Prendidos en las alambradas

Si Jes¨²s de Nazaret fuera Benedicto XVI se hubiera asomado hoy a la ventana del ¨¢ngelus rodeado de todos los padres sinodales que en estos d¨ªas le acompa?an en Roma para, a la vista de tanta l¨¢grima derramada sobre el desierto, anunciar urbi et orbi: "Los negros que se quedan prendidos como pendones en las alambradas de Ceuta y Melilla o dejan sus huesos sembrados en las arenas del desierto del S¨¢hara (como ya profetiz¨® Ezequiel) son tambi¨¦n hombres y mujeres que tienen huesos, carne y piel como nosotros, tienen inteligencia y coraz¨®n como nosotros, son tambi¨¦n de esta tierra como nosotros y tienen derecho a vivir en ella como nosotros"...

Pero, como Benedicto XVI no es Jes¨²s de Nazaret, y ¨¦l lo sabe, sigue encerrado en el Vaticano con sus padres sinodales discutiendo sobre si quien debe presidir la Eucarist¨ªa ha de ser hombre o mujer, c¨¦libe o casado, heterosexual u homosexual.

Si Jes¨²s de Nazaret fuera el obispo Bl¨¢zquez, presidente de la Conferencia Episcopal, se hubiera acercado con su secretario, el se?or Camino, al lugar de los hechos para tratar de impedir las muertes del rechazo, y, a la vuelta, pasar por La Moncloa y la sede de Comunidad Europea para decirles con energ¨ªa: "No es l¨ªcito ausentar a esos negros de nuestras fronteras como chivos expiatorios de nuestro bienestar y dejarlos en manos del rey de Marruecos -de bien probada "humanidad"- sin pan y sin agua, condenados a no existir sobre las arenas del desierto".

Pero, como el obispo Bl¨¢zquez no es Jes¨²s de Nazaret, y ¨¦l lo sabe, sigue con su secretario construyendo pancartas para la manifestaci¨®n que van a hacer en Madrid en defensa de la ense?anza cat¨®lica en la escuela p¨²blica. Gran tarea esta para regenerar la ¨¦tica de este pa¨ªs, como ve.