Ya no ser¨¢ lo mismo
Tengo 87 a?os. Tambi¨¦n he sido "una ni?a republicana". He le¨ªdo y disfrutado de casi todos tus escritos. Cada ma?ana era feliz con EL PA?S, leyendo tu art¨ªculo y vi¨¦ndome representada por una persona tan estupenda como t¨²: franca, sensible, honrada, con ideas claras con las que yo coincid¨ªa pero que nunca hubiera podido expresar tan bien como t¨² lo hac¨ªas. ?Era tan estupendo leer todo lo que una persona de izquierdas puede decir! Nunca ofendiste mis sentimientos, y a pesar de tu aparente pesimismo siempre ve¨ªa el trasfondo de c¨®mo ayudabas a querer vivir. En una cosa no estaba conforme: en que no votaras, y, por fin, la ¨²ltima vez, y a tu edad, quisiste tomar la decisi¨®n de hacerlo y te admir¨¦ y te lo agradec¨ª. ?Hab¨ªas visto las orejas al lobo? Siento una tristeza enorme de pensar que ya no voy a poder saber tu opini¨®n sobre toda la vida misma.- Mar¨ªa Cruz Keller Arquiaga. Madrid.
Con la muerte de Eduardo Haro Tecglen siento la necesidad, casi obligaci¨®n, de dirigirme al peri¨®dico que me permiti¨® descubrirle como periodista, escritor, testigo y v¨ªctima de uno de los episodios m¨¢s dram¨¢ticos de nuestra historia.
Mis inicios como lector de su columna no me resultaron nada f¨¢ciles. Su estilo directo, casi c¨¢ustico. Su permanente cr¨ªtica a comportamientos considerados como normales para todos, menos para ¨¦l. Sus opiniones tan personales y, seg¨²n se dice ahora, tan pol¨ªticamente incorrectas, me supon¨ªan tener que realizar un enorme esfuerzo para completar su lectura sin interrupciones, dada la reacci¨®n rechazo-sorpresa que me provocaban.
Pasado un tiempo, y sin ser consciente del porqu¨¦, cada d¨ªa que compraba EL PA?S empec¨¦ a tener la necesidad de "enfrentarme" a su columna y de sentir sensaciones fuertes.
M¨¢s adelante comenc¨¦ a disfrutar con sus textos. Comenc¨¦ a compartir parte de sus opiniones y a lograr barruntar (al menos eso creo) cu¨¢les eran sus miedos y sus objetivos dentro del devenir pol¨ªtico de esta Espa?a que nos ha tocado en suerte.
Tengo muy claro que el disfrute con sus textos se produjo por un cambio m¨ªo y no de ¨¦l.
De este hombre nunca olvidar¨¦ la fortaleza de sus ideas, la valent¨ªa para defenderlas y su capacidad para expresarlas.
A partir de ahora, cada d¨ªa, cuando abra este peri¨®dico, ya no ser¨¢ lo mismo. Muchas gracias y hasta siempre. - Carlos San Mart¨ªn Lacalle. Logro?o.
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