Prieto, tras la revoluci¨®n de Asturias
Despu¨¦s de la Revoluci¨®n de Octubre [de 1934, en Asturias principalmente], cristalizan en fracciones separadas y enfrentadas las tres tendencias del socialismo que hab¨ªan coexistido, no sin dificultades, desde la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica, y que se hab¨ªan perfilado ya claramente a lo largo de 1934. En primer lugar est¨¢n los caballeristas, llamados tambi¨¦n la "izquierda socialista", agrupados en torno a Francisco Largo Caballero, con veteranos dirigentes como Wenceslao Carrillo, De Francisco o Pascual Tom¨¢s, escritores y periodistas que integran la redacci¨®n de la revista te¨®rica Leviat¨¢n, como Luis Araquist¨¢in, ?lvarez del Vayo y Carlos Baraibar, y las Juventudes Socialistas con sus dirigentes Carlos Hern¨¢ndez Zancajo y Santiago Carrillo, que en 1935 tienen en el semanario Claridad su ¨®rgano de expresi¨®n m¨¢s popular.
"Se me podr¨¢ pedir que cuando el partido adopte una actitud, me pliegue a ella; pero tengo derecho a exponer mi criterio, como cualquier afiliado, y a influir en su formaci¨®n"
Hay que precisar que, desde el punto de vista territorial, los socialistas asturianos y vascos (especialmente los vizca¨ªnos) eran totalmente incondicionales de Prieto
"Se est¨¢n difundiendo unas propagandas que pueden crear una situaci¨®n peligrosa, que pretende encallejonar al partido socialista en las soluciones revolucionarias"
En segundo lugar aparece el sector "reformista", bajo el liderazgo de Juli¨¢n Besteiro, y en torno al cual se integran los viejos l¨ªderes sindicales, como Trif¨®n G¨®mez, Lucio Mart¨ªnez o Andr¨¦s Saborit, que dirigir¨¢ Democracia, el nuevo semanario reformista, que aparece a mediados de 1935. Los reformistas tienen cada vez menos fuerza y no les queda m¨¢s remedio que seguir una pol¨ªtica cercana a los prietistas.
Finalmente, est¨¢n los que por estas fechas empiezan a llam¨¢rseles "centristas", que se organizan en torno a Indalecio Prieto. En este grupo aparecen, por un lado, los fieles colaboradores de don Inda, como Francisco Cruz Salido, V¨ªctor Salazar o Manuel Albar; por otro, un grupo de militantes que son a la vez distinguidos profesores universitarios, como Fernando de los R¨ªos, Juan Negr¨ªn o Luis Jim¨¦nez de As¨²a, y, finalmente, los dirigentes del poderoso Sindicato Minero Asturiano, Belarmino Tom¨¢s, Amador Fern¨¢ndez y Ram¨®n Gonz¨¢lez Pe?a, y dirigentes del socialismo asturiano, como Teodomiro Men¨¦ndez, o del vizca¨ªno, como Juli¨¢n Zugazagoitia. Hay que precisar que, desde el punto de vista territorial, los socialistas asturianos y vascos (especialmente los vizca¨ªnos) eran totalmente incondicionales de Prieto.
Es interesante subrayar la diferente postura que adoptan las dos facciones al sacar consecuencias pol¨ªticas de la Revoluci¨®n de Octubre. Largo Caballero y sus amigos Araquist¨¢in, ?lvarez del Vayo, Baraibar y las Juventudes Socialistas consideran que la Revoluci¨®n de Octubre hab¨ªa ense?ado que el pueblo pod¨ªa triunfar, aun en contra del Ej¨¦rcito y de toda la organizaci¨®n estatal. En consecuencia, acentuaban su radicalismo te¨®rico y hablaban de la "bolchevizaci¨®n" del Partido Socialista.
Por el contrario, Prieto y sus seguidores, como Negr¨ªn, Fernando de los R¨ªos, Amador Fern¨¢ndez o Jim¨¦nez de As¨²a, sacaron del movimiento de octubre la ense?anza de que contra un Estado organizado es muy dif¨ªcil triunfar y, en consecuencia, se plantear¨¢n como ¨²nico camino para reconquistar la Rep¨²blica poner en marcha, de nuevo, un bloque electoral con todas las fuerzas de izquierda.
