Culpable, pero no as¨ª
?Qui¨¦n duda de que Sadam Husein es culpable de los atroces cr¨ªmenes de que se le acusa y de algunos m¨¢s? Pocos o nadie. Pero la apertura ayer del juicio contra el antiguo dictador no responde a los criterios m¨ªnimos de una justicia digna en un pa¨ªs que se supone est¨¢ en transici¨®n a la democracia: un tribunal armado por EE UU y el actual Gobierno iraqu¨ª, en un local dentro de la zona de seguridad de Bagdad, con una defensa a la que no se ha dado tiempo de prepararse, unos testigos con miedo a declarar, raz¨®n por la cual la vista qued¨® suspendida hasta el 28 de noviembre, y unas leyes que toman lo que conviene de la antigua legislaci¨®n del derrocado r¨¦gimen del acusado y del Derecho Internacional. La importancia de este proceso para el futuro de Irak, para su dif¨ªcil reconciliaci¨®n interna, y como ejemplo para el resto del mundo requer¨ªa un procedimiento m¨¢s escrupuloso.
En esta primera causa se le acusa de la matanza de 143 chi¨ªes en la aldea de Al Dujail en 1982, tras un intento de asesinato del dictador. En el horizonte est¨¢ la horca -muy popular entre chi¨ªes y kurdos, los que m¨¢s sufrieron sus atropellos- en un plazo de 30 d¨ªas, una vez hayan sido agotados todos los recursos. EE UU prefiri¨® no suprimir la pena de muerte ni del derecho interino que implant¨® tras la invasi¨®n ni de la Constituci¨®n votada el pasado s¨¢bado
. Sadam, como era previsible, no reconoci¨® la legitimidad del tribunal y se declar¨® "no culpable". Detr¨¢s esperan, si no le condenan o ejecutan antes, otra serie de acusaciones.
Habr¨ªa sido deseable un juicio que hubiera sacado a relucir todos los abominables cr¨ªmenes cometidos por el rais y por los responsables del anterior r¨¦gimen, incluido el uso de armas qu¨ªmicas contra los kurdos. Dada la inexistencia de un Estado digno de tal nombre, la realidad de la ocupaci¨®n y el hecho de que el Tribunal Penal Internacional no tiene competencia para juzgar situaciones anteriores a su entrada en vigor en 2002, el proceso contra Sadam deber¨ªa haberse celebrado bajo los auspicios de la ONU (aunque la invasi¨®n no los tuvo) y a cargo de un tribunal internacional ad hoc, como lo fue para Ruanda o la ex Yugoslavia.
Pero ¨²ltimamente la Administraci¨®n de Bush no parece ser demasiado escrupulosa en materia de respeto a la legalidad y a la justicia internacional. Y ha sido precisamente la "nula cooperaci¨®n" americana en el esclarecimiento de la muerte, el 8 de abril de 2003, del c¨¢mara espa?ol Jos¨¦ Couso en el hotel Palestina de Bagdad, la que ha llevado al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz a dictar una orden internacional de busca, captura y detenci¨®n contra el sargento que dispar¨®, el capit¨¢n responsable de la unidad de blindados y el teniente coronel al mando del regimiento.
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