una paella los domingos.

"No ha habido en Espa?a otra instituci¨®n que haya sufrido una transformaci¨®n tan profunda en los ¨²ltimos 25 a?os como la familia", constata Julio Iglesias de Ussel, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de Granada y ex secretario de Estado de Educaci¨®n con el Partido Popular. Recu¨¦rdese, apunta, que hasta 1981 no se legaliz¨® el divorcio. Oficialmente, hasta entonces no hab¨ªa matrimonios separados ni familias recompuestas. Las queridas y los bastardos no contaban, por supuesto. "El sistema legal y social impon¨ªa un modelo concreto. El C¨®digo Penal proteg¨ªa a la familia nuclear penando, por ejemplo, el adulterio. Eso ha cambiado radicalmente, y la familia ha probado su capacidad de adaptaci¨®n resistiendo los embates".

Iglesias de Ussel no ve tanta novedad en los nuevos modelos familiares. "Las pasiones son tan antiguas como la Humanidad, nadie est¨¢ inventando nada. Antes, tambi¨¦n exist¨ªa la diversidad, la heterogeneidad, lo que se llamaba entonces la desviaci¨®n, pero o se iban al extranjero o se escond¨ªan en casa. Lo que ocurre es que ahora quieren legitimidad y se reivindican como familia", sostiene.

Eso ha ofendido a algunos. Ya lo dijo Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia, horas antes de la manifestaci¨®n que recorri¨® Madrid "en defensa de la familia" con motivo de la aprobaci¨®n del matrimonio gay. A la pregunta de c¨®mo define la familia esta organizaci¨®n, Blanco, que tambi¨¦n fue secretario de Estado con el PP, detall¨®: "Estamos defendiendo el matrimonio como una instituci¨®n formada por un hombre y una mujer libremente, con vocaci¨®n de estabilidad y en principio abierta a la vida. Familia es el haz de relaciones que sale de esa realidad". Y s¨ª, expl¨ªcitamente, seg¨²n ¨¦l, la familia se siente "agredida" por el matrimonio gay.

Ussel no ve el peligro. "A¨²n hay poca secuencia temporal, pero no creo que la familia nuclear heterosexual tenga sombra en su horizonte. La convivencia de modelos no tiene por qu¨¦ tener efectos perturbadores de uno sobre otro. Entre otras cosas, son porcentajes muy distintos".

En Espa?a no existe una contabilidad tan meticulosa como la que lleva la profesora Noack en Noruega. Pero Julia y Teo son dos de los contados ni?os nacidos en el seno de una pareja homosexual espa?ola. Cuando Julia Sevillano los adopte tras casarse con Esther, su madre biol¨®gica, ser¨¢n hijos de mam¨¢ y mam¨¢. En la pr¨¢ctica, ya lo son. Julia, Esther y sus hijos se consideran una familia. Como Isabel, Pablo, Fabio y Mauro. Como ?ngela y Ana. Como Jos¨¦ y Lourdes y todos los ni?os que cr¨ªan, cada uno de su padre y de su madre.

Si se les pregunta qu¨¦ es una familia, qu¨¦ argamasa mantiene unida a la suya, las respuestas var¨ªan poco. "Quererse, hacerse bien, vivir y crecer juntos", dicen las madres de Julia y Teo. "Amor, respeto, atenci¨®n, curiosidad, optimismo", enumera Isabel. "Amor, ganas de estar y evolucionar juntos", redunda Elena, madre de Yun, de dos a?os, a la que fue a buscar en febrero a un orfanato de Chongqing (China), en cuyas calles la hab¨ªan abandonado sus padres biol¨®gicos. "No soy una defensora ac¨¦rrima de la familia", aporta ?ngela Bautista, la madre de Ana, "tambi¨¦n las hay nefastas: padres que machacan, madres que castran, hijos que maltratan. Pero es el sistema menos malo que hemos encontrado para crecer y desarrollarnos".

Quiz¨¢ lo que sucede es que todo est¨¢ cambiando para que todo siga igual. Y es que la familia sigue siendo, con todos sus avatares, un lugar donde apetece estar. "El ser humano necesita una estructura de acogida fiel y segura para poder desarrollarse en armon¨ªa emocional e intelectualmente. La familia es un lugar de encuentro intergeneracional, un espacio de privacidad y un entorno de confianza que no es f¨¢cil hallar en otro lugar en nuestro mundo", apunta Francesc Torralba, fil¨®sofo y te¨®logo de la Universidad Ram¨®n Llull y experto en bio¨¦tica y nuevas familias. "A pesar de todos los cambios, no han surgido comunas ni eremitas que se vayan a vivir al monte, la gente quiere hacer familia", concluye, m¨¢s gr¨¢fico, Iglesias de Ussel.