Como se?ala Preston, en los primeros meses de 1935, frente a la postura de Largo Caballero de no admitir responsabilidades en la Revoluci¨®n de Octubre, los prietistas reivindicaban que hab¨ªa sido en sus zonas de influencia -Asturias y Vizcaya- donde el movimiento hab¨ªa tenido m¨¢s importancia. La imagen de Ram¨®n Gonz¨¢lez Pe?a y de Belarmino Tom¨¢s qued¨¢ndose al lado de sus hombres contrastaba profundamente con el penoso espect¨¢culo que hab¨ªan dado en Madrid Largo Caballero y las Juventudes Socialistas. La Revoluci¨®n de Octubre se iba a convertir en el mito central del movimiento socialista, y los caballeristas entregaban, con su conducta, el monopolio de ese mito a Prieto.
Naturalmente, a la intuici¨®n pol¨ªtica de Prieto no se le escapa las posibilidades de esta situaci¨®n. Si, por un lado, sus propias reflexiones lo llevan a ver como la soluci¨®n m¨¢s adecuada la de recuperar su vieja pol¨ªtica de la coalici¨®n de izquierdas, tambi¨¦n comprende las ventajas de explotar el mito de octubre en beneficio de sus objetivos. As¨ª, ¨¦l mismo desde Francia y los dirigentes del Sindicato Minero Asturiano se convierten en apologetas de octubre, que presentan como la defensa de la legalidad republicana frente al fascismo.
En enero de 1935 hay un cruce de cartas entre Prieto y Aza?a en el que se plantea la posibilidad de una coalici¨®n de izquierdas en la que los dos est¨¢n de acuerdo, pero ser¨¢ en la que le escribe a Prieto Juan-Sime¨®n Vidarte, vicesecretario de la Ejecutiva del PSOE, el 20 de marzo de 1935, donde se plantea formalmente que "el Partido deb¨ªa resolver r¨¢pidamente la conveniencia de llegar a una alianza circunstancial, o a una inteligencia al menos, con otros sectores obreros y con los partidos republicanos que no hubieran tenido participaci¨®n o responsabilidad en la represi¨®n de octubre", y le indica que remita una nota reflejando su criterio sobre este interesante problema.
Prieto cumple r¨¢pidamente con esa indicaci¨®n y el 23 de marzo env¨ªa un escrito a la Comisi¨®n Ejecutiva, en el que informa sobre su opini¨®n favorable, desde hace tiempo, a la constituci¨®n de un bloque obrero, pero con la inclusi¨®n en tal alianza de los partidos republicanos, en una alianza tan amplia como sea posible, que sustente un gobierno de los propios republicanos de izquierda, apoyado en las minor¨ªas parlamentarias obreras.
Se?ala, a continuaci¨®n, que hay dentro del Partido un sector muy inclinado a ciertos extremismos ret¨®ricos, que est¨¢n difundiendo unas propagandas que pueden crear "una situaci¨®n peligrosa, en la cual se destaca el deseo de encallejonar al Partido Socialista en las soluciones revolucionarias", lo que lo lleva de la mano a recordar a la Ejecutiva su obligaci¨®n de someter a disciplina a elementos de las Juventudes Socialistas, que, apropi¨¢ndose de facultades que no les pertenecen, asumen "la definici¨®n de posiciones y actitudes que siempre han sido fijadas por los organismos directivos del Partido". Finalmente, concreta que esta alianza electoral deber¨¢ tener "un programa claro, muy concreto, con soluciones que fueran aceptadas por todos" y, en su opini¨®n, este programa podr¨ªa ser el redactado por ¨¦l y aprobado el pasado a?o por las Ejecutivas del PSOE y la UGT.
Gran impacto
Esta importante declaraci¨®n de intenciones de Prieto caus¨® gran impacto en una y otra facci¨®n y fue recibida en las filas del socialismo moderado con gran satisfacci¨®n. Fernando de los R¨ªos y Vidarte -hombres cercanos a Prieto- se basan en ella, al menos en parte, para redactar la Circular n¡ã 3 de la Ejecutiva (Circular Vidarte), que se env¨ªa a todas las agrupaciones socialistas.
