'Plan B'
La luna de miel entre Zapatero y los espa?oles acaba de concluir, s¨²bitamente cancelada por los efectos demosc¨®picos de la crisis del Estatut. Y si esta p¨¦rdida de confianza se debe al reciente debate en el Parlament de Catalu?a, ya puede imaginarse lo que ocurrir¨¢ en el tormentoso invierno que se avecina, cuando las Cortes de Madrid est¨¦n casi a diario okupadas por los comisionados que debatir¨¢n a tres bandas (Gobierno, oposici¨®n y delegaci¨®n catalana) la reforma de la reforma del Estatut. Pues por mucho que La Moncloa insista en su inveros¨ªmil optimismo, lo cierto es que las cuentas no cuadran, y lo m¨¢s probable es que resulte imposible llegar a un consenso satisfactorio.
Una vez aprobado en Barcelona un proyecto tan fant¨¢stico como ¨¦ste, al que ya se presenta como si sentase un precedente, la crisis del Estatut no tiene m¨¢s que dos salidas igualmente negativas. Si la minor¨ªa socialista logra negociar y aprobar en las Cortes de Madrid una reforma constitucionalmente aceptable, ese dictamen dif¨ªcilmente obtendr¨¢ el respaldo del nacionalismo catal¨¢n, que lo rechazar¨¢ por entenderlo un inadmisible recorte a la baja de lo que ya considera como un derecho adquirido. Pues si no es as¨ª, y el Parlament suscribe la reforma aprobada en Madrid, inmediatamente cundir¨¢ la sospecha de que hay gato encerrado en forma de apa?o, pasteleo o arreglo bajo cuerda, dado el precedente de aquel aciago Pleno del 3% en que se acord¨® traficar con el derrumbe del Carmel a cambio de negociar la reforma del Estatut. Y para eso, casi ser¨ªa mejor que las Cortes de Madrid fueran incapaces de alcanzar un acuerdo de m¨ªnimos.
Ahora bien, el rechazo de la reforma del Estatut no har¨ªa m¨¢s que profundizar la evidente fractura que se est¨¢ reabriendo entre Barcelona y Madrid. Y esto no s¨®lo desgarrar¨ªa al PSOE, distanci¨¢ndolo del PSC, sino que pondr¨ªa en serio peligro la d¨¦bil mayor¨ªa parlamentaria que sostiene al Gobierno. Todo lo cual har¨ªa las delicias de la oposici¨®n reforzando al ala dura del PP, que recuperar¨ªa unas esperanzas de revancha inmediata que hasta ahora se resignaba a tener que aplazar hasta las calendas griegas. Y por si esto fuera poco, a¨²n producir¨ªa otro efecto peor, que es bloquear la agenda de Zapatero priv¨¢ndole de su prioridad estrat¨¦gica, que era la cuesti¨®n territorial.
Tanto si la reforma del Estatut se desvirt¨²a como si se rechaza por las Cortes de Madrid, ello significar¨¢ en ambos casos la voladura de la gran apuesta con la que Zapatero confiaba en poder justificar su mandato, llenando de sentido su primera legislatura. Semejante objetivo m¨¢ximo parec¨ªa equiparable a una segunda transici¨®n, pues pretend¨ªa alcanzar por consenso una nueva redistribuci¨®n territorial del poder estatal. Y dentro de esa gran apuesta, la pieza de convicci¨®n era la reforma del Estatut catal¨¢n: si ¨¦sta sal¨ªa adelante con ¨¦xito, el mandato de Zapatero quedaba justificado por entero. Pero este silogismo tambi¨¦n se pod¨ªa volver del rev¨¦s por pasiva, como acaba de comprobarse ahora. Pues del mismo modo, si la reforma del Estatut fracasa, o queda desvirtuada, la legislatura entera habr¨¢ quedado desarticulada.
Por lo tanto, Zapatero necesita urgentemente un plan B, capaz de sustituir al encallado plan A. Debe reordenar el orden de prioridades de su agenda, relegando la cuesti¨®n territorial a los ¨²ltimos pelda?os de la log¨ªstica y elevando hasta el primer rango alguna otra cuesti¨®n prioritaria, para hacer de ella la nueva estrella polar que gu¨ªe su estrategia pol¨ªtica en lo que queda de legislatura. ?Y qu¨¦ otra cuesti¨®n pol¨ªtica puede magnificarse hasta el punto de tapar el fracaso de la reforma territorial? La tentaci¨®n m¨¢s evidente es recurrir al proceso de pacificaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Pero esta cuesti¨®n est¨¢ tan verde, y es tan vidriosa, que dif¨ªcilmente puede esperarse ganar apostando por ella. Por eso ZP debe dise?ar otra estrategia prioritaria de recambio, que interese verdaderamente al conjunto de la ciudadan¨ªa y que cuente con suficientes probabilidades de cumplirse con ¨¦xito. ?Cu¨¢l podr¨ªa ser: la reforma laboral, la reforma inmobiliaria, la reforma educativa?
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