La igualdad como valor
La arquitectura jur¨ªdica de un Estado de derecho se fundamenta en sus valores como sociedad. Tenemos los valores de la libertad individual y colectiva; la salud; la igualdad y la no discriminaci¨®n injustificada; los derechos pol¨ªticos propios de una democracia; el derecho a la propiedad, etc¨¦tera.
Son valores que la sociedad en su conjunto sabe que necesita proteger, reforzar y profundizar en ellos para adaptarlos a las circunstancias y retos con los cuales se va enfrentando.
La mayor¨ªa de ellos nos vienen inculcados desde peque?os. Por ejemplo, quiero destacar el derecho a la propiedad, que aun siendo el m¨¢s prosaico de los citados, tiene una repercusi¨®n enorme en nuestro entramado jur¨ªdico y econ¨®mico. De peque?os nos dicen: "No toques esto, que no es tuyo; devuelve la pelota, que es de este ni?o; t¨², s¨®lo lo tuyo; p¨ªdeselo, que no es tuyo...". Con ello crecemos sabiendo que el derecho a la propiedad ajena y propia tiene que ser respetado en todo momento y lugar.
Por ello, cuando hacemos leyes que afectan al derecho de propiedad, tienen todas las probabilidades de ser respetadas porque la mayor¨ªa de la sociedad comparte el valor de la propiedad. ?Se imagina alguien c¨®mo ser¨ªa la sociedad si no tuvi¨¦semos asumido ese valor? Si sali¨¦semos a la calle y nos apoder¨¢semos de todo lo que nos gustara (ese bolso, esa moto, aquel veh¨ªculo, etc¨¦tera), no habr¨ªa jam¨¢s suficientes polic¨ªas, jueces y c¨¢rceles para proteger el derecho a la propiedad. Afortunadamente no es as¨ª y las violaciones de este derecho est¨¢n dentro de unos l¨ªmites en los cuales la sociedad puede defenderse razonablemente bien.
Todo ello viene a cuento por el tema de la igualdad en la pareja. Tenemos una ley integral de protecci¨®n de la mujer (y de sus hijos) que lleva escasamente tres meses en vigor en lo que se refiere a los juzgados especializados y ¨¦stos se encuentran en general muy cargados de trabajo y algunos casi colapsados. Los esfuerzos del Consejo General del Poder Judicial y del Gobierno para aumentar su n¨²mero y apoyar a aquellos otros juzgados que no est¨¢n dedicados s¨®lo a estos temas son importantes, aunque no definitivos. Seguramente habr¨¢ que ir pensando en nuevas medidas de refuerzo con m¨¢s medios personales (m¨¢s funcionarios, prolongaci¨®n de jornada retribuida debidamente, etc¨¦tera). El denominado efecto llamada que ha supuesto la nueva ley con la creaci¨®n de estos juzgados sin duda ha influido en la situaci¨®n actual en la que se encuentran y por ello hay que tener tambi¨¦n una cierta perspectiva para seguir analiz¨¢ndola. Pero entiendo que deben tomarse en consideraci¨®n otras cuestiones que a veces parece que se pierden de vista.
Est¨¢ claro que las denuncias aumentan, y tambi¨¦n las tr¨¢gicas muertes de mujeres. La primera cuesti¨®n creo que se explica porque ahora la mujer se siente m¨¢s apoyada por el entorno familiar, social, jur¨ªdico y judicial, asociativo, etc¨¦tera. Esto es un ¨¦xito para toda la sociedad porque estamos ayudando a superar el miedo. Queda mucho camino por recorrer en este terreno, pero ya se ha dado el primer paso. Sin embargo, sospechamos que existe a¨²n una gran bolsa sumergida de violaciones de los derechos de mujeres que siguen sometidas a la dictadura machista. La segunda, puede tener su explicaci¨®n en el hecho de que algunos hombres agresores se encuentran frente a un muro de rechazo a su actuaci¨®n que no pueden derribar y que, por el contrario, se les viene encima. Optan por la salida m¨¢s desesperada y suicida.
Sin embargo, si la cuesti¨®n de la lucha contra la violencia sexista (que ocupa el 90% de la violencia dom¨¦stica) s¨®lo la debemos librar en los juzgados y con el c¨®digo penal en la mano, nos veremos desbordados (como antes dec¨ªamos respecto al derecho de propiedad si no estuviese asumido).
El camino, a mi juicio, pasa por conseguir que el derecho a la igualdad (en la pareja) sea asumido como valor por toda la sociedad. Parece que el valor de la igualdad entre los seres humanos (en general) est¨¢ mucho m¨¢s interiorizado que cuando la igualdad se proclama en el seno de la relaci¨®n de pareja. De ah¨ª que me permita siempre el a?adido propio cuando se habla de igualdad. ?Y c¨®mo se consigue eso? Pues de la forma que el mismo legislador haprevisto: con campa?as de sensibilizaci¨®n a todos los niveles (educativo, asistencial, publicidad, prensa, relaciones laborales), con labores de prevenci¨®n. S¨®lo con convencimiento se consiguen resultados a medio plazo en el terreno cultural y social. Y en Espa?a tenemos la experiencia hist¨®rica reciente que nos lo confirma.
Sin embargo, ahora s¨®lo tenemos visibles las medidas represoras (las del mundo judicial y policial), y si ¨²nicamente nos acogemos a ellas pensando que el problema se va a solucionar, estaremos propiciando una desilusi¨®n colectiva y una p¨¦rdida de confianza en que somos capaces de poner coto a esta tragedia. Debemos conseguir que aquella bolsa sumergida de dominaci¨®n machista que intuimos que existe se vaya autodisolviendo por convicci¨®n en el valor de igualdad en la pareja. Los fen¨®menos culturales se transforman de forma cualitativa, aunque no se consigue a corto plazo, y si no es as¨ª, no habr¨¢ aparato judicial y policial que pueda hacer frente de forma efectiva y eficiente a lo que pueda ser una avalancha.
A ello se une de manera cada vez m¨¢s notable el fen¨®meno de las distintas culturas que llegan a nuestro pa¨ªs. En algunas de ellas, la dominaci¨®n machista est¨¢ m¨¢s enraizada y extendida que en la nuestra, y esoo se percibe claramente en los juzgados de guardia. Por lo tanto, el fen¨®meno cultural con el que debemos enfrentarnos alcanza magnitudes a¨²n mayores puesto que al reto de propiciar una s¨®lida integraci¨®n se le a?ade el del cambio de la mentalidad en la relaci¨®n de pareja para algunos de los reci¨¦n llegados. Es lo que podr¨ªamos denominar una integraci¨®n sostenible. En estos casos no es suficiente una sensibilizaci¨®n y prevenci¨®n en el ¨¢mbito educativo (hijos y adultos), sino tambi¨¦n en el acogimiento social.
Toda una carrera de fondo, vaya.
Carles Cruz Moratones es magistrado y portavoz de la Comisi¨®n de Coordinaci¨®n contra la Violencia Dom¨¦stica de Girona.
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