En esta circular, que publica El Liberal el 30 de marzo, con el t¨ªtulo de Manifiesto Socialista, despu¨¦s de hacer un r¨¢pido an¨¢lisis hist¨®rico del periodo republicano, se?ala la preocupaci¨®n de la Ejecutiva por plantear "la conducta a observar en las pr¨®ximas luchas pol¨ªticas de car¨¢cter electoral", y ante la previsible coalici¨®n de las derechas la Comisi¨®n Ejecutiva "ruega a los comit¨¦s de las agrupaciones y, donde existan y puedan funcionar, a los de las federaciones, consultar a los compa?eros siquiera sea privadamente y env¨ªen a la Secretar¨ªa del Partido con toda diligencia el juicio que les merezcan posibles alianzas en las pr¨®ximas elecciones". La Circular Vidarte tuvo una gran publicidad y una profusa difusi¨®n en los pasillos del Congreso, lo que, como se ver¨¢ m¨¢s adelante, motiv¨® una fuerte reacci¨®n en contra de los caballeristas.
Prieto, entre tanto, contin¨²a su campa?a pol¨ªtica sin descanso. Recibe, el 31 de marzo, una carta de Ram¨®n Gonz¨¢lez Pe?a, desde el penal de Burgos donde est¨¢ confinado, que don Inda se apresura a hacer p¨²blica, donde el h¨¦roe de la revoluci¨®n asturiana, despu¨¦s de quejarse del mutismo que desde el Partido en Madrid se ha seguido con el movimiento revolucionario, "de no ser por ustedes, y usted singularmente, nadie reivindica este movimiento", finaliza precisando que su punto de vista es: "Frente antifascista ante las pr¨®ximas elecciones, en torno a liquidar la represi¨®n y pedir responsabilidades para los causantes de esta".
Con motivo del cuarto aniversario de la Rep¨²blica, el 14 de abril de 1935, El Liberal, de Bilbao, publica un n¨²mero extraordinario con art¨ªculos de Aza?a, Marcelino Domingo, ?lvaro de Albornoz, Mart¨ªnez Barrio, Companys, S¨¢nchez Rom¨¢n y otros varios prohombres republicanos, incluida la reproducci¨®n en primera p¨¢gina del ¨²ltimo p¨¢rrafo, ya transcrito, de la carta de Gonz¨¢lez Pe?a a don Inda. Como era natural, Prieto aprovecha esta oportunidad para publicar un art¨ªculo sobre la Amplitud y condiciones de la coalici¨®n de izquierdas, donde hace un repaso de sus preocupaciones del momento. Ins¨®litamente en ¨¦l, en el art¨ªculo aparecen acentos de claro optimismo, al se?alar que "hay a la hora actual en Espa?a una formidable reacci¨®n de izquierdas, conseguida, m¨¢s que por la actuaci¨®n de ¨¦stas, por la inepcia y crueldad de las derechas", para precisar unas l¨ªneas m¨¢s adelante, que "en cuanto la normalidad se restablezca, el Partido Socialista y la Uni¨®n General de Trabajadores
resurgir¨¢n en la vida p¨²blica, no s¨®lo sin quebranto, sino con su potencial multiplicado". Pasa despu¨¦s a recoger lo ya dicho en su carta a la Ejecutiva, del 23 de marzo, respecto a la extensi¨®n de la alianza y el programa de la coalici¨®n, se?alando que "hay un postulado previo a ese programa: la amnist¨ªa. Millares de obreros de todas las significaciones -socialistas, comunistas, anarquistas- llenan hoy c¨¢rceles y presidios. Su libertad es lema obligado de la bandera com¨²n. Antes que nada y por encima de todo, la amnist¨ªa. Ella basta para justificar la coalici¨®n".
