Marruecos arrasa los ¨¢rboles a lo largo de la verja de Melilla para evitar nuevos saltos
El gobernador marroqu¨ª afirma que los subsaharianos "han disparado su ¨²ltimo cartucho"
Taladradoras y excavadoras derribaban ayer pinos y eucaliptos con un ruido estruendoso y en medio de una gran polvareda a lo largo de la verja de Melilla. El Ej¨¦rcito marroqu¨ª despeja la zona a marchas forzadas, explica un oficial, para gozar de una "mayor visibilidad" y otorgar a las fuerzas del orden "m¨¢s espacio para maniobrar si los subsaharianos llevan a cabo nuevos asaltos". Abdal¨¢ Bendhaiba, el gobernador de Nador, la ciudad adyacente a Melilla, duda, sin embargo, de que se produzcan "porque los clandestinos han disparado su ¨²ltimo cartucho".
Rostrogordo es la zona boscosa donde est¨¢n concentrados buena parte de los 2.750 hombres que, del lado marroqu¨ª, custodian la verja. Es tambi¨¦n all¨ª donde reagrupan a los prisioneros subsaharianos atrapados en el monte y donde los jefes de los tres cuerpos que vigilan el ¨¢rea, Gendarmer¨ªa, Fuerzas Auxiliares y Ej¨¦rcito -desplegado desde el mi¨¦rcoles- comparten puesto de mando en una tienda de campa?a.
La noche del viernes al s¨¢bado ha sido tranquila, la segunda serena desde que en la madrugada del jueves los marroqu¨ªes tirotearon a seis subsaharianos durante una avalancha masiva. Ha sido apacible no s¨®lo porque no hubo ni un amago de asalto sino porque apenas han ca¨ªdo inmigrantes en las redadas nocturnas.
"Ya casi no hay que ir a buscarlos", explica satisfecho el coronel que manda la plaza de Nador pero que reh¨²sa dar su nombre. "Se est¨¢n entregando", a?ade. "Cuando han visto que somos muchos y que no estamos de paso pierden toda esperanza", concluye. A su lado, un oficial recalca que si Espa?a "no les abriese los brazos en los centros de acogida se habr¨ªan rendido antes".
"Est¨¢n hundidos"
"Con el ataque del jueves dispararon su ¨²ltimo cartucho", afirma el gobernador, confiado en que, por ahora, no habr¨¢ m¨¢s intentonas masivas de saltar la verja. "Esa madrugada fueron a por todas, por eso fueron especialmente violentos, pero su fracaso -ni uno logr¨® llegar a la alambrada- y nuestras detenciones les han hundido la moral", a?ade.
En las ¨²ltimas 24 horas fueron capturados en la provincia de Nador 252 y, desde principios de a?o, 6.764, un "r¨¦cord absoluto", seg¨²n el gobernador, un cargo equivalente al de subdelegado del Gobierno en Espa?a. La cuarta parte son originarios de Mal¨ª pero entre ellos hay hasta alg¨²n que otro indio y paquistan¨ª.
A los refuerzos militares, se a?ade la "limpia" de la zona adyacente a la verja, de 12 kil¨®metros de largo, de ¨¢rboles y matorrales. Las autoridades espa?olas trazaron, hace a?os, un pasillo despejado y ahora los marroqu¨ªes est¨¢n haciendo otro tanto. "No lo vamos a asfaltar pero, adem¨¢s de ganar visibilidad, los veh¨ªculos de los antidisturbios podr¨¢n circular r¨¢pidamente" por sus 20 metros de ancho, se?ala Bendhaiba. "Del corredor a la carretera general abriremos tambi¨¦n varios caminos", a?ade.
Tumbados en una colchoneta de espuma a dos metros de la verja, la media docena de detenidos en la madrugada del s¨¢bado, uno de ellos herido y otro enfermo, dan la impresi¨®n de estar exhaustos y derrotados. "Creo que voy a volver a casa", anuncia con un hilo de voz Joseph, un camerun¨¦s de 24 a?os que sostiene ser licenciado en Derecho.
No son ¨¦sas las intenciones de Yussuf, de 28 a?os, originario de Burkina Fasso, que hace un lustro emigr¨® rumbo a Europa. "Me expulsar¨¢n a Argelia", vaticina. "Y all¨ª encontrar¨¦ alg¨²n trabajo, ahorrar¨¦ un poco y, al cabo de un tiempo, lo intentar¨¦ de nuevo". "Si regreso a mi pueblo, ser¨¦ de por vida un fracasado", asegura.
?Quedan a¨²n muchos inmigrantes en los bosques circundantes? "Tengo una estimaci¨®n pero no se la voy a dar", contesta Joseph. "S¨®lo le puedo decir que ya no hay campamentos estables", prosigue. "Se tienen que mover constantemente para no ser apresados", se?ala. "Es agotador".
Abdulay (17 a?os, Burkina Fasso) se niega tambi¨¦n a contar c¨®mo los subsaharianos esparcidos por el bosque se coordinan para dar un asalto. "Sin ataque organizado no se consigue entrar", reconoce, aunque niega que el del jueves, en el que particip¨®, fuese "salvaje". "Sospechaba que hab¨ªa habido alg¨²n muerto, pero no tantos", afirma sorprendido cuando el periodista le da la cifra oficial.
"Me gustar¨ªa ser una mujer africana bien hecha", irrumpe Joseph desde su colchoneta. ?Por qu¨¦? "Porque a las que hab¨ªa entre nosotros y que no estaban embarazadas un espa?ol influyente las ha metido en Melilla sin tener que saltar la verja", responde. "Imag¨ªnese en qu¨¦ van a trabajar".
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