Nadal supera la trampa
El mallorqu¨ªn vence a Ginepri y juega hoy contra Ljubicic la final del torneo madrile?o
El mensaje lleg¨® en forma de obus centellante y cegador, de bala amarilla transformada en pelota de tenis. Robby Ginepri cerr¨® el primer juego del segundo set con un ace imparable, el colof¨®n perfecto para un juego que gan¨® en blanco, y as¨ª le dijo a Rafael Nadal que no estaba dispuesto a rendirse, que ¨¦l quer¨ªa jugar la final contra el croata Ljubicic, que no se iba a rendir. Desde ese momento y hasta el final, Nadal tuvo su aliento en el cogote. Sinti¨® que el partido se le escapaba de las manos. Que le dol¨ªa su maltrecha rodilla izquierda, esa tendinitis que le va y le viene. Que ten¨ªa que hacer algo. Y grit¨®. "?Toma!", lanz¨® al aire en pleno tie break, con la pelota a¨²n en juego, celebrando con adelanto el final que llegaba: Nadal gan¨® 7-5 y 7-6 (7/1) y se clasific¨® sin ceder un solo set para la final.
Todo empez¨® con un Ginepri imperial, dominante, brillante en el servicio, intimidante gracias a su juego de fondo, profundo y arriesgado en la b¨²squeda de las l¨ªneas. Nadal no encontraba respuesta. Llegaba a pelotas imposibles, abusando de sus rodillas y gastando energ¨ªas con generosidad. Envolv¨ªa la pelota para contestar a los angulados tiros de Ginepri, en un juego de tiral¨ªneas mareante, continuo y vertiginoso que inevitablemente acababa con los aplausos de los 10.000 espectadores que por fin llenaron el Madrid Arena. Pero no bastaba. Nadal no pod¨ªa. No acababa de encontrar la manera de acabar con Ginepri, un jugador rocoso, consistente, un rival de cuidado en pista r¨¢pida que este a?o ha llegado a las semifinales del Abierto de Estados Unidos. Tanto intimid¨® Ginepri a Nadal que estuvo 5-4 arriba en los dos sets.
"He empezado muy cansado", admiti¨® luego el tenista mallorqu¨ªn. "Me faltaba un poco de chispa y todo se me ha hecho un poco complicado al principio", resumi¨®.Complicado es poco. Ginepri le busc¨® las cosquillas meti¨¦ndole en una trampa. Primero le convenci¨® de que se echara atr¨¢s, de que dejara espacio entre ¨¦l y la l¨ªnea de fondo porque el partido iba a transcurrir entre golpes, como una especie de torneo para decidir qui¨¦n le pegaba m¨¢s fuerte. Nadal le hizo caso. Apret¨® el brazo. Tens¨® sus m¨²sculos. Dej¨® espacio. Y se encontr¨® con que Ginepri llevaba la batalla a la red, con que las dejadas le pillaban siempre muy lejos y a contrapi¨¦, con que le hab¨ªan enga?ado al proponerle jugar el partido seg¨²n la ley del m¨¢s fuerte. Lleg¨® tarde a una, dos y tres dejadas. Caz¨® la cuarta. Y a Ginepri se le encogi¨® el brazo.
Por ah¨ª comenz¨® a escap¨¢rsele el partido al estadounidense. El saque, su arma m¨¢s poderosa, cambiante seg¨²n el lado de la pista, dej¨® de entrarle. Tuvo que jugar los puntos decisivos con segundos servicios. Empez¨® a fallar, a cometer errores no forzados (38 por los 10 de Nadal). Comenz¨® a ponerse nervioso, como antes del partido, cuando se vio exiliado a una esquina del vestuario por la invasi¨®n de los periodistas que ven¨ªan de jugar el torneo amateur. Jug¨® un tie break lamentable, lleno de fallos, de restos f¨¢ciles perdidos en la red, de bolas desperdiciadas, un final injusto para su magn¨ªfico partido. Y acab¨® perdiendo.
"He terminado con un poco de dolor en la rodilla", explic¨® luego Nadal, "aunque no estoy preocupado. Ya queda s¨®lo un partido y aguanto, seguro", dijo durante la rueda de prensa, a la que acudi¨® casi dos horas despu¨¦s del partido, cargado con sendas bolsas de hielo en sus rodillas y tras haber pasado por la camilla del fisioterapueta. "Me ha dicho que est¨¢ m¨¢s cargada que otros d¨ªas", admiti¨® el jugador mallorqu¨ªn. A Nadal le duele la rodilla. Pero no se queja. ?l deja los mensajes para las pistas y los almanaques: hoy puede ganar su quinto torneo masters del a?o, el decimoprimero de la temporada, y ya ha ganado m¨¢s partidos desde enero que Roger Federer, n¨²mero 1 del mundo: 78 por 77.
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