Este art¨ªculo da motivo a una campa?a de las Juventudes Socialistas contra Prieto, y a que el secretario de la Ejecutiva, Enrique de Francisco, se coloque a favor de las Juventudes en carta que le dirige el 24 de abril. Le contesta r¨¢pidamente Prieto, el 30 de abril, se?al¨¢ndole que le interesa "reivindicar la plenitud de mi derecho a exponer y divulgar mi opini¨®n sobre los rumbos que a mi juicio convienen al Partido Socialista", aclar¨¢ndole que las "actitudes colectivas se forman con la suma de las actitudes individuales", para precisar que ¨¦l tiene tanto derecho a hacer p¨²blicas sus opiniones como la Federaci¨®n de las Juventudes, que acaba de publicar un folleto (se refiere a Octubre-segunda ¨¦poca), que, seg¨²n le se?ala en su carta De Francisco, "ha de penetrar profundamente en los medios obreros".
Prieto da por zanjado el tema de la libertad de expresi¨®n dentro del Partido con estas rotundas palabras: "A m¨ª se me podr¨¢ pedir -a m¨ª y a todos- que cuando el Partido, por medio de sus ¨®rganos leg¨ªtimos, adopte una actitud, me pliegue a ella, me ajuste a ella; pero tengo derecho como otro cualquiera, ni m¨¢s ni menos que otro afiliado, a exponer mi criterio y a influir en la formaci¨®n de esa actitud".
Coalici¨®n electoral
Despu¨¦s de esa importante cuesti¨®n previa, precisa Prieto que a ¨¦l lo que le interesa es la amnist¨ªa, y si todos consideramos que esto es lo m¨¢s urgente, "d¨ªgaseme qu¨¦ otro medio de mayores posibilidades de ¨¦xito hay que el de la coalici¨®n electoral". Al final de la larga carta vuelve a referirse al folleto de las Juventudes, y le precisa que en su carta le dice que "contiene cosas que no suscribo, pero estoy de acuerdo con la mayor¨ªa". Por el contrario, para Prieto "la publicaci¨®n de ese folleto la estimo un hecho de extraordinaria gravedad. Conste que al considerarlo as¨ª me despojo de todo lo que personalmente tiene para m¨ª de agravio, porque aunque no se cita un nombre, se dibuja con demasiada perfecci¨®n mi figura para incluirme entre aquellos a quienes se extiende el calificativo de traidores". Por eso termina reproch¨¢ndole a De Francisco: "Me duele mucho -ser¨ªa desleal ocult¨¢rtelo- tu conformidad con ese folleto".
Pocos d¨ªas antes, a finales de marzo, Izquierda Republicana de Aza?a, la Uni¨®n Republicana de Mart¨ªnez Barrio y el Partido Nacional Republicano de S¨¢nchez Rom¨¢n hab¨ªan llegado a un acuerdo sobre un posible programa com¨²n, y el 12 de abril, v¨ªsperas del cuarto aniversario de la Rep¨²blica, publicaron una declaraci¨®n conjunta sobre las condiciones m¨ªnimas que consideraban esenciales para la reconstrucci¨®n de la convivencia pol¨ªtica, de las cuales el cese de las torturas y la amnist¨ªa eran los puntos fundamentales.
Hacia finales de abril hay un cruce de cartas entre Aza?a y Prieto, que por su inter¨¦s parece oportuno recoger una s¨ªntesis de su contenido. Empieza don Manuel la suya, que es del 20 de abril, refiri¨¦ndose a los esc¨¢ndalos y la forma de actuar del Gobierno Lerroux, para hablar a continuaci¨®n del tema de la reforma constitucional, que pretende llevar a cabo Alcal¨¢ Zamora, y de los mangoneos de don Niceto. Le da cuenta de que han celebrado muchos actos p¨²blicos por toda Espa?a con gran ¨¦xito, para hablar seguidamente del tema que les preocupa, la coalici¨®n electoral. "Recordar¨¢ usted que siempre la he predicado, antes y despu¨¦s de disolverse las Constituyentes, y que sobre ese supuesto se hizo la ley electoral, en la que tanto inter¨¦s ten¨ªa Largo Caballero, supon¨ªa yo que expresando el sentir de su partido. No es culpa m¨ªa que la inexperiencia de unos, el enojo de otros, el exceso de suficiencia y de pedanter¨ªa de algunos, diesen al traste con una t¨¢ctica que era de sentido com¨²n". Para finalizar, se refiere Aza?a al posible programa com¨²n de la coalici¨®n. "Preveo serias dificultades para que acordemos los republicanos un plan de conjunto y para que se engarce con las aspiraciones socialistas. Las preveo tambi¨¦n en la t¨¢ctica electoral, sobre todo si prevalece eso del frente obrero. ?Ad¨®nde podemos ir nosotros, ni ustedes, con los comunistas?".