"La familia es, por encima de todas, la instituci¨®n mejor valorada en todas las encuestas", ilustra Constanza Tob¨ªo. "La familia a secas, sin especificar cu¨¢l, incluyendo el hogar familiar y la red familiar". Por algo ser¨¢. Expertos de distintas tendencias pol¨ªticas coinciden. La familia ha sido y es, entre otras cosas, el colch¨®n de las personas frente a una Administraci¨®n que la ignora. "La crisis de los ochenta fue en gran parte superada gracias al soporte invisible que ha sido para los j¨®venes que no se han emancipado", dice Iglesias. "La nueva familia extensa, esos abuelos al quite, ha permitido el acceso de la mujer al mundo laboral, supliendo la falta de pol¨ªticas de conciliaci¨®n eficaces", a?ade Tob¨ªo. "Son una ONG: abuelos sin fronteras", asiente Jos¨¦, el pap¨¢ de Marina. "Yaya -la madre de Lourdes- y mis padres son como la red que protege a los trapecistas".

Amparo Marzal, directora general de las Familias, fue otra de las invitadas en El Escorial. El plural de su cargo da idea de la apuesta del actual Gobierno por la diversidad familiar, pero de momento Marzal s¨®lo pudo avanzar proyectos en marcha, como "la futura ley de atenci¨®n a los dependientes, la mejora de los permisos a madres y padres por necesidades familiares, el incremento de la oferta de educaci¨®n para menores de tres a?os, o la regulaci¨®n de los efectos jur¨ªdicos, sociales y fiscales de los distintos modelos familiares".

La iniciativa pol¨ªtica va, como siempre, a rebufo de la realidad. Hasta este verano, 17 a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Ley de Reproducci¨®n Asistida, no se reform¨® el art¨ªculo del C¨®digo Civil que obligaba a incluir un nombre de var¨®n como padre en la partida de nacimiento. Aunque no hubiera padre. De hecho, Ana Bautista, concebida por inseminaci¨®n de donante an¨®nimo, figura en su libro de familia como hija de un tal Jos¨¦. "Dije que, como me obligaban, pusieran Pepe -de padre putativo-, pero me contestaron que no se pod¨ªa poner un diminutivo, as¨ª que le ascend¨ª a Jos¨¦", recuerda la madre de la ni?a.

Lo que es evidente es que todas las familias, las nuevas y las viejas, votan. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, poco sospechosa de vanguardismo en materia de costumbres, ha prometido viviendas p¨²blicas para separados. Y acaba de desmarcarse del anunciado recurso de inconstitucionalidad a la ley de matrimonio homosexual anunciado por el Partido Popular proclamando que "no es oportuno pol¨ªticamente". "Soy la presidenta de todos los madrile?os, tambi¨¦n de los gays y lesbianas", declar¨®. Margarita Ur¨ªa, portavoz del PNV en el Congreso, se mostraba ufana de haber conseguido, con motivo de la reciente ley que agiliza el divorcio, introducir un art¨ªculo que "obliga a los c¨®nyuges a compartir las tareas dom¨¦sticas". "Es la iniciativa de mi grupo que mayor inter¨¦s internacional ha despertado nunca", presum¨ªa su se?or¨ªa.

En este sentido existe el riesgo de, como advierte Constanza Tob¨ªo, "pasarse de modernos". "Se ha anunciado que la ley de Igualdad contemplar¨¢ un permiso de paternidad. Estupendo. Pero es empezar la casa por el tejado. Eso se hizo en los pa¨ªses n¨®rdicos cuando ya hab¨ªa una malla de guarder¨ªas p¨²blicas, mientras aqu¨ª, de momento, ni siquiera existe la figura del permiso por enfermedad de un menor", dice. Esto no es Suecia. La realidad es la que es. En 2004, s¨®lo el 1,4% de las bajas por nacimiento fueron disfrutadas parcialmente por los padres de las criaturas.

La realidad se complica. Tob¨ªo y sus colegas de El Escorial no pueden bajar la guardia. "Antes, seguir a un individuo era relativamente sencillo: nac¨ªa, se casaba, enviudaba y fallec¨ªa. Ahora, ese mismo individuo puede pasar por media docena de estados civiles -emparejado, casado, divorciado, emparejado pero sin convivir, padre solo- a lo largo de su vida, y eso sin registrarse en ninguna parte. Habr¨¢ que espabilar o ponerles un GPS", bromea. Hay realidades que les han dejado sin palabras.

De momento, desde los expertos con tres carreras hasta los ni?os de 10 a?os acuden, como Marina Mart¨ªnez, a una acumulaci¨®n de frases subordinadas: "Jana es la hija de la novia de mi pap¨¢".

Pero quiz¨¢ s¨ª haya palabras inventadas para nombrar el v¨ªnculo que une a Jana y a Marina, dos ni?as que viven juntas y son cada una de su padre y de su madre. El abuelo paterno de Marina, Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez, tiene 77 a?os y es natural de Cabezamesada (Toledo): "En mi pueblo se llamaba el andao al hijo que aportaba al matrimonio un viudo cuando se volv¨ªa a casar. O una madre soltera que se casaba con otro hombre. Digo yo que fuera porque esos ni?os ya iban andando a la boda. Mire usted en el diccionario, que seguro que viene".

Diccionario de la Real Academia de la Lengua. 'Andado': "(Del lat¨ªn ante natus: nacido antes)". Definitivamente, como dice Ussel, casi todo est¨¢ inventado. Lo que sucede es que ahora todos quieren su sitio en la plaza, bajo el sol.