Siempre abierto a lo nuevo
La noticia de la muerte de Haro Tecglen me ha ca¨ªdo como un mazazo. Yo estaba convencido de que en la hora de las necrol¨®gicas ¨¦l escribir¨ªa la m¨ªa. Era bastantes a?os m¨¢s joven que yo, y en este caso se pod¨ªa hablar de joven refiri¨¦ndose a un octogenario.
Le hab¨ªa encontrado hac¨ªa poco tiempo y le hab¨ªa visto como siempre: erguido, sonriente, con un humor a veces c¨¢ustico, un poco ¨¢crata, pero siempre conectando con la juventud, siempre abierto a lo nuevo, ¨¢gil de reflejos, comentando diariamente la actualidad y criticando con valor a los poderosos, a los fuertes que se consideran con derecho a golpear y oprimir a los d¨¦biles. Su columna diaria en EL PA?S estoy seguro que contaba con un p¨²blico joven y fiel.
Le conoc¨ª hace muchos a?os en Par¨ªs, en un caf¨¦ del barrio Latino, cuando ambos est¨¢bamos en la flor de la edad, ¨¦l con algunos a?os menos, pues hab¨ªa sido el ni?o republicano de la Guerra Civil, como titul¨® uno de sus libros, cuando yo era ya un joven republicano con responsabilidades pol¨ªticas.
Esta entrevista la consider¨¦ muy interesante, pues ¨¦l era director de un diario espa?ol en T¨¢nger y entonces el Partido Comunista buscaba afanosamente contactos en el mundo de los intelectuales que comenzaba a situarse frente a la dictadura.
Ya en esas fechas comenz¨¢bamos a columbrar que la alianza de las fuerzas del Trabajo y de la Cultura iba a ser el arma m¨¢s eficaz para minar el poder de los vencedores y abrir el camino a la libertad de Espa?a.
De una forma muy sencilla, sin sacar el pecho, sin alharacas, Haro Tecglen se mostr¨® dispuesto a ayudarnos, lo que en aquel momento no era tan frecuente como lo fue m¨¢s tarde, cuando el movimiento antifranquista alcanz¨® una amplitud mayor.
Eduardo Haro Tecglen colabor¨® activamente con el Partido Comunista, ofreciendo incluso su casa para albergar a dirigentes comunistas clandestinos.
Sin embargo, yo no creo que Haro fuera ideol¨®gicamente comunista; creo m¨¢s bien que era un republicano de izquierdas, bastante radical, que estuvo ayudando al Partido Comunista, cuando los antifranquistas se refer¨ªan a ¨¦ste como "el Partido", sin m¨¢s apelativos, conscientes de su papel frente a la dictadura.
Cuando vino la transici¨®n y la legalidad democr¨¢tica, Eduardo sigui¨® siendo, como antes, un hombre de izquierda, un periodista, un escritor y conferenciante brillante comprometido con todas las causas de la izquierda, desde la lucha contra la entrada en la OTAN hasta las movilizaciones contra la invasi¨®n de Irak. Esta firme actitud no ha sido desmentida nunca.
Todav¨ªa en su pen¨²ltima columna de EL PA?S, criticando la pol¨ªtica norteamericana en Cuba y en Irak, dej¨® escrita una sentencia a la que puede atribuirse un valor eterno: "Todo bloqueo, embargo, cerco, castigo a un pa¨ªs est¨¢ fuera de la moral".
?Adi¨®s, Eduardo Haro Tecglen! No escribo el ?descansa en paz! de rigor porque t¨² preferir¨ªas, a¨²n en la tumba si ello fuera posible, revolverte y seguir haciendo la lucha con tu pluma y tu palabra contra todos los tiranos y opresores que ensombrecen la vida de las gentes de este planeta.
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