Prieto, que le contesta con rapidez, el 26 de abril, le informa de las respuestas muy positivas a la coalici¨®n de las organizaciones del PSOE, ante la consulta hecha, y le indica tambi¨¦n que escribir¨¢ a la Ejecutiva para que acepte cualquier iniciativa o la formule ella "para iniciar las negociaciones conducentes a fijar el programa m¨ªnimo". Por lo que se refiere a la participaci¨®n de los comunistas en la futura coalici¨®n, considera que no representan una dificultad muy considerable. No obstante, aclara, que "yo no ser¨ªa partidario de que la coalici¨®n abarcara a los comunistas si no se dieran las circunstancias que al presente se dan, pues se viene desarrollando una maniobra muy vasta de infiltraci¨®n comunista en las filas del socialismo", por lo que a continuaci¨®n previene a Aza?a y a los republicanos que no formulen "iniciativa alguna en el sentido de esa exclusi¨®n, porque podr¨ªan utilizarla muy h¨¢bilmente los socialistas comunistoides para preconizar la necesidad de que el bloque obrero se presentara en las elecciones aisladamente, lo cual, a mi juicio, constituir¨ªa una cat¨¢strofe para todos".
Respuestas favorables
El 9 de abril, Vidarte informa a la Ejecutiva de que la mayor¨ªa de las respuestas que se van recibiendo a la consulta hecha son favorables para llegar a un acuerdo con los partidos republicanos y en este sentido se lo comunica a Prieto. Don Inda no desaprovecha la oportunidad y escribe de nuevo a la Comisi¨®n Ejecutiva, el 26 de abril, se?alando que "la desbordante suma de votos afirmativos que dichos datos arrojan y la muy diversa procedencia geogr¨¢fica de los mismos hacen presumir que ¨¦se ser¨¢ el criterio que predomine en el Partido", por lo que considera que "deb¨ªan comenzar ya las negociaciones con aquellos partidos a que la coalici¨®n se extendiera", porque la inestabilidad que ofrece la situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola puede determinar que en cualquier momento se disuelvan las Cortes y se convoquen elecciones, por lo que, finaliza, se atreve a "proponer desde aqu¨ª que si surgiera en tal sentido alguna iniciativa del campo republicano sea recogida desde luego, y si no surge as¨ª, seamos nosotros quienes la formulemos".
A pesar de que la famosa Circular Vidarte hab¨ªa sido aprobada por unanimidad, a Largo Caballero le molesta la publicidad que se est¨¢ dando a la misma, as¨ª como otras actividades, particularmente el art¨ªculo de Prieto publicado en El Liberal el 14 de abril, del que discrepa de su contenido, y porque "en ¨¦l se afirma que es para fijar la conducta que han de seguir los socialistas en la pr¨®xima lucha electoral". Este descontento se plasma en una carta de protesta que dirige a la Comisi¨®n Ejecutiva del PSOE, y que firman con ¨¦l los restantes dirigentes encarcelados, De Francisco, Pascual Tom¨¢s, Carrillo, Petrel, D¨ªaz Alor, Del Rosal y Hern¨¢ndez Zancajo.
En opini¨®n del profesor Juli¨¢, esta ins¨®lita iniciativa "puede considerarse como el acta de nacimiento de una facci¨®n 'caballerista' dentro del socialismo", aunque el "caballerismo" como tal ya hab¨ªa hecho acto de presencia con anterioridad. Para Juli¨¢, "la circular de la Ejecutiva y la carta de protesta se convirtieron as¨ª en los dos puntos de partida de la m¨¢s honda lucha de facciones ocurrida dentro del movimiento socialista desde la escisi¨®n comunista